LEO ACHILLI
Domingo

No hay plata

La percepción de que la recesión continúa pone a los argentinos más pesimistas y menos cercanos al Gobierno, según el IDI. Los votantes de Patricia Bullrich en 2023 empiezan a alejarse.

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El relevamiento de fines de septiembre mostró un Índice de Irasciblidad Social (IDI) de -13 puntos, confirmando por cuarto mes consecutivo un desgaste en el humor social y una mayor crispación. En esta edición el IDI desciende de dos puntos con respecto agosto y alcanza su resultado más bajo desde el inicio de la serie, en marzo.

El IDI se diseñó a partir de considerar las variables tradicionalmente llamadas blandas, que sirven para anticipar el estado de la opinión pública y los niveles de tolerancia que después se materializan en clave electoral. Es elaborado mensualmente por Casa3 y publicado en exclusiva por Seúl, y se construye a partir de nueve variables que miden posicionamientos actitudinales y de opinión de los argentinos respecto a su estado de ánimo, situación económica personal, del país y a la performance gubernamental, entre otros aspectos. Como resultado de las nueves variables se obtiene una única magnitud que varía entre -100 (el nivel máximo de descontento) y +100 (el máximo nivel de conformidad posible). El relevamiento de septiembre se hizo con 2640 casos a nivel nacional, usando una metodología mixta y con un margen de error de +/- 1,94%.

Que el IDI permanezca en números negativos significa que la sociedad pierde poco a poco la “paciencia” que venía mostrando sobre la situación socioeconómica y política del país. Esto, sin dudas, impacta en la imagen del presidente y en la valoración de la gestión nacional. No obstante, es importante remarcar que el IDI tiene como protagonista a la gente, su humor, qué sienten, qué les preocupa, qué piensan del futuro. La política y las decisiones de la administración pública influyen, por supuesto, porque forman parte de la vida de los argentinos, pero el IDI, a diferencia de otros índices, no tiene como centro de análisis el desempeño del gobierno.

La tendencia negativa, es decir la caída en el IDI, se atribuye principalmente a la pérdida de confianza en las expectativas futuras, una notable disminución en el estado de ánimo de los argentinos y la percepción de que el Gobierno va perdiendo su capacidad para resolver los problemas económicos. Continúa la recesión, seis de cada 10 argentinos tienen “miedo” de perder el empleo y si bien el gobierno nacional muestra “control” en la inflación, la percepción de la gente es que la reducción de la inflación ya no se refleja en los precios del día a día: por lo menos el 66% de la población lo afirma de esta manera. Todo este conjunto de opiniones y percepciones complementan y refuerzan este deterioro en el IDI.

¿Éxodo bullrichista?

Existen otros indicadores que, si bien no forman parte del IDI, ayudan a entender posibles causas de esta tendencia negativa. En primer lugar, la aprobación de la gestión viene cayendo desde hace cuatro meses. En septiembre se profundizó el balance negativo, con un 53% de desaprobación versus un 42% de aprobación. La diferencia más significativa se dio entre los votantes de Patricia Bullrich, que fueron clave para el triunfo de Milei en el ballotage. Son los que están manifestando dudas sobre el rumbo de la gestión, dicen que esperan más resultados y no se muestran del todo convencidos respecto de la capacidad del gabinete de resolver los problemas del país. Este electorado muestra un aumento de 22 puntos en su desaprobación con el gobierno entre julio (14% de desaprobación) y septiembre (36%). La buena noticia para el Gobierno es que la aprobación sigue siendo mayor, aunque debería observar estas luces amarillas, ya que la tendencia de los últimos tres meses es negativa. Como dijimos varias veces, este electorado de Juntos por el Cambio es sensible a las formas y algunas reacciones del gobierno lo inquietan y distancian. El IDI muestra algo similar. Entre los votantes de Bullrich, el estado de ánimo bajó de +43 puntos en abril a +9 en septiembre, todavía en números positivos, pero con tendencia a la baja.

Más allá de la demanda de más resultados por parte de la sociedad, es importante recordar que durante septiembre el Gobierno tomó algunas decisiones que podrían afectar a una base amplia de su electorado, como el aumento de tarifas y el veto al aumento a los jubilados, un segmento etario bastante afín al PRO. Asimismo, más allá de los números de la macroeconomía, esta encuesta muestra que en la cabeza de los argentinos la recesión continúa: 7 de cada 10 argentinos resignaron consumos el último mes, las familias “gastan menos”, el 55% de la sociedad dice que los ingresos no alcanzan para cubrir los gastos mensuales. Por último, y no menos importante, el INDEC publicó el índice de pobreza, que coloca a la Argentina en una posición social crítica y también explica el efecto negativo en el estado de ánimo de los argentinos.

Por otra parte, en septiembre, observamos un Milei más “político”, que presentó el presupuesto en el Congreso y por cadena nacional, un recurso tan usado por Cristina Kirchner y que generó desgaste. Después agasajó a los diputados que apoyaron su veto, discutió por redes sociales con distintos periodistas, etc. Pareciera que se mimetizó con la “casta” política contra la que tanto apunta. Eso también pudo influir negativamente.

Si focalizamos el análisis del IDI por segmentos, los jóvenes de 16 a 29 años siguen siendo la base que apoya y sostiene a este gobierno desde su génesis, aunque mostraron por tercera vez consecutiva una tendencia a la baja, que se profundizó en septiembre. Otra alerta para los estrategas de Milei. Los jóvenes representan el segmento que más “esperanza” mantiene en el gobierno, donde se registran las mayores expectativas y, en contraposición, quienes menos sufren la situación económica. Es el único segmento que mantiene un balance positivo dentro del IDI: +1, es decir, un humor social favorable.

Al igual que en las anteriores mediciones, el resto de los segmentos por edad registran números negativos. Una novedad positiva para Milei y su gabinete es que el segmento de 30 a 49 años (los jóvenes viejos) mejoran su IDI cinco puntos porcentuales, ubicándose en -13 puntos.

Una historia repetida

La caída sostenida del IDI nos presenta una película que los analistas de opinión pública ya vimos en la historia nacional. Los argentinos gestionan en su ADN una gran frustración por las repetidas desilusiones y la sensación de vivir en crisis económica permanente. Con el tiempo la sociedad se volvió menos paciente, más exigente y con necesidades de resultados más inmediatos. Como les pasa a todos los gobiernos, después de casi un año, la opinión pública muestra signos desfavorables. Existe un desgaste real, pero por el momento pareciera aún resistir. La opinión pública resulta especialmente importante para este gobierno, porque es su principal “activo” y la justificación para conseguir apoyos más allá de su propia tropa.

En esta coyuntura la gestión de Javier Milei decidió defender a capa y espada el equilibrio fiscal, pero ¿a qué costo? La marcha por las universidades públicas y lo mencionado sobre las jubilaciones son temas que golpean y afectan transversalmente a todos los argentinos. Hay derechos adquiridos, sobre todo banderas y símbolos de clase media, que son difíciles de adulterar si las políticas públicas no son claras. La calidad de la educación pública es uno de esos derechos. Es así como para la gente, incluso la que lo votó, se vuelve más difícil acompañarlo en este desafío complejo que es ordenar y estabilizar el país.

La tendencia negativa en el IDI nos reconfirma que la sociedad va perdiendo la paciencia y muestra síntomas de irritabilidad. En términos populares, la sociedad tiene “mecha corta”. ¿Podrá el gobierno de Milei volver a encantar a quienes dejaron de verla?

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Mora Jozami

Licenciada en Relaciones Internacionales. Analista de opinión pública. Directora de Casa3.

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