ELIAS WENGIEL
Domingo

Juegos de ciberguerra

Las empresas tecnológicas se están viendo arrastradas al tablero de la geopolítica. El conflicto Rusia y Ucrania, banco de pruebas de una nueva era.

El mundo de Internet tiene un lejano origen estatal: fue creado como una red de comunicaciones segura del Pentágono, que pasó después al uso público. Son muchos los adelantos científicos y tecnológicos que se generaron en el ámbito militar, como por ejemplo el desarrollo de la energía nuclear, hoy la esperanza para una energía más sustentable.

A lo largo de aproximadamente tres décadas, las empresas tecnológicas pasaron de simples emprendimientos individuales o de pocas personas, a ser las grandes empresas que hoy conocemos, como Amazon, Google, Facebook, Twitter y Apple, entre otras.

Su valor bursátil permitió ir midiendo su importancia y poder económico. Fueron empresas globalizadas que se desarrollaron rápidamente en el ámbito privado con carácter trasnacional, y fuera del control o la regulación de los Estados. Parecía haberse gestado un mundo por encima de éstos, más fuerte que gobiernos y sistemas políticos.

Ya una década atrás se fueron delineando tres modelos de regulación estatal de Internet: la estadounidense, versión extrema del libre mercado; la europea, con tendencia a la regulación; y la de China, bajo fuerte control estatal. A ello se suma la “deep web”, una suerte de Internet clandestina que permite diversas actividades ilícitas.

Las tecnológicas y los países

En la primera década del siglo XXI el ámbito global al margen de los Estados fue el modelo que permitió la expansión y consolidación de los “grandes gigantes” de Internet. Pero en la segunda década este mundo se nacionalizó.

Las empresas comenzaron a pertenecer a los países, no en cuanto a su propiedad, sino como sujetos de la pugna geopolítica. La pugna entre Estados Unidos y China por la hegemonía mundial, que se desarrollaba en el ámbito comercial, militar y espacial, se trasladó plenamente al de las empresas tecnológicas.

Las estadounidenses se asumieron como tales, buscando y obteniendo la protección de Washington para sus actividades. A su vez, las chinas también se nacionalizaron y el papel de Huawei en la tecnología 5G fue un ejemplo evidente. Es decir, el campo tecnológico pasó a ser un nuevo ámbito del enfrentamiento geopolítico. Esta pugna se expandió entre las dos potencias, buscando que los demás países del mundo se alinearan con su modelo tecnológico.

Esta pugna se expandió entre las dos potencias, buscando que los demás países del mundo se alinearan con su modelo tecnológico.

Pero al mismo tiempo surgió un cuestionamiento político: la capacidad y el poder de estas empresas para manipular resultados electorales, mediante el uso de los datos de los usuarios. Facebook, en particular, fue blanco de denuncias en Estados Unidos y el Reino Unido por esta causa. Las grandes empresas tecnológicas pasaron a ser un riesgo para la esencia del sistema democrático. Esto las afectó en su imagen y generó una prevención de las fuerzas políticas respecto a ellas.

A eso se sumó el cuestionamiento por el uso económico de los datos de los usuarios, introduciendo una discusión sobre el derecho de propiedad, lo que tampoco favoreció la imagen de estas empresas.

Desde el punto de vista militar, se sumaron nuevas amenazas. Surgieron los términos de ciberseguridad y ciberguerra. Las grandes potencias comienzan a ser acusadas de este tipo de actividades. Estados Unidos y Europa acusan a Rusia y a China de emprender y preparar acciones de agresión política. Agregaron el riesgo de que este tipo de acciones pudiesen afectar los sistemas tecnológicos de los enemigos, paralizando servicios y actividades.

Al mismo tiempo, el crimen organizado comenzó a hackear a grandes empresas y grandes usuarios exigiendo rescates económicos, que en muchos casos se pagaron. Entre el uso con fines militares y el que le da el crimen organizado, la frontera no parece nítida.

El ciberterrorismo es otra faceta que se plantea como amenaza concreta gracias a Internet. Ha permitido la supervivencia de los grupos del extremismo islámico, la comunicación entre sus miembros y el acceso a métodos de acción terrorista. Utilidad militar, crimen organizado y terrorismo encuentran en este ámbito posibilidades concretas de acción.

Una influencia inédita

¿Hay algún antecedente histórico de algo similar al mundo de la Internet desafiando a los gobiernos y sociedades? Si bien hay antecedentes de procesos de globalización, es difícil encontrar procesos con los cuales puedan realizarse comparaciones o encontrarse similitudes. Algunos estudiosos de la literatura han encontrado en la obra de Jorge Luis Borges antecedentes de la Internet como concepto, medio siglo antes de que esta se desarrollara, como en el caso del cuento “El Aleph”.

El uso de las fake news con fines políticos se fue difundiendo y su uso en campañas electorales es ahora común y frecuente. Ello contribuyó al clima de “polarización política” que predomina en Occidente en los últimos años.

No sólo Facebook, Google y Twitter fueron usados como medio de difusión política en la órbita estadounidense: también sucedió con empresas chinas como Tik Tok.

Surgió también un conflicto entre las grandes empresas tecnológicas y los medios de comunicación tradicionales (televisión, radio, prensa gráfica, etc.) por la propiedad de las noticias. La difusión gratuita de los contenidos acentuó el traslado de los usuarios de los medios tradicionales a la web. Eso hizo que el periodismo clásico se sumara a las voces críticas contra los dueños de las empresas tecnológicas.

Jeff Bezos tiene una de las dos fortunas más grandes del mundo y también es uno de los dos emprendedores privados más relevantes de la carrera espacial.

En el ámbito empresario, el poder de estas empresas se hizo creciente y evidente, y no sólo por su valor bursátil. El dueño de Amazon, Jeff Bezos, tiene una de las dos fortunas más grandes del mundo, y también es uno de los dos emprendedores privados más relevantes de la carrera espacial, en asociación con la NASA. Probablemente, la ocupación y explotación económica de los territorios espaciales será el próximo salto científico y geopolítico, en el cual comienzan a jugar un rol algunos dueños de tecnológicas.

El conflicto entre Rusia y la OTAN, el más relevante en el ámbito político y estratégico desde la disolución de la Unión Soviética, muestra la importancia del llamado “ciberespacio”. Siete ministerios de Ucrania fueron hackeados en la tercera semana de enero. Hay quienes piensan que si el conflicto deriva al plano militar, la fecha del inicio de las operaciones deberá ubicarse en ese hecho.

Guerra híbrida

Este conflicto también muestra lo que es el concepto de “guerra híbrida”, en la cual Rusia parece ser la potencia más capacitada. Este tipo de guerra combina las fuerzas armadas tradicionales con milicias, fuerzas especiales encubiertas y operaciones en el ciberespacio.

Las grandes empresas tecnológicas fueron una novedad que produjo grandes transformaciones inéditas. Pero ahora ellas se enfrentan a riesgos y amenazas que las obligan a salir de su ensimismamiento para entender la historia, la política, el poder, la guerra, la creciente desigualdad social, los nacionalismos, las religiones y la cultura.

Hasta ahora, en su actividad ha predominado la rentabilidad como expresión del espíritu emprendedor del capitalismo. Pero ahora su supervivencia dependerá más de la capacidad de entender y comprender un mundo que hasta ahora les ha sido ajeno.

 

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Rosendo Fraga

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