LEO ACHILLI
Domingo

Una señal de alerta

El descontento social aumentó en agosto por tercer mes consecutivo, según el Índice de Irascibilidad Social (IDI) de Casa3 que publica Seúl en exclusiva.

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El relevamiento de agosto arrojó un Índice de Irascibilidad Social (IDI) de -11 puntos, mostrando por tercer mes consecutivo un empeoramiento y por ende una mayor crispación en el humor social. En esta edición el IDI desciende del -7 de julio al -11 de agosto, la marca más baja de la serie que se inició en marzo.

Este índice se diseñó a partir de considerar que son las variables llamadas blandas las que sirven mejor para anticipar el estado de la opinión pública y los niveles de tolerancia que después se materializan en clave electoral. Es elaborado mensualmente por Casa3 y publicado en exclusiva por Seúl, y se construye a partir de nueve variables que miden posicionamientos actitudinales y de opinión de los argentinos respecto a su estado de ánimo, situación económica personal, del país y a la performance gubernamental, entre otros aspectos. Como resultado, se obtiene una única magnitud que varía entre -100, que supone el nivel máximo de descontento, y +100 que refleja el máximo nivel de conformidad posible. El relevamiento para la edición actual se realizó durante el mes de agosto, con 2.640 casos a nivel nacional usando una metodología mixta y con un margen de error de +/- 1,94%.

El deterioro del IDI significa que la “paciencia” social se está reduciendo. Esto impacta directamente (aunque quizás no inmediatamente) en la imagen del presidente y en la valoración de la gestión nacional. Esta caída en el IDI se atribuye principalmente a la pérdida de confianza en las expectativas futuras, una notable disminución en el estado de ánimo de los argentinos y la percepción sobre la capacidad del Gobierno para resolver los problemas económicos. La recesión, el aumento del “temor” a perder el empleo y la percepción de que la reducción de la inflación ya no es tan evidente, complementan y refuerzan este deterioro en el IDI.

Existen otros indicadores que, si bien no forman parte del IDI, ayudan a entender posibles causas de esta tendencia negativa en el humor social. En primer lugar, en los últimos tres meses, la aprobación de la gestión ha caído, y por segundo mes consecutivo, la desaprobación del gobierno supera a la aprobación. Es importante aclarar que las brechas siguen siendo casi del 50/50, lo que nos vuelve a confirmar el estado de polarización social.

La recesión, el aumento del “temor” a perder el empleo y la percepción de que la reducción de la inflación ya no es tan evidente, complementan y refuerzan este deterioro en el IDI.

Por otro lado, y no menor, ha crecido el porcentaje de argentinos que piensan que el responsable de la actual crisis económica es Javier Milei. En marzo, quienes decían que Alberto Fernández y Sergio Massa eran los responsables de la situación económica se ubicaban en 48%, mientras que quienes atribuían la responsabilidad a Milei eran un 38%, una diferencia de 10 puntos porcentuales. Cinco meses después, esa diferencia se redujo a sólo 3 puntos porcentuales.

Si analizamos el contexto y humor social por segmentos, vemos que los jóvenes de 16 a 29 años vuelven a afirmar que son la principal base de apoyo del Gobierno. Representan el segmento que más confía en la gestión de Milei, quienes tienen más expectativas de que el país mejore y, en contraposición, quienes menos se muestran afectados por la situación económica. Es el único segmento que mantiene un balance positivo dentro del IDI, es decir, un humor social favorable.

Por otro lado, en agosto hubo fuertes contracciones entre los adultos mayores de 65 años y más leves en el segmento de 30 hasta 65 años de edad. En los últimos tres meses estos segmentos muestran un agotamiento y cada vez son menos quienes tienen esperanzas de mejora y están dejando de ver una luz al final del camino. A su vez, la paciencia empieza a agotarse entre los hombres, segmento históricamente más afín a Milei, que cedieron 9 puntos en el IDI en los últimos 6 meses, pasando de +4 en marzo a -5 en agosto.

En términos socioeconómicos, se observa un repunte en el IDI durante los últimos dos meses en el segmento alto, que hoy parece ser el más favorable a Milei, pero también una caída en los segmentos medios, y sobre todo, en los bajos. Estos últimos fueron una base crucial de apoyo en las elecciones del año pasado, pero la percepción de falta de mejoras tangibles estaría erosionando ese respaldo. Es evidente que estos sectores enfrentan mayores dificultades para llegar a fin de mes y ven con creciente preocupación la falta de respuestas concretas a sus problemas diarios. Uno de los datos más relevantes en el análisis está vinculado al temor por perder el empleo entre la clase baja, dónde 7 de cada 10 expresan este miedo. La creciente inseguridad económica podría estar profundizando el descontento, principalmente entre aquellos que vieron en Milei un halo de esperanza que empieza a desdibujarse.

¿De qué clase social sos?

Es interesante resaltar que, al preguntarles a los argentinos a qué clase social sienten que pertenecen, 7 de cada 10 se ubica entre la clase media baja o baja, mientras que cuando se los consulta sobre a cuál pertenecían hace un año, menos de la mitad (el 46%) se identificaba en esos segmentos. Patrón similar se observa con quienes se ubicaban en la clase media hace un año, que eran el 43% de los argentinos, mientras que hoy solamente 25% así lo siente. Esto revela una caída de 18 puntos en la percepción de pertenencia a la clase media, evidenciando un significativo deterioro en la percepción de los argentinos. Este es un dato que rompe con la concepción histórica de cómo se autopercibe la sociedad argentina, construida sobre todo por una fuerte y voluminosa clase media.

Por último, se confirma la fuerte caída en el índice entre los votantes de Patricia Bullrich. Según el IDI, el descontento de este grupo ha aumentado considerablemente en los últimos meses, pasando de +43 puntos en abril a +14 en agosto. La reconfiguración de la situación del PRO y diferencias públicas dentro de la cúpula del partido, sumadas a algunas acciones de la LLA, podrían explicar este movimiento.

La caída lenta pero consistente del IDI en estos meses refleja la frustración y el desencanto en algunos temas de gran relevancia en la vida cotidiana. Este descontento pone en evidencia la idea de que un segmento de la sociedad empieza a perder confianza en las expectativas futuras y en la capacidad del gobierno para resolver los problemas económicos. Por otro lado, muestran una erosión en el apoyo de los votantes de Javier Milei, un problema complejo pero que aparece como una alerta que debe ser tomada en cuenta para recuperar a esos electores.

La percepción de que existe un retroceso se acentúa en aquellos ciudadanos que aún apoyan al gobierno y siguen depositando sus esperanzas en el cambio de paradigma. Sin embargo, estos resultados deben tomarse como una advertencia para entender que se puede tratar de una instancia del gobierno en la cual la tolerancia puede (o no) estar llegando a su fin y el descontento social podría seguir escalando con mayores consecuencias.

Por último, tres factores serán importantes de acá a fin de año para volver a esperanzar a aquellos que hoy están perdiendo la visión de un mejor futuro: la reactivación de la economía, con base en el consumo e inversiones que generen trabajo directo e indirecto; mantener y reducir la inflación; y la liberación del CEPO al dólar como señal, no solo a los mercados, sino a la población en general, de que la macroeconómica está finalmente fuera de peligro.

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Mora Jozami

Licenciada en Relaciones Internacionales. Analista de opinión pública. Directora de Casa3.

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