BERNARDO ERLICH
Domingo

Se garantiza un momento espléndido para todos

El documental 'Get Back' muestra unos Beatles al borde de la disolución pero todavía capaces de magia y camaradería. El efecto de intimidad e inmediatez es fantástico.

Dentro de los círculos de fanáticos de Los Beatles, muchos, variados y globalizados, siempre existió la siguiente teoría conspirativa: la película Let It Be, la cuarta del grupo, estrenada en 1970, no fue editada en DVD en su momento porque era un bajón. No le faltaría razón a la especulación; en ese filme de Michael Lindsay-Hogg –en su momento director del programa musical de televisión Ready, Steady, Go!– abundan las caras largas, las discusiones circulares que no conducen a ninguna parte, Yoko Ono, pero sobre todo impera el aburrimiento. El director se consideró a sí mismo un huérfano en aquellos días: Los Beatles perdieron interés por el proyecto y nunca se avinieron a terminarlo. Nueve meses más tarde al director se le comisionó que armara una película con lo que hubiera para cumplir con el contrato y Lindsay-Hogg cumplió.

Algo parecido le sucedió al ingeniero Glyn Johns, que en los hechos reemplazaba también al productor George Martin, escaldado tras las guerras intestinas de Los Beatles que atravesaron la confección del Álbum blanco en 1968. Dejaron las cintas de Get Back en sus manos, le pidieron que hiciera la mezcla final, no le dieron ninguna indicación y finalmente fueron rechazadas. Luego, ya en 1970, John Lennon propuso que esas grabaciones quedaran en manos de Phil Spector, quien realizó un trabajo muy discutido. Sobre todo por Paul McCartney que se escandalizó cuando escuchó destrozada su canción “The Long and Winding Road”, con orquestación profusa y dramáticos coros femeninos que rozaban la ópera.

Esa fue la gota que derramó el vaso y el final fue cantado ante el público el 10 de abril mediante una fría gacetilla en donde Paul McCartney se entrevistaba a sí mismo con la excusa de la inminente aparición de su disco solista, McCartney. “¿Ves un futuro donde la dupla Lennon/McCartney vuelva a estar activa?”. La negativa a la pregunta selló el destino del cuarteto. O al menos lo hizo público: poco se sabe del interés de los otros tres de repensar la ruptura. Que existió, pero esa ya es otra historia.

Medio siglo más tarde, en 2017, apareció en cuadro Peter Jackson, el famoso director neozelandés aclamado por su trilogía de El señor de los anillos, que había solicitado una reunión con los actuales directivos de Apple Records para interesarlos en un proyecto y se llevó otro, el premio mayor: las 57 horas de filmación no utilizadas en Let It Be para que hiciera una nueva película con ellas.

¿Revisión histórica? Sí, pero no para instalar un nuevo relato sino para que veamos que los malos tiempos de Los Beatles no fueron tan malos

¿Revisión histórica? Sí, pero no para instalar un nuevo relato sino para que veamos que los malos tiempos de Los Beatles no fueron tan malos; que en 22 días de enero de 1969 atravesaron una gran cantidad de climas: buenos, infernales, intrascendentes, geniales. El resultado es Get Back, una docuserie de tres capítulos de dos horas que se estrenaron por Disney+ entre el jueves y ayer. “Te da la verdadera sensación de ser la proverbial mosca la pared y verlo todo”, prometió Jackson. Y cumple y dignifica.

Obviamente, el proyecto Get Back no se agota en el documental, aunque éste sea su pieza magistral, sino que viene acompañado de la reedición deluxe del álbum Let It Be, que consta de cinco CDs cuyo material ha circulado subterráneamente por décadas bajo el nombre de Get Back Sessions pero mejorado: la edición original del título ha sido remezclada a 2021, lo que le otorga un punch más contemporáneo. Entre esos CDs aparece la mezcla rechazada de Glyn Johns. El tercer objeto es un libro mayormente de fotografías y transcripciones de las charlas entre los cuatro Beatles durante aquel “invierno del descontento”.

