ELOÍSA BALLIVIAN

Debate de almas

Los lectores están divididos acerca del artículo de Juan Cruz Fernández de la semana pasada.

Hola, Sr. Escritor:

Un artículo interesante y bastante panorámico de lo que pasa con la política y eso del fútbol, que me llamó la atención. Claro, de ciertas cosas muy poco sé, con respecto a la piratería, etc.

Lo único que me sigue chocando es el uso de esas palabras en inglés: “has been”, “cringe”, “newsletter”. Y me pregunto si todos los lectores saben bien inglés. Aunque estos supieran esta lengua, me molesta esa práctica continua de muchos escritores y periodistas que usan esta lengua extranjera como buen recurso literario. Es mejor saber bien nuestra lengua, que poco a poco va perdiendo su esencia: no se usan artículos; el pronombre cuando es necesario, no en este artículo, pero vi eso en otras ocasiones y demás.

Me imagino y creo que los que escriben son personas de grandes conocimientos y saben su castellano bien, también inglés y otras lenguas. ¡¡¡Eso es muy hermoso!!! Sin embargo, escribamos en castellano y no mezclemos con inglés, a menos que sea necesario, como streaming u otra palabra o expresión técnica. Nuestra lengua es también parte de nuestra identidad.

Veo que en los Estados Unidos no hacen eso de mezclar con el castellano, siendo esta la primera lengua europea hablada en este país, mucho antes que el inglés.

En fin, seamos orgullosos de la lengua de Cervantes más que de la de Shakespeare. No quiere decir que no aprendamos otras lenguas, al contrario. Yo aprendí varias y me gustan las lenguas en general. Seamos más coherentes. “Finally, I must congratulate the person who wrote this article”. ¡¡¡Amemos nuestro castellano!!!

Amén,

–Dra. Rosita Chazarreta Rourke y chau, con cariño.

(Gane quien gane el partido este domingo, espero no haya líos como pasó con Uruguay y Colombia. Es un partido y nada más. Hay problemas muy serios en nuestra Patria, la Argentina, para pelearse por un fútbol. Mi opinión).

Estimados Hernán y staff de Seúl,

Apareció la nota que abarca total y completamente mis sentimientos personales, desde la segunda vuelta que ganó Javier Milei, acerca del momento que vive la Argentina.

Mi admirado José Larralde, en un par de actuaciones en las que tuve la fortuna de verlo, en Olavarría, comentaba que incorporaba a su repertorio canciones que “él debió haber escrito”, pero que otros autores “se le adelantaron”: Marcelo Berbel, Osiris Rodríguez Castillos, Víctor Abel Giménez.

A los clarificadores conceptos de Juan Cruz Fernández, la “luz” que brota de ellos es tan prístina, que para quienes los lean es imposible que “no la vean”.

Esta nota no hubiese podido escribirla yo, ni transformar mis ideas en esa fila perfecta de palabras. Pero, bueno, alguien lo hizo, ¡¡y de qué manera!!

¡¡Abrazo afectuoso, Juan Cruz!!

¡¡Gracias una vez más, Seúl!!

–Daniel Stoessel

Como buen español, y más de aquella época, mi abuelo tenía siempre a mano dichos o refranes que sintetizaban una situación en pocas palabras. Cuando veía algo exagerado, lanzaba una advertencia: “No tan calvo que se le vean los sesos”. Me parece que a esa defensa del gobierno de Milei se le ven los sesos.

Está bien reclamarle coherencia a algunas “almas bellas” que parecerían vivir en un termo irreal, pero por lo menos a mí no me parece claro que se combata a la patria corporativa proponiendo contra viento y marea a Lijo como juez de la Suprema Corte. Justo al presidente, secretario y tesorero (sobre todo esto) de la patria corporativa.

No voy al galope en busca de una sociedad ideal, pero sí en busca de una sociedad más limpia, menos presa de “la casta”, y si me dicen que para eso (aunque ahora parece que lamentablemente nunca llegaré) debo asociarme con los hasta ahora usufructuarios de ese régimen, contesto también tomando prestada una frase de Sabina: “Cuando me hablan del destino, cambio de conversación”.

En fin, que me gustaría menos ruido mediático y más hechos. Fue acaso Ortega y Gasset el que convocó: “Argentinos, a las cosas”.

–Oscar Azagra

Felicito calurosamente al autor del artículo “Almas bellas“, lleno de serenidad y de cordura. Lo he compartido con mis contactos a través del “estado” de WhatsApp.

–Prof. Dr. Martín Zubiria
Catedrático jubilado de la Universidad Nacional de Cuyo

¡¡Excelente artículo de opinión!!

–Dolores Casal

Comparto la nota de Juan Cruz Fernández acerca de los condicionamientos de la realidad, pero tengo objeciones serias:

La innecesaria elección del impresentable Lijo.

El mantenimiento de los Massa Boys y parte de La Cámpora en la administración pública, ignorando a buenos burócratas de Cambiemos.

El destrato a López Murphy y a muchos comunicadores que ayudaron a salvarnos del populismo, como Fernández Díaz, Morales Solá y otros tantos. Y no darle la acreditación a Silvia Mercado.

La eventual ruptura con España, Brasil y el Mercosur.

El ninguneo a Macri, que le permitió ganar.

Los charters de jets para asistir a mitines políticos con la inefable hermanísima.

Entre otras lindezas, las aquí reseñadas me inhiben de militar a favor de un proyecto que es lo más cercano a lo que siempre propicié (en el desierto).

