El Cable Francés

El arresto del humorista Graham Linehan por sus posteos tuits contra el colectivo trans expone el doble estándar de la justicia británica: dura con la derecha, blanda con la izquierda.

De cómo las olimpíadas de la victimización sirven para mostrarse del lado correcto de la historia.

¿Hemos entrado definitivamente en la era poswoke? Los jeans de Sydney Sweeney dicen que sí.

El antisemitismo resurge con fuerza inédita desde los años 30. Ya no viene solo de la extrema derecha: la izquierda lo disfraza de antisionismo mientras crece la violencia.

El calor parisino revela dos males franceses: la histórica reputación de mal olor corporal y la escasez de aire acondicionado en la ciudad.

La cobertura mediática del conflicto palestino-israelí invierte la regla periodística de proximidad: los medios occidentales empatizan más con lo ajeno que con lo cercano.

Los jóvenes occidentales rechazan los símbolos patrios mientras abrazan causas ajenas. Un fenómeno que revela el autoodio cultural y la crisis de identidad en Europa.

No me quita el sueño que vayamos a ser menos humanos. Lo inquietante es ver cómo los más educados se extinguen por exceso de previsión mientras otros se multiplican.

Aunque fuera perfecta, yo rechazaría una obra creada por IA. Para entender mi propia resistencia, exploré lo que ocurre en mi campo: el periodismo transformado por algoritmos.

Un informe de Reporteros Sin Fronteras sobre la libertad de prensa critica duramente a Argentina y Estados Unidos mientras pasa por alto censuras como la de Brasil, lo que evidencia posibles sesgos.

La erosión de la confianza en las élites e instituciones impulsó espacios alternativos, como los podcasts. El revés de esta democratización es la proliferación de charlatanes influyentes.

La revuelta contra las instituciones deja de ser marginal: juicios surreales en Francia, conspiracionistas en la Casa Blanca y rechazo a las élites evidencian el colapso de los consensos de posguerra.