LEO ACHILLI
Domingo

Empate con sabor a victoria

El fin de año encontró a los argentinos en su mayor nivel de esperanza y expectativas positivas sobre el futuro. La gran pregunta es cómo se traducirá ese optimismo en las elecciones.

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Gran momento, gran año, gran futuro”. Con estas palabras acompañó el vocero presidencial, Manuel Adorni, la selfie que subió a X hace unos días, donde se lo ve junto al presidente y al resto de los ministros en un asado en la Quinta de Olivos. Era una postal de caras felices y exultantes en la que Javier Milei tenía, como es habitual, sus dos pulgares en alto. No era para menos: el presidente y su equipo lograron, pese a problemas de todo calibre y más de un tropiezo, terminar su primer año de gestión con números a su favor.

En su edición final de 2024, el Índice de Irascibilidad Social (IDI), elaborado con datos relevados en diciembre, confirma la tendencia positiva registrada en octubre y noviembre y alcanza su mejor marca desde que empezó a publicarse, en marzo del año pasado. Con un valor de “cero”, que lo ubica en mitad de tabla, el IDI refleja un aumento de 4 puntos respecto a la medición anterior.

Elaborado mensualmente por Casa3 y publicado en exclusiva por Seúl, el IDI es un barómetro del estado de ánimo de la opinión pública. Basado en nueve variables que miden actitudes y opiniones de los argentinos sobre su situación económica personal y del país, así como el desempeño gubernamental, entre otros aspectos, condensa toda esta información en un único valor. Dicho valor oscila entre -100 puntos, que indica el nivel máximo de descontento, y +100 puntos, que representa el mayor nivel de conformidad posible. El “cero” obtenido en diciembre muestra una opinión pública a mitad de camino entre ambos extremos.

Según el IDI, el humor social se mantiene fuerte en hombres y jóvenes (16 a 29 años), que siguen siendo la base de apoyo principal del gobierno. No obstante, en diciembre creció más el apoyo entre mujeres y en adultos (30 a 49 años y 50 a 65 años).

Los sentimientos de esperanza y optimismo sobre el futuro del país vienen cobrando fuerza. Podría pensarse que el espíritu festivo de fin de año influye en el ánimo de la población, ofreciendo una perspectiva más esperanzadora de cara a 2025. Sin embargo, la compleja historia argentina demuestra que diciembre suele ser un mes de alta tensión social, marcado por cortes, marchas, piquetes y otras formas de conflictividad.

En este contexto, el gobierno ha logrado sortear los desafíos con éxito: el 50% de la población aprueba la gestión de Milei (frente a un 43% que no lo hace) y el 55% valora su habilidad en la gestión económica, entendiendo que está resolviendo los problemas del país o que sabe cómo hacerlo pero necesita tiempo. Estos indicadores adquieren un peso especial en un contexto de marcadas restricciones económicas, lo que otorga un doble mérito a esta validación.

El año pasado estuvo marcado por innumerables ajustes, perceptibles incluso en diciembre, un mes asociado a un aumento en las compras. Uno de cada dos argentinos asegura que sus ingresos familiares no son suficientes, y casi dos de cada tres ha tenido que recortar su consumo. El 59% afirma comprar productos de segundas marcas, el 52% adquiere menos indumentaria y el 45% incluso ha renunciado a sus vacaciones de verano.

A pesar de la promesa de que, sin el impuesto PAIS, los precios de las plataformas digitales disminuirían, el 37% ya canceló algún servicio de streaming. La esperanza, aunque presente, está acompañada de un clima de tensión e incertidumbre: más de la mitad de la población teme perder su trabajo o que algún familiar lo pierda. La estabilidad laboral se consolida como una de las principales preocupaciones de los argentinos, incluso por encima de la reducción de la inflación.

En otras áreas de gestión, la sintonía entre el accionar del oficialismo y las demandas ciudadanas no es unívoca. Por ejemplo, el hecho de que el proyecto de Ficha Limpia no se haya convertido en ley evidencia cierta disonancia, considerando que siete de cada diez argentinos apoyan esa iniciativa. La corrupción y otros temas vinculados a la institucionalidad se mantienen entre los principales problemas del país, lo que representa un llamado de atención para el oficialismo. La falta de avances en este frente pone en riesgo su capacidad de diferenciarse de lo que ellos mismos han llamado, con tono despectivo, “la casta”.

Milei cierra su primer año de mandato habiendo manejado no solo los vaivenes de la macroeconomía, sino también el sentir social, consolidando un respetable margen de gobernabilidad de cara a los próximos meses. El gobierno se percibe victorioso en este terreno y se muestra confiado frente a la contienda electoral legislativa de 2025. El hecho de que Cristina Kirchner, según la opinión pública, sea la principal líder de la oposición y que tanto ella como su espacio político, el kirchnerismo, ostenten los niveles más altos de imagen negativa (60%), acelera y refuerza la estrategia oficialista de polarización.

De cara a 2025 y con el objetivo de lograr una performance electoral exitosa, el Gobierno enfrenta múltiples retos, varios de los cuales requerirán flexibilidad y sintonía fina. Enfrenta, en definitiva, su mayor desafío: cumplir con las expectativas que él mismo ha generado.

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Mora Jozami

Licenciada en Relaciones Internacionales. Analista de opinión pública. Directora de Casa3.

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