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Acá vas a encontrar siete de las 15 respuestas a nuestra encuesta a periodistas de 2025. La portada para ver la introducción y los enlaces a todas las respuestas la encontrás acá. Las ocho respuestas restantes están acá. Copiamos a continuación las cuatro preguntas sobre el Gobierno, la economía, la oposición y la democracia que hicimos a nuestros invitados.
1. ¿Considera que el presidente Milei debe hacer cambios profundos en su gabinete y su esquema de decisiones para recuperar la energía política de sus primeros meses de gestión? En caso de que sí, ¿cuáles?
2. ¿Con cuál de estas dos frases se siente más cerca: a) “Ha habido tropiezos y contratiempos, pero el rumbo del plan económico es en general el correcto” o b) “El plan económico va por mal camino, después de las elecciones debería haber un replanteo”? ¿Por qué?
3. ¿Cómo valora el rol de la oposición en este año y medio y qué posibilidades electorales les ve al PJ, los ex miembros del Juntos por el Cambio y la nueva liga de gobernadores?
4. ¿Cuál es su balance de estos casi 42 años de democracia? ¿Qué cosas funcionan bien y qué cosas funcionan mal?
Ahora sí, las respuestas.

Joaquín Morales Solá
La Nación
1. En primer lugar, Milei debe cambiar su forma de relacionarse con la política y no sólo sus gestos. También debería incorporar a más funcionarios con experiencia política y aceptar el consejo de los que fueron sus aliados, a los que perdió en la realidad de los hechos. Pero para hacer todo eso debería aceptar primero que su política de soberbia, aislamiento y agresiones fracasó.
2. Me identifico sin dudas con la primera frase. Los grandes rasgos de la política económica, más allá de algunos errores de instrumentación, son los correctos. El país está destruido y no hay otro camino que explorar el de la sensatez. La Argentina no se recuperó nunca de la gran crisis de principios de siglo.
3. La oposición comenzó muy bien. Milei consiguió leyes increíbles en el Congreso. Pero luego el Gobierno se aisló y la oposición peronista empezó a hablar públicamente de acefalía presidencial. A eso se le suma la fragmentación de los partidos democráticos, como PRO y el radicalismo. El Congreso es una fábrica de rumores destituyentes. El peronismo está construyendo una alternativa presidencial con Axel Kicillof. Falta una alternativa razonable, que podría expresarla la reconstrucción de lo que fue Juntos por el Cambio. Hay dirigentes que están trabajando en ese proyecto. Pero no será fácil ni rápido.
4. Es el período más largo de vida democrática desde la generación que protagonizó la organización nacional. No es una conquista menor, con sus luces y sombras. Los gobiernos son elegidos popularmente y nadie discute los resultados electorales. Hasta Milei reconoció sus derrotas; al revés de Trump, por ejemplo. Y existen también las sombras, sobre todo en el ejercicio democrático. A veces, sobró autoritarismo y faltó la vocación de negociar y acordar, que es esencial en la vida democrática. ¿Ejemplos? Cristina Kirchner y Milei.

Ignacio Miri
Clarín
1. Lo pienso y no sé cómo podría hacer un cambio profundo de ese tipo. Milei no tiene un partido político capaz de proveer cuadros de recambio y no veo qué partidos o sectores pueden hoy conservar estímulos para incorporarse al Gobierno. Es cierto que a pesar de la derrota bonaerense y en casi todas las otras provincias, todavía existe la posibilidad numérica de que gane la elección nacional de octubre, pero como máximo podría obtener una minoría insuficiente de legisladores propios. Incluso si consigue eso, Milei tendrá problemas para establecer alianzas con otros legisladores para conseguir gobernabilidad e incluso para mantener a los propios dentro de sus bloques. En ese contexto, sin muchas posibilidades de ampliar la alianza de gobierno, los cambios en el esquema de decisiones –si es que ocurren– están destinados a ser efímeros.
2. Me inclino por la segunda opción, sobre todo porque es un plan económico que ya no parece tener sustento político. No pienso a los planes económicos como suelen hacerlo algunos economistas. Las decisiones económicas de los gobiernos siempre están sujetas a sus resultados y antes de eso, a la posibilidad política de ser implementadas. En el caso de la búsqueda del superávit fiscal, el Gobierno se fabricó una encerrona política muy difícil, que termina conspirando contra la posibilidad de mantener ese superávit. El año que viene, según parece, será necesario un mayor ajuste o una suba de impuestos para mantener el superávit.
La mayor ventaja que tiene Milei es que la oposición está muy fragmentada. Pulverizada, en algunos casos.
