Andrés Borenstein

Pareciera que lo del FMI está al caer y sin duda sería una buena noticia porque las reservas no crecen y el mercado está inquieto.

El escándalo cripto no generó una crisis y el Banco Central autoriza el financiamiento externo para estimular la actividad económica.

Los buenos números del plan económico contrastan con desaciertos comunicacionales que generan ruido político innecesario.

Las negociaciones con el Fondo, la liberación cambiaria y las elecciones marcarán el rumbo de la Argentina en los próximos meses.

Con inflación controlada y esperanza social en alza, la economía sigue recuperándose con matices: mejora el empleo privado y el crédito, pero persisten desafíos sectoriales y fiscales clave.

El peso pasó este año de ser excremento a convertirse en moneda escasa.

Los números siguen dando bien, pero las malas señales políticas a la larga pueden impactar en las inversiones.

Cristina canta truco con la desregulación de medicamentos mientras la economía da señales positivas: recuperación, inflación moderada y un año clave en la macro y la política.

Con la economía en calma y fotos con Trump, Macron y Xi Jinping, Milei escala en el escenario global. Si fuera una empresa, ya tendría fila de inversores listos para comprar la ‘acción peluca’.

La victoria de Trump hizo subir los bonos argentinos y el paro salvaje en Aeroparque fue la excusa perfecta para sacar a Ronald Reagan del arcón.

Con la reducción del 40% al 35%, el Banco Central busca estimular el crédito y apurar la reactivación. Y no parece que se vaya a agrandar la brecha, como ocurrió la última vez.

El Banco Central cerró octubre con saldo positivo en la compra de divisas. Esta semana, la atención estará en la recaudación y posibles avances con el FMI.