(Sobre «America First», de Alberto Ades)
Excelente. Muy completo y claro. Felicitaciones. No va a ser fácil.
—Ricardo Sterin
(Sobre «El nazi es el otro»)
Entiendo que se ha tomado con demasiada liviandad el acto de Las Fuerzas del Cielo y la permanente agresión a periodistas desde todos los niveles del poder. Los personajes poco me importan, ya que se van diluyendo en una ideología cargada de violencia y odio.
Debemos aprender de la historia. El nazismo y fascismo irrumpieron en la vieja Europa y totalizaron el poder. Las consecuencias de esa aventura imperialista quedaron a la vista. Cincuenta, sesenta millones de personas fallecieron y dejaron una estela de desolación y sufrimiento.
La Humanidad, con nosotros incluidos, debemos tomar nota y repudiar enérgicente estas manifestaciones, que siembran el agravio y la división. Basta con leer el preámbulo de nuestra Constitución Nacional para rechazar estas conductas disociantes.
—Eduardo Cassano
(Sobre la entrevista de Victoria Liendo a Mariano Llinás)
No pusiste el tono gestual de las respuestas, así que no sé si contestó sonriendo o guiñando un ojo. Leído así en frío, me parece agresivo, lo que no quita que tenga razón.
De todos modos, tal vez mire la peli, sobre todo porque me encanta su viejo.
—Leonor Liliana César
(Sobre la entrevista de Victoria Liendo a Mariano Llinás)
Hola, buenas tardes.
Estaba leyendo la nota a Mariano Llinás. Al igual que el se expresa sobre lo que no le gusta, me parece un pelotudo importante: en síntesis, un resentido zurdoso que no se banca serlo.
Gracias por la línea de Revista Seúl.
—Pablo Mugica
(Sobre «La literatura argentina soy yo», de Eugenio Palopoli)
Me encantó la nota, muy interesante.
Ha mostrado a Borges, su pensamiento, sus contradicciones, su personalidad, excelentemente.
¡¡¡Gracias!!!
—Vilma Avella
(Sobre la entrevista de Victoria Liendo a Mariano Llinás)
Vergüenza ajena.
—Martín Muro de Nadal
(Sobre la entrevista de Victoria Liendo a Mariano Llinás)
Me da un poco de candor y de odio como usa la categoría de progre cínico. Nada más.
—Diego González Argüello
(Sobre «La ficha no se mancha»)
Estimados amigos de Seúl,
Me parece muy interesante la idea del GADEV de hoy, en el sentido de que, a la larga, la estabilidad política y económica puede resultar un lastre para la Banda Oriental.
El comentario me hizo recordar una vieja historia acerca de la pesca en Japón. Supuestamente (“se non è vero, è ben trovato”) ese país tuvo que salir a buscar pescado a mayor distancia de la costa cuando la disponibilidad cercana no alcanzó para abastecer a la población. Dado el mayor tiempo necesario de navegacion hubo que construir buques factoría con instalaciones de refrigeración. Pero el pescado congelado o enfriado no era del agrado del pueblo japonés, tan exigente con los productos del mar como lo somos nosotros con las carnes para el asado. De modo que construyeron barcos con grandes piscinas de agua de mar, donde los cardúmenes llegaban vivitos y coleando hasta su destino final. Aún así, el sabor de los pescados no era el mismo. Hasta que a algún observador perspicaz se le ocurrió la idea de tirar un par de cachorros de tiburón en la piscina. La presencia de estos depredadores disminuyó en algo el rendimiento, porque se comían algunos peces en el camino, pero el resto llegaba muy alerta y, sobre todo, con el mismo estrés y, en consecuencia, el mismo sabor que sus congéneres de aguas abiertas, que estaban atentos en la lucha por sus vidas.
Cualquier parecido con el paralelismo entre Argentina y Uruguay no es, a mi entender, pura coincidencia. El estrés permanente afina los sentidos, la dura competencia por la supervivencia, el remar en dulce de leche, para usar un término criollo, nos prepara mejor para enfrentar los desafíos cotidianos y no nos deja tiempo para el aburrimiento, la depresión o la apatía. Creo que es por eso que nuestro país ha generado siempre, y lo sigue haciendo, grandes talentos individuales de excelente desempeño en distintos campos de las ciencias, los negocios, el deporte y la vida institucional, tanto en nuestras tierras como en el exterior, muy por encima de lo que encontramos en nuestros países vecinos.
Un cordial saludo,
—Rodolfo Roballos
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