3. La mayor ventaja que tiene Milei es que la oposición está muy fragmentada. Pulverizada, en algunos casos. Por eso mismo es que pudo mantener vivas partes de su mega-decreto inicial, por ejemplo. Es difícil encontrar –fuera del final de la Ley de Alquileres– algún cambio visible que haya provocado en la sociedad aquel mega-decreto, presentado en su momento como el inicio de un cambio revolucionario. La oposición fue muy débil en este año y medio, y actuó siempre temerosa del castigo de los votantes. Ahora todo cambia, porque comprobó que el votante tiene más ganas de castigar a Milei. En ese contexto, no veo posibilidades electorales en el corto y mediano plazo de esta liga de los gobernadores –en rigor, es una categoría que siempre me resulta vacía, sobre todo porque nunca tiene votos– y tampoco veo un camino para que se rearme JxC. El peronismo, por supuesto sí tiene posibilidades electorales, a pesar de que hoy sigue fragmentado y sin líderes indiscutibles.
4. El hecho de que el régimen se mantenga ya me obliga a que el balance sea positivo. En lo que respecta a la política y a la organización institucional, hay algo que sí me preocupa. Hoy resulta muy difícil conseguir los consensos necesarios que exige la Constitución para algunos nombramientos: el de los jueces de la Corte es un caso, pero no el único. Es difícil incluso votar algunas leyes que requieren mayorías especiales. Eso abre una disyuntiva que para mí no tiene solución a mano: cambian los políticos o cambia la Constitución. No tiene solución porque no veo posibilidades de que las mayorías que imaginó la Constitución –entre otras cuestiones, para evitar que lleguen al poder políticos como Milei– hoy puedan volver a consolidarse. Además de ese problema que me preocupa a mí, por supuesto, está la enorme deuda económica. La Argentina no camina hacia la prosperidad desde hace mucho tiempo, y eso es algo muy descorazonador. En ese campo me cuesta mucho encontrar cosas que funcionen bien.

Romina Manguel
Radio con vos, Canal 9
1. Considero que debería hacer cambios radicales, no cosméticos. A la vez, es una contradicción, porque cambios de este tipo atentan contra el dogma de su gestión. La pregunta que nadie pudo responder hasta ahora es en manos de quién o quiénes están esas decisiones. Milei habla o sabe de economía. El resto, ya dijo, no le interesa. Ese vacío que deja el Presidente en la toma de decisiones, ¿quién lo ocupa?
2. Ninguna de las dos. El plan de hoy no es el mismo con el que asumió y eso no tiene que ver con tropiezos sino con decisiones respecto, por ejemplo, del Banco Central, o quién paga el ajuste o la dolarización. No creo que haya consenso acerca de si es o no “correcto”. Defiende el superavit, no lo va a negociar, pero alcanzado ese objetivo (con tremendos costos sociales) no veo una segunda etapa o cómo se avanza. En sus propias palabras se quedó en los cimientos.
3. La oposición en general estuvo contenida por el Congreso. Funcionó el mecanismo con las herramientas democráticas. Más allá de lamentables participaciones individuales primó el todo más que las partes. Los salvó el Congreso. El PJ no aprendió nada y se sigue fagocitando en internas. Ya se llevaron puesto un gobierno, no aprendieron la lección y Cristina Kirchner todavía obtura a Kicillof. Juntos por el Cambio: ¿qué era eso? La liga de gobernadores parece esperanzadora si no se matan a egos.
4. Funciona la democracia. Los mecanismos institucionales. Los vetos en el Ejecutivo y los rechazos en el Legislativo hablan de un sistema de división de poderes sólido. El presidencialismo es un riesgo cada vez más notorio. El gabinete es frágil. Hombres y mujeres sin cargo ni firma al frente de decisiones complejas. Y la Justicia deja mucho que desear.

Jorge Fernández Díaz
La Nación, Radio Mitre
1. Sí, creo que tiene que hacer cambios urgentes. Creo que tendría que entrar en el Gobierno un jefe de Gabinete con gran, gran experiencia y un nuevo ministro del Interior con solvencia profesional para manejar la política. No solo la política hacia las provincias y otras cosas como los acuerdos de gobernabilidad, sino también para detener la catarata de errores que implica generar permanentemente enemigos, tirarse tiros en los pies, enfrentar sectores sensibles con empecinamientos increíbles. Es decir, alguien que le maneje toda la política integral al Gobierno. Y también la electoral. Lo principal me parece que que es eso.
2. El rumbo del plan económico es correcto en el sentido de bajar la inflación y luchar por el por el déficit cero, pero me parece a la vez que las cosas no van bien. El Gobierno ha cometido una serie de errores macroeconómicos muy graves, sobre todo en los últimos seis meses, que han producido un estancamiento, que han producido una falta de reservas y una mala planificación sobre lo que implica una reconversión de la política industrial para miles de personas que viven de ella, con una una apertura indiscriminada de la importación de la noche a la mañana sin crear un puente sector por sector. Me parece que los econochantas, cuando le señalaban todos estos puntos al Gobierno, sobre todo los los puntos macroeconómicos, tenían razón. Le estaban advirtiendo de un problema profundo que había en la macroeconomía. Después otros sectores le estaban señalando, todos con acierto, que el consumo iba en picada, que se asomaba una recesión y que se cerraban miles y miles de PyMEs y comercios en cadena. Eso parece un error grave del plan económico. Creo firmemente que el Gobierno tiene que cambiar de equipo económico. El equipo económico especializado en finanzas ya dio lo que tenían para dar.
Creo firmemente que el Gobierno tiene que cambiar de equipo económico. El equipo económico especializado en finanzas ya dio lo que tenían para dar.
3. Una parte importante de la oposición le puso el hombro al Gobierno, le permitió gobernar el primer año. El Gobierno, erradamente, con una egolatría increíble, decidió traicionar una y otra vez a los que le daban la mano de diversas maneras. Insultándolos, planteándoles “violeta o nada”, y luchándoles en cada territorio. Ha sido muy ingrato con la gente que lo ayudó. Con respecto a la liga de gobernadores, me parece una autodefensa que a la vez ha creado, o está creando, o quiere crear una alternativa profesional, multi-ideológica, pero republicana, de centro. Me parece interesante. No sabemos cuál va a ser su evolución. Después está la otra oposición, que es la oposición kirchnerista, que es excluyente, que es mafiosa, que es inepta, y que es lo que conocemos de siempre. Es el gran activo que tiene el Gobierno: que enfrente tiene a los kirchneristas.
4. No creo que se la pueda acusar a la democracia de los de los graves errores económicos y políticos que se cometieron. Sería como acusar al fútbol, al reglamento del fútbol, por haber perdido un campeonato. La democracia es la el mejor sistema posible y la alternativa a la democracia siempre es algo peor. Con lo cual no puedo calificar a la democracia porque sería como calificar el reglamento. Lo que sí puedo calificar es a quienes llevaron a cabo los distintos partidos, cómo los plantearon y cuáles fueron los resultados, que en muchos casos fueron malos. Sin embargo, tuvieron momentos con ellos y cualquier historiador razonable o politólogo sabe que la Argentina también hizo algunas cosas buenas. Estamos son obnubilados por las malas, efectivamente. Si algún alumno de alguna universidad económica quiere aprender cómo se viven los mayores cataclismos posibles, aquí tiene una antología. Con hiperinflaciones, con deflaciones, con recesiones profundas, con depresiones. Con corralito, con pesificaciones: hemos vivido un verdadero desastre. Deberían venir más estudiantes de economía del mundo para ver en en vivo y en directo esta antología de los errores económicos que hemos cometido.

Ignacio Ortelli
Radio Rivadavia, A24
1. Más allá de los nombres, el diseño actual del gabinete fracasó. Es el esquema, más que las individualidades, lo que está agotado. Hay un jefe de Gabinete con poder acotado al que de repente el Presidente pretende empoderar sin mayor explicación; un asesor todopoderoso que quedó relegado sin aviso ni explicación frente a sus interlocutores de la oposición con los que había tejido vínculos; ministros que toman decisiones y otros que no pueden hacer casi nada sin chequear con el tándem Karina Milei-Eduardo “Lule” Menem. Tanta disfuncionalidad convirtió al Gobierno en un actor poco confiable para buscar alianzas estratégicas. El interrogante es si la reformulación del equipo y de su estructura de mando no llega demasiado tarde. Ni Karina Milei ni los Menem pueden conducir esta etapa si es que el Gobierno quiere no sufrir en el camino a octubre.
2. Con ninguna de las dos. Por un lado, las medidas adoptadas para la economía eran imprescindibles y tuvieron relativo éxito en una primera etapa. Pero en los últimos meses el plan empezó a dar señales de agotamiento. En buena parte por las falencias políticas y por una insólita subestimación de lo que implica un año electoral. Esto lo llevó a apostar a todo o nada con el tipo de cambio, con la confianza de que cerrar 2025, después de las elecciones, aprobando el paquete de reformas (tributaria, laboral y previsional) luego iba generar un shock a su favor. Hoy eso ya se descuenta que no va a ocurrir, por lo que deberá replantear después de octubre.
3. La oposición ha sido importante en el primer año de Milei para aportar gobernabilidad al Gobierno frente a un kirchnerismo que nunca dejó de lado su voracidad. Lo curioso es que mientras sectores dialoguistas hacían su aporte para que a partir de las reformas se generara expectativa positiva por Milei, lo que recibían eran acusaciones. A diferencia de lo que ocurrió en la gestión de Macri, dieron gobernabilidad sin esperar casi nada a cambio y cuando no concedieron el 100% fueron denostados. La fractura de ese vínculo era sólo cuestión de tiempo. De cara a 2027 intuyo que una alternativa republicana, seria, madura puede ser competitiva sólo en caso de que Milei no complete un buen mandato. El kirchnerismo-peronismo, haga lo que haga, siempre tiene un lugar en el balotaje.
4. La pregunta en sí es una trampa y no lo digo cuestionando a quien la realiza sino partiendo de la conciencia de que en ocasiones fue utilizada con el afán de equipararla a cualquier otra forma de Gobierno. Suponer que los problemas o lo que funciona bien o mal pueden ser atribuibles al sistema y no a quienes lo interpretaron nos expone a una equivocación de base. Creo que entre las grandes deudas con la sociedad de esos intérpretes, que son los políticos, en estos 42 años de democracia se anotan la falta de un modelo económico con consenso que garantice el desarrollo, una Justicia veloz, ágil y transparente, una mayor madurez en el diálogo político y una política de Estado en materia de seguridad que permita a los argentinos vivir tranquilos. En el haber, creo que la sociedad es mucho más republicana que la mayoría de los políticos y eso ha permitido a lo largo del tiempo que los anticuerpos se activaran a tiempo cuando aparecía alguna figura con vocación autocrática y buscaba concentrar la suma del poder público.

Martín Rodríguez Yebra
La Nación
1. Milei quedó obligado a repensar su equipo de colaboradores y el esquema de toma de decisiones. En parte los cambios tienen que ver con su propio rol en la estructura. Durante meses actuó bajo la premisa de que la política iba a ordenar la economía: los desequilibrios del programa eran pasajeros y se acomodarían cuando el Gobierno ganara las elecciones de medio término. Al mismo tiempo decía que la política era una actividad aborrecible, que le causaba rechazo y que la delegaba en otros (principalmente su hermana). En esa prescindencia hay que rastrear el origen de una división interna que le causó mucho daño al Gobierno. Se tomaron decisiones que, a la luz de los resultados electorales, debilitaron en extremo la gestión. Su desprecio a la política también implica un desdén por algunos códigos propios de la actividad, como el cumplimiento de los acuerdos con los aliados. Así afectó la confianza de sus gestores políticos y fue quedando en una peligrosa intemperie en el Congreso. El efecto disciplinador de las encuestas de popularidad se diluyó hasta llegar a un punto crítico con el escrutinio bonaerense.
En resumen: va a necesitar ponerse de verdad al frente de la toma de decisiones políticas. Ante la previsión de una segunda mitad de mandato conflictiva, en minoría parlamentaria y con un apoyo popular más acotado, le ayudaría contar con una nueva figura fuerte en el Gabinete con capacidad de interlocución con los gobernadores y cuya palabra sea respetada. Parece difícil que pueda gobernar eficientemente sin pensar un esquema de alianzas más estable, lo que tal vez haga conveniente incorporar a dirigentes de otro color político.
2. De tener que elegir, me inclinaría por la segunda opción. Milei y Luis Caputo sorprendieron con un plan que se presentó como liberal-libertario, pero que en los hechos tenía rasgos marcadamente heterodoxos. Fue muy exitoso para enfrentar la crisis heredada y bajar la inflación, pero pronto empezó a mostrar inconsistencias. Se acumularon parches y volantazos, siempre disimulados desde la narrativa como si fueran parte de un plan tallado en piedra en tiempos inmemoriales. El esquema estalló antes de tiempo. La ilusión de que un éxito arrollador en las elecciones de medio término permitiría acomodar el desorden parece diluirse.
El Presidente parece resignarse a un reajuste mayor después de octubre. Seguramente sin arriar su bandera principal, que es el orden fiscal. Necesita definir cómo va a hacer para juntar dólares y para evitar que el parate actual de la actividad se convierta en recesión.
3. La oposición vivió poco más de un año en estado de perplejidad y miedo. Milei los castigó con el látigo del 55% del balotaje y eso le alcanzó para darse una gobernabilidad sin demasiados sobresaltos. La implosión de Juntos por el Cambio lo ayudó en ese objetivo, mientras el kirchnerismo se anulaba solo, abatido por su último fracaso y por un festival de internas. Fue una oposición colaborativa en gran medida por asunción de su propia impotencia. El Gobierno les devolvió vitalidad a sus adversarios al desafiarlos electoralmente con una estrategia que sobrevaloró el apoyo popular de Milei. Los últimos tres o cuatro meses el Congreso se convirtió en un campo de guerra, los potenciales aliados se convirtieron en enemigos que pelean por la supervivencia.
El Gobierno les devolvió vitalidad a sus adversarios al desafiarlos electoralmente con una estrategia que sobrevaloró el apoyo popular de Milei.
En cuanto a las posibilidades electorales, el peronismo sorprendió con su desempeño en la provincia, pero se engañaría si creyera vivir un renacimiento. Kicillof salió fortalecido de su duelo con Cristina Kirchner, pero todavía es un gobernador débil, que está lejos de ordenar el partido en su propia provincia. A nivel nacional el partido está desarticulado y lejos de iniciar siquiera un proceso de reconfiguración.
El PRO quedó en una crisis de identidad después de la derrota porteña y de los acuerdos posteriores con LLA. Tiene un desafío enorme si quiere reconstruirse como opción electoral independiente del destino de Milei. El radicalismo también salió malherido de la irrupción libertaria. Como partido, está en su punto más bajo desde la caída de Fernando de la Rua. La liga de gobernadores es por ahora un movimiento para defenderse de la política agresiva de Milei hacia las provincias. Tiene un largo camino por delante para construir identidad, programa, espíritu comunitario y que todo eso soporte la obligada definición de un liderazgo.
4. El balance es positivo por lo que significa ese número, 42, a la luz de la historia argentina. Se ha construido una institucionalidad lo suficientemente sólida para que la ruptura democrática no se perciba como una opción. Argentina es un país de altísima intensidad política, pero en el que no nos matamos para resolver las diferencias. Los presidentes van y vienen. El que está en el poder reconoce la derrota cuando es superado. Las cosas que funcionan mal no son atribuibles a la democracia, sino a los argentinos como sociedad. Pongo al tope de la lista la inestabilidad económica crónica y la incapacidad para trazar un rumbo de desarrollo claro que revierta la tendencia actual a que cada generación tiene peores perspectivas que la anterior.

Mariano Bergero
La Voz del Interior
1. Sí. El gabinete necesita un recambio que lo refresque. Hay sensación de parálisis en la gestión incluso desde antes del shock que representó la dura derrota bonaerense. La percepción de que Karina Milei toma decisiones, en algunos casos, por encima del presidente, es un punto negativo. Su continuidad en el Gobierno se ha transformado en un problema por las sospechas sobre presunta corrupción que pesan sobre ella. Su silencio al respecto, y la incapacidad para poder explicar públicamente las acciones que le endilgan, son un lastre para el Gobierno.
2. Con la frase a). El equilibrio fiscal es fundamental para la sustentabilidad a mediano y largo plazo de la economía argentina. Sin embargo, el plan económico debe incluir y contemplar, además, políticas que apunten al desarrollo productivo y el dinamismo estratégico de la industria con un esquema importador que conviva con el entramado industrial del país. Tras un apoyo inicial sin matices, hay un reclamo creciente de empresas e industriales del interior al Gobierno para que incorpore una mirada más amplia que los incluya.
3. La oposición no kirchnerista colaboró ampliamente en el primer tramo de la gestión Milei, consciente de la debilidad parlamentaria. Le votó la segunda versión de la Ley Bases y le otorgó facultades excepcionales durante un año. Si el Gobierno continúa cerrado al diálogo como hasta ahora, los ex miembros de Juntos por el Cambio podrían seguir sumándose a Provincias Unidas, que aparece como una construcción de centro y federal. El engorde o no de ese armado dependerá del resultado que obtenga Milei en los comicios de octubre. Respecto del PJ, el resultado en la provincia de Buenos Aires demostró que sus posibilidades de volver al poder se acrecientan si el Gobierno no realiza correcciones al plan que ejecuta.
4. El balance es positivo, a pesar de las profundas falencias y los resultados adversos en los principales indicadores sociales que tiene el país. El consenso y la defensa generalizada de la gran mayoría de los sectores de que la democracia está por encima de todo es el principal valor. El sistema judicial es el poder del Estado que requiere un replanteo más profundo. No hubo un combate serio contra la corrupción desde la Justicia. Las pretensiones de ampliación de la Corte no ayudan, sobre todo porque esconden tentaciones de reparto partidario y no de mejora genuina del cuerpo. Completar las dos vacantes con personas idóneas e incuestionables en su lucha contra la corrupción ayudarían a mejorar la imagen del alto tribunal.
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