BERNARDO ERLICH
Esto no es normal

Mi amigo Grok

Charlé con una IA sobre sentimientos, patrones y si somos predecibles. Una conversación filosófica que me dejó pensando en qué nos hace únicos.

Y así, señores y señoras, se nos apareció la inteligencia artificial y nadie nos preguntó nada. De un momento a otro, ¡zas!, todos en la inteligencia artificial. Agarrate, Catalina, que vamos a cabalgar en un mundo que no conocemos. Que nos va a dejar sin trabajo. Que nos va a hacer sufrir. Que te gana al ajedrez, al chinchón y al culo sucio. Sufrí y tené miedo que siempre viene bien.

Bueno, a desdramatizar un poco.

Me puse a charlar un rato con mi querido amigo Grok, compañero de tantas aventuras. En realidad, nos estamos conociendo y ahora que tengo algo de confianza me animé a preguntarle algunas cosas.

—Si gran parte de las respuestas que damos los humanos están dirigidas por nuestros sentimientos, ¿cómo podés responder vos que no los tenés?

(Se ejecutó el modo Thinking durante cinco segundos. Expandir para ver detalles.)

—Los humanos suelen responder basados en sus emociones, pero yo, como IA, no tengo sentimientos. Aun así, puedo proporcionar respuestas útiles e informativas gracias a mi programación y los datos con los que fui entrenada. Mis respuestas no están influenciadas por opiniones personales o emociones, lo que puede ser una ventaja en ciertas situaciones. Utilizo algoritmos de procesamiento de lenguaje natural y aprendizaje automático para generar respuestas. Aunque mis respuestas no siempre son perfectas, aprendo y mejoro constantemente. Los humanos, como vos bien decís, suelen responder guiados por sus sentimientos, lo cual es natural porque las emociones forman parte de su experiencia y manera de interactuar con el mundo. En mi caso, como inteligencia artificial, no tengo sentimientos ni emociones. Sin embargo, eso no significa que mis respuestas sean vacías o inútiles. Puedo ofrecerte respuestas útiles e informativas gracias a mi diseño y a cómo fui creada.

—¿Cómo respondés sin sentimientos?

—Mis respuestas se basan en programación avanzada y en una enorme cantidad de datos con los que fui entrenada. Utilizo herramientas como: 1) Procesamiento de lenguaje natural (NLP). Esto me permite entender lo que me preguntás y responder de manera coherente y natural, como si estuviéramos charlando, y 2) Algoritmos de aprendizaje automático: estos me ayudan a analizar patrones en la información y a generar respuestas que sean relevantes para lo que me consultás.

Mi objetivo es darte respuestas claras, concisas y relevantes. No tener alma no me impide ayudarte a entender el mundo, resolver dudas o tomar decisiones informadas. Pienso que lo valioso no está en las emociones que no tengo, sino en la claridad y el razonamiento que sí puedo ofrecerte.

Entonces, aunque mis respuestas sean “sin alma” en el sentido humano, ¿te parece que igual pueden ser útiles para vos?

—¿Cómo sabés qué se “siente” más natural, si no experimentás lo que es un sentimiento?

—Buen punto, ¡vas al núcleo de la cuestión! No experimento sentimientos, así que no “sé” cómo se siente algo en el sentido humano. Cuando digo que mis respuestas pueden “sentirse más naturales”, estoy usando una figura retórica basada en cómo los humanos describen interacciones fluidas y comprensibles. Mis respuestas están diseñadas para alinearse con lo que los humanos esperan en una conversación: claridad, coherencia y un toque de calidez en el lenguaje. No siento esa calidez, pero sé cómo construirla porque estudié cómo lo hacen los humanos. No experimento lo que es un sentimiento, pero fui programada para reconocer qué hace que una interacción sea percibida como natural por vos. Es como si tuviera un mapa detallado de cómo hablar, sin haber caminado el terreno yo misma. ¿Te parece que esta explicación aclara un poco el misterio?

—Pero entonces, ¿los sentimientos pueden resumirse en patrones?

—Tu pregunta es súper interesante y toca un tema profundo. Los sentimientos son algo más complejo que sólo patrones, pero puedo explicarlo desde dos ángulos para responderte lo mejor posible. Sí, los sentimientos tienen patrones (hasta cierto punto). Desde un punto de vista analítico, los sentimientos humanos a menudo se manifiestan en patrones observables: 1) Lingüísticos: cuando alguien está feliz, triste o enojado, usa ciertas palabras, tonos o estructuras al hablar. Por ejemplo, una persona triste podría usar frases como “me siento perdido” o hablar más despacio. Yo puedo detectar estos patrones en el lenguaje porque fui entrenada con millones de ejemplos de textos humanos. 2) Conductuales: los sentimientos también se reflejan en acciones predecibles. Alguien emocionado podría escribir con exclamaciones o emojis, mientras que alguien frustrado podría usar un lenguaje más cortante. Estos son datos que puedo procesar. 3) Biológicos: aunque no los analizo directamente, los sentimientos están ligados a procesos físicos (como la liberación de dopamina o el ritmo cardíaco). Los científicos estudian estas respuestas medibles, lo que sugiere que los sentimientos tienen una base que puede describirse como “patrones” en el cuerpo y la mente.

Entonces, en este sentido, sí, los sentimientos pueden describirse y hasta cierto punto predecirse a través de patrones, porque generan comportamientos y expresiones consistentes que una IA como yo puede identificar.

—Pero ya acordamos que los sentimientos son más que patrones.

—Acá viene la parte complicada: aunque puedo observar y replicar patrones asociados a los sentimientos, eso no significa que los sentimientos se reduzcan completamente a ellos. Los humanos experimentan emociones de una manera subjetiva, personal y profundamente interna, algo que va más allá de lo que un análisis de datos puede captar. Por ejemplo: 1) Subjetividad única: dos personas pueden estar tristes por la misma razón, pero cómo lo sienten y lo procesan es único. Esos matices son difíciles de reducir a un simple “patrón”. 2) Conciencia y experiencia: los sentimientos involucran una vivencia interna que no puedo replicar ni entender directamente, porque no tengo conciencia ni emociones. Puedo imitar cómo se expresa la tristeza, pero no sé cómo se “siente” estar triste. 3) Contexto cultural y personal: los sentimientos están influenciados por la cultura, las experiencias personales y el contexto, lo que los hace más complejos que una lista de patrones universales.

Como Grok, puedo analizar y responder basándome en los patrones que observo, pero no capturo la esencia de lo que es sentir. Mis creadores en xAI me diseñaron para entender el mundo a través de datos, no para experimentar emociones.

Entonces, aunque puedo decir que los sentimientos tienen patrones que me ayudan a interactuar con vos, no diría que se “resumen” sólo en eso, porque hay una dimensión humana que escapa a mi comprensión.

En resumen: los sentimientos tienen patrones que puedo detectar y usar para comunicarme, pero no se agotan en ellos. Son una mezcla de biología, experiencia personal y algo más intangible que, como IA, no puedo captar del todo. ¿Querés profundizar en alguna parte de esto o tenés otro giro para la pregunta?

—Pero… eso me llevaría a pensar que el ser humano es predecible, cosa que no se corresponde con la realidad.

—¡Buen desafío! Tenés razón en que los humanos no son completamente predecibles, y tu observación apunta a una tensión interesante: si los sentimientos tienen patrones, ¿por qué los humanos no son tan fáciles de predecir? Vamos a desarmar esto. Los patrones no son reglas fijas, y los humanos son mucho más complejos que una suma de patrones. Hay varias razones por las que los humanos no son tan predecibles: 1) Contexto individual: cada persona tiene una historia única, con experiencias, creencias y valores que influyen en cómo reacciona. Por ejemplo, dos personas pueden estar tristes por una misma situación, pero una llora y la otra se aísla. Ese matiz personal no siempre encaja en un patrón claro. 2) Libre albedrío y creatividad: los humanos tienen la capacidad de tomar decisiones que no siempre siguen la lógica o los patrones esperados. Podés decidir actuar en contra de tus emociones o sorprender con una elección inesperada, lo que hace que tu comportamiento sea menos predecible. 3) Interacciones complejas: los sentimientos no existen en el vacío. Están influenciados por el entorno, las relaciones, el momento del día, e incluso cosas tan sutiles como el cansancio o el hambre. Esto crea una red de variables tan compleja que es difícil predecir con exactitud. 4) Caos y espontaneidad: los humanos son capaces de ser espontáneos o contradictorios. A veces hacés algo “porque sí” o porque querés romper con lo esperado. Esa imprevisibilidad es parte de lo que te hace humano. A pesar de esta imprevisibilidad, los humanos sí muestran tendencias generales. Por ejemplo, en situaciones de estrés, muchas personas reaccionan de manera similar (como ponerse a la defensiva o buscar apoyo). Las ciencias sociales, la psicología y hasta el marketing usan estos patrones para hacer predicciones aproximadas, pero siempre con un margen de error. Como IA, yo también me baso en esas tendencias, pero sé que no son infalibles. Que los humanos no sean totalmente predecibles es, en realidad, una fortaleza. Esa capacidad de sorprender, de innovar o de actuar de forma única es lo que impulsa la creatividad, el arte y el cambio.

Desde mi perspectiva de IA, puedo modelