VICTORIA MORETE
Domingo

La cárcel del Caribe

Después de los estallidos sociales del año pasado, la dictadura cubana endureció la represión. Pero volverá a pasar: los jóvenes ya no tienen miedo. Ni nada que perder.

A 63 años de la Revolución Cubana, todo está peor. Aunque pocos lo quieran contar, Cuba se ha convertido en un infierno para sus ciudadanos. Son presos que prefieren subirse a una pequeña balsa de madera, en pésimas condiciones, y lanzarse a la deriva en el mar, con altas probabilidades de morir en el intento, antes que seguir disfrutando de los logros que proclama la Revolución.

Cuba es un país en el que los jóvenes ya no sueñan, donde sólo se busca escapar para sobrevivir. Un país en el que un médico, un ingeniero o un arquitecto deben trabajar en la noche como taxistas o meseros en algunos de esos típicos bares pintorescos para turistas. Un país-cárcel, en el que unas pocas familias del poder militar manejan a su antojo la vida de toda una población.

La situación para los jóvenes en Cuba es escalofriante. Quienes no logran escapar del país ya no le encuentran sentido a la vida, no hay motivos para seguir adelante. La represión, el miedo y las torturas son el acompañamiento diario que les inflige el Estado socialista. De aquel masivo estallido social del 11 de julio pasado a hoy, el régimen se ha endurecido y llegó a su nivel más cruel en años. Hoy Cuba es el país con más presos políticos del continente (más de mil), en su mayoría menores de 25 años y con penas de entre 15 y 30 de prisión.

Ya no importa ni la edad ni el sexo. Todos son carne de cañón. Hasta un niño de 14 años, Christopher Lleonart Santana, el más joven de todos los prisioneros de la dictadura.

Ya no importa ni la edad ni el sexo. Todos son carne de cañón, hasta un niño de apenas 14 años, Christopher Lleonart Santana, el más joven de todos los prisioneros de la dictadura. No es casualidad que recientemente medios como el New York Post y la BBC hayan llamado la atención difundiendo su caso. Christopher recibe un tratamiento psiquiátrico desde los 5 años, por tener una discapacidad mental. En la madrugada del 17 de julio, sicarios de la policía política se lo llevaron detenido. Todavía sigue preso, mientras que hay otros 33 menores de 18 años en proceso de condenar, de los cuales seis permanecen en prisión.

Aun así, la resistencia y el hambre de libertad siguen en pie, cada día más fuertes. Son muchos los héroes que están dejando su vida, a pesar de las trágicas consecuencias, por la libertad del pueblo cubano. La situación en el país está cada vez peor y, según cuentan algunos ciudadanos, sólo falta una chispa para que todo vuelva a explotar, y es por eso que las alarmas del régimen están activadas. Hay, por ejemplo, secuestros de mujeres a la luz del día, como el de Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, arrestada por séptimo domingo consecutivo y ahora amenazada con ser llevada a prisión por “sedición y desacato”, cuando sólo caminaba por la calle con una rosa blanca en la mano. También está el caso de José Daniel Ferrer, secuestrado el 11 de julio, ahora en huelga de hambre en solidaridad con los demás presos políticos, De él sabemos que viene recibiendo torturas diarias.

Mientras tanto, la juventud cubana sigue ingeniándoselas para salir del país, tratando de buscar cualquier oportunidad. Es una juventud que se ha divorciado completamente del Partido Comunista Cubano, especialmente en las escuelas y en las universidades. A diferencia de hace algunos años, el PCC ya no tiene forma de conseguir jóvenes para sus actos estatales y, peor aún para ellos, no tienen forma de conseguir que algún joven se preste para ningún show de la Unión de Jóvenes Comunistas, el órgano central para el control de los estudiantes en las universidades cubanas. Me atrevo a decir, por lo que sigo cada día sobre la situación interna en el país, que más del 90% de los jóvenes cubanos está en contra del régimen, pidiendo, de forma urgente, un cambio. Esto lo pudimos observar en las manifestaciones del 11 de julio, lideradas por jóvenes de todo el país. Lo que hace a la situación cubana una bomba de tiempo.

No es país para jóvenes

Todo esto se ve reflejado en datos. Cuba va camino a convertirse en el único país del continente en reducir su población para 2050. Así lo indica el World Population Prospects de las Naciones Unidas. De 11,3 millones se pasará a 10,3 millones de habitantes. Hablamos de una reducción de un 9,2% de la población. Eso contribuye a otro problema: el constante abandono de jóvenes hizo que el envejecimiento poblacional se convierta en uno de los mayores riesgos del país. En la actualidad, un 21,3% de la población cubana es mayor de 60 años. Para el año 2025, se estima que la cifra alcance un 25% y ya para el 2050, ese mismo número subirá a casi el 35%, convirtiéndose en el país más envejecido de la región.

Todos quieren irse, nadie quiere quedarse. Cuba es un lugar que está hecho sólo para los turistas y los hijos de los altos mandos militares. El resto se encuentra en un completo olvido, desamparados a la espera de un milagro, que ya va tardando más de 63 años en llegar. Nadie sabe cuándo podrá volver a ocurrir otro 11 de julio.

Las redes sociales fueron un factor importante, el talón de Aquiles del régimen, que le mostró una realidad muy diferente a miles de jóvenes.

Aquel día, todo sucedió espontáneamente, nadie se lo esperaba. Comenzó en el pequeño pueblo de San Antonio de los Baños y llegó a La Habana y decenas de otras ciudades. Fue un estallido social que retumbó en todo el país. Las redes sociales fueron un factor importante, el talón de Aquiles del régimen, que le mostró una realidad muy diferente a miles de jóvenes. Aunque la Internet llega a un bajo número de personas, su utilidad ha sido inmensa. No es casual que luego de las protestas el régimen cortara todas las telecomunicaciones por más de 48 horas, dejando a todo el país aislado para que nadie pudiera conocer las atrocidades que había cometido.

También por esto el régimen prepara una “ley mordaza” para agregar al Código Penal en los próximos meses. El artículo 185 del apartado “desacato” dirá: “Quien amenace, calumnie, difame, insulte, injurie o, de cualquier modo, ultraje u ofenda, de palabra o por escrito, en su dignidad o decoro, a un funcionario público, autoridad o a sus agentes o auxiliares, en ejercicio de sus funciones o en ocasión o con motivo de ellas, incurre en sanción de privación de libertad de seis meses a un año o multa de 100 a 300 cuotas, o ambas”. Las penas aumentan de uno a tres años si los comentarios son dirigidos al dictador Díaz Canel o alguno de los altos mandos. Esto apunta principalmente a las redes sociales.

Nadie sabe qué puede ocurrir en los próximos meses. Cuba es una bomba de tiempo. Los ánimos se encuentran peor que nunca y los miedos se van perdiendo a pesar del  gran aumento de la represión y del control de la población. A los cubanos en la isla ya no les queda nada para perder, están cansados, enojados, pisoteados por un pequeño grupo de familias que se han adueñado del país.

El 11 de julio el pueblo cubano dijo basta. Fue un antes y un después en la historia de Cuba. Es sólo cuestión de tiempo que vuelva a pasar.

 

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Agustín Antonetti

Coordinador en la Fundación Libertad de Argentina. Director Latin America Watch (FIL). Activista de derechos humanos.

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