–elidevoto@xxxx.com

PD: ¡Mi alma dista bastante de ser bella!

Muy buena la mirada sobre la película Días perfectos.

–Estela Guyot

No noté que hacía tanto tiempo que leí la trilogía final de Oriana. De un saque los tres, con fruición. Y cada vez que hablan de los musulmanes, la nombro y digo “Fallaci lo dijo”. En realidad, lo describió. Y estoy convencida de que el islam no es nada simpático y equilibrado. Me dediqué a leerlo y es tenebroso. Julián Marías lo dijo también. Nosotros, Occidente, somos los que representamos la libertad, Oriente la falta de ella. ¿Cómo llegamos a esto? Sólo desidia y comodidad. La libertad es trabajo diario en las pequeñas cosas. Y no te cuento en defensa de la civilización.

Excelente artículo.

–María Elisabeth Noria Martinez

No estoy de acuerdo.

Lo prefiero segmentado, sin colectivos. Lo hace más exclusivo.

En Europa, los barrios exclusivos no tienen transporte público, salvo subte.

–Alberto

Estimado equipo de Seúl, buen día.

Un amigo me reenvió por WhatsApp su nota en Asunto.

Tengo 79 años. Coincido con que hay almas que sólo ellas se suponen bellas. Coincido sustancialmente con su nota, y más aún con su análisis pragmático del período 1862 hasta 1916. Y es precisamente desde 1916, por graves razones externas, que tuvo que contrarrestar nuestro primer gobierno populista, cuando a mi criterio comienza la curva decreciente del desarrollo argentino.
También para el mundo, los vencedores de la Primera Guerra Mundial, con las enormes indemnizaciones aplicadas a la Alemania perdedora, abonaron las semillas de las ideas que se materializaron en Hitler, Mussolini y otros. En la Argentina, por algo ocurrió el golpe del año ’30 que designó presidente a Uriburu. Sólo hubo 14 años de gobiernos democráticos.

Su nota parecería orientar el inicio del populismo y la decadencia económica a partir de Perón. Yo interpreto que Milei considera que la decadencia argentina es más que centenaria. A mi criterio, por varios hechos negativos que se superponen, la Argentina dejó de desarrollarse a partir de la Primera Guerra Mundial. Obviamente, eso no altera mi coincidencia con su crítica a las almas que sólo ellas se suponen bellas.

Les sugiero analizar las consecuencias de la Primera Guerra Mundial para la Argentina y para el liderazgo externo de las naciones en el mundo. En la Argentina, el siglo XX nos trajo la Ley Sáenz Peña, Yrigoyen, la inmigración e Inglaterra como principal inversor, empleador y cliente argentino. Les señalo varias puntas de una madeja cortada en muchos tramos.

Perón, a mi criterio, profundizó la pendiente descendente de una crisis que comenzó cuando él tenía 20 años de edad.

Atentos saludos,

–Jorge Zapata

La defensa ciega, fanática e hipócrita que hacen de Occidente e Israel es, como mínimo, tan vergonzosa que muy lejos de comportarse como periodistas resultan unos meros propagandistas de las mentiras y sesgos informativos de un Occidente cada vez más agresivo que, con su brazo armado, la OTAN, está llevando al mundo al borde de una nueva guerra mundial.

Leerlos a ustedes equivale a leer cualquier comunicado oficial de cualquier potencia occidental. O sea, una pérdida de tiempo.

–Enrique Depietri

Estamos saturándonos de la “cosa” pública que intenta amordazar el pensamiento. Pepito es un señor mayor que cree que es la Estatua de la Libertad. Los chicos de Olga se divierten como si estuvieran en el patio de su casa. Lo observable es que su matriz de pensamiento es idéntica a la de los mayores de –pongamos– 50 años. Así somos, así construimos el chiste, que sirve para quitarle fierro al tema: a nadie le divierte que una nena tenga que prostituirse para comer.

Lo del gordo Dan: este gobierno es la versión local de Stalin.

–Ana Ierace

Cuánto sentido común condensado en pocas líneas en la nota #67 de Hernán Iglesias Illa acerca del racismo de la canción de algunos jugadores de nuestra querida Selección nacional acerca de los jugadores del seleccionado francés.

Me llamó la atención el tono apologético, como pidiendo disculpas por pensar las cosas con honestidad. Ya desde el inicio de la nota, titulada “No escuchen, no corran la bola”, hasta los párrafos finales, con el “prefiero que nos quieran, por más ñoño que pueda soñar”. Si bien me pareció un artefacto literario simpático para captar interés, también me dejó pensando ese tono apologetic (como pidiendo disculpas).

Hace poco aprendí una palabra nueva: elegía. La elegía es un tipo de poema de lamentación o desesperanza. Creo que la nota en cuestión es de alguna manera una elegía. Una lamentación sobre una oportunidad perdida de ser un poquito más queridos como país. La nota en cuestión me hizo pensar en cómo a veces el tema queda entre dos extremos. De un lado, el lamento por la oportunidad perdida, y del otro, un patrioterismo exacerbado.

Creo que la historia verdadera es que los argentinos somos un pueblo de corazón grande en el que todos son bienvenidos. La canción racista en cuestión no representa ni siquiera el carácter noble de los argentinos que la cantan. En vez de elegías, hagamos apología de la historia verdadera. De que los argentinos somos gente buena.

–Ignacio Gorupicz

PD: Excelente la revista Seúl. Gracias.

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