Borrón y peli nueva

En la primera charla que Paul McCartney tuvo con Peter Jackson sobre el documental, se mostró preocupado por la exhumación de los restos de Let It Be: podrían oler muy mal. Jackson, que ya había visualizado buena parte del material, le dijo que no estaba encontrando la tristeza que quedó plasmada en la película original, sino una gran cantidad de buenos momentos, reveladores y divertidos. “¡Es así como yo los recuerdo!”, coincidió Paul sobre aquellos tiempos.

Luego, el avance del proyecto, detenido por la pandemia, fue revelando que había otros instantes no tan luminosos, como aquel en el que George Harrison se eyectó de Los Beatles y hubo que firmar un tratado de paz para seguir adelante. Pero Jackson tuvo el ingenio de hacer como cantó Paul en “Hey Jude”: tomó algo triste y lo mejoró.

“¿Cómo seguimos ahora?”, se pregunta razonablemente el director original, Lindsay-Hogg, en el nuevo film sobre su propio film “¡Nos repartimos los instrumentos de George!”, responde Lennon.

Uno sospecha primero y vuelve a sospechar después: ¿no habrá venido Peter Jackson a hacer una limpieza histórica del final beatle? Da la impresión de que no, porque la separación de Los Beatles es uno de los tópicos musicales más estudiados de todos los tiempos y se sabe que en 1969 hubo muchas fricciones, pero que en el despuntar de aquel año todavía no se olfateaba la cala que los políticos mencionan ante la inminencia de un cadáver político.

Pasaron muchas cosas en 1969, y otra de las que sucedió posteriormente fue la grabación de Abbey Road, quizás la cumbre del cuarteto inglés. El verdadero “get back” (volver, regresar, retomar) ocurrió en aquel disco, cuando tras el abrupto final del proyecto Get Back, Paul le imploró a George Martin que los produjera y le aseguró que todo iba a volver a ser como antes. Y así fue: aunque las rencillas personales no se detuvieron, al menos los cuatro Beatles lograron volver a concretar una obra maestra e icónica.

Cuando se publicó Abbey Road el almanaque estaba por deshacerse de la hoja de septiembre, Get Back dormía el sueño de los justos hacía ya varios meses y John Lennon quería un divorcio, pero no podía hacerlo público. El mánager por él designado, Allen Klein, le dijo que entorpecería la renegociación del contrato leonino con EMI, que redundaría en un más que interesante aumento en las regalías. Pocos meses más tarde y con las firmas ya estampadas, Paul McCartney hizo su anuncio ante la frustración de Lennon, que lo había pensado primero.

En 1970, con Los Beatles en cuidados paliativos, Get Back devino en Let It Be y se editó en mayo de 1970 con el grupo ya formalmente disuelto. La tapa era como un epitafio que mostraba la división irrefutable: cuatro fotos individuales con fondo negro.

Como dicen algunos economistas sobre la inflación, la separación de Los Beatles fue algo multicausal.

Como dicen algunos economistas sobre la inflación, la separación de Los Beatles fue algo multicausal. Fue la conclusión lógica de una serie de acontecimientos que se inician cuando dejan de presentarse en vivo y luego pierden a Brian Epstein, que murió –o se quitó la vida, todavía subsiste ese interrogante– en 1967. Get Back es sólo un eslabón en esa cadena, como un equivalente al hijo al que una pareja trae al mundo como remedio a un proceso de separación. Lógicamente, esa es la criatura que debe cargar con los costos de tan descabellada decisión, pero como suele suceder en la vida real, muchas de esas criaturas se vuelven resilientes y tozudas. Y sobreviven, prosperan y vuelven por lo suyo.

A la sombra de tu beatle favorito

Get Back es la historia de un concierto que se planeó pero no tuvo lugar, y luego la historia de otro concierto que no se planificó pero que sí tuvo lugar. Es el documental del documental original”, sintetizó Peter Jackson. De hecho, uno de los personajes que veremos en esta nueva película es al director original del filme, Michael Lindsay-Hogg, lidiando con el naufragio del navío que lo invitaron a conducir.

La idea original de Get Back era que Los Beatles disiparan cierta abulia grupal que se instaló tras el Álbum blanco. Paul, que siempre actuó como el activador dentro del cuarteto, generó la idea integral: documentar fílmicamente la ejecución de un proyecto en torno a un nuevo álbum. Se registrarían los ensayos, el proceso de composición, la grabación y la posterior presentación del disco ya editado en algún lugar exótico. Se pensó en el desierto de Libia –lo muestran en el documental– y llevar por mar a una audiencia selecta, secuencia que también sería filmada. Pero a medida que esa idea avanzaba, cierta incomodidad de Harrison se fue haciendo sentir: era el que más había batallado para dejar de someterse a ese tormento de las giras.

Apenas Paul lo mandoneó un poco, George lo mandó a cagar a él y al resto: “Nos vemos en los pubs”.

Sin embargo, lo que más lo enojaba no era la inminencia de un concierto sino el hecho de tener que trabajar en el frío de los estudios Twickenham, recién vuelto de un invierno apacible en compañía de Bob Dylan y los miembros de The Band en Woodstock. El paso de aquella armonía idílica a los gélidos estudios –con mala acústica, como se encargan de remarcar Harrison, Martin y McCartney– y la presencia constante de cámaras se le hizo intolerable, y apenas Paul lo mandoneó un poco, George lo mandó a cagar a él y al resto: “Nos vemos en los pubs”.

Para el regreso de Harrison tuvieron que aceptar algunas de sus demandas: trasladar la grabación al estudio de Apple (luego verían que no estaba listo) y olvidar la locura del show en Libia o frente a las pirámides de Egipto. Harrison sí aceptó la idea de la terraza que en Get Back puede verse en su totalidad de 42 minutos. Fue el último concierto de Los Beatles, el 30 de enero de 1969.

Una de las tantas cosas interesantes de Get Back es el modo en que Peter Jackson organizó la trama (el recurso del día a día funciona muy bien), cómo trabajó con el descarte del otro director y sobre todo cuál es el aporte histórico a un tema tan investigado. Hay luminosidad y felicidad, a comparación de la idea original que campeó en Let It Be de mostrar a “Los Beatles con todos sus defectos”.

La serie produce un efecto fantástico: es como ser Yoko Ono bis, a la sombra de John Lennon o tu beatle favorito.

La serie produce un efecto fantástico: es como ser Yoko Ono bis, a la sombra de John Lennon o tu beatle favorito. Aparecen nuevos personajes como Mal Evans, ese gigantón al servicio de la banda. Se lo puede ver a Glyn Johns, ingeniero y coproductor, que entra con un tapado que anticipa el glam rock.

Sin embargo, quizás lo que más impacta en un comienzo sea la relación entre John y Paul, que funcionan como un tándem perfecto, consultándose el uno al otro y con George haciéndose cargo cuando llega la hora de “All Things Must Pass”. Es hermoso ver cómo Los Beatles le van buscando la vuelta a las canciones y al acertijo que propone Get Back: cumplir con la tarea de hacer un nuevo disco y tocarlo en vivo, frente a cámaras y solamente en 22 días. En el documental se ve cómo lo logran… o no.

Como decía John Lennon en un tema de Sgt. Pepper: “Se garantiza un momento espléndido para todos”.

 

Si te gustó esta nota, hacete socio de Seúl.

 

Compartir:
Sergio Marchi

Periodista especializado en la cultura del rock. Escribió 9 libros, entre ellos las biografías de Charly García, Luis Alberto Spinetta y Pappo. Pasó por medios como Clarín, ADN La Nación, Página 12, Cosmopolitan, y por las radios Rock & Pop, Del Plata, Rivadavia, La Red y Nacional.

Seguir leyendo

Ver todas →︎

El Estado vs. los memes

La disputa entre Brasil y Elon Musk es la última batalla de una pelea desigual que ganarán, inevitablemente, los anónimos de las redes.

Por

Somos actores,
queremos opinar

¿Cuánto valen los pronunciamientos políticos de los artistas?

Por

Contra la nostalgia

Kafka, Rosario y los hogares a donde ya no podemos volver.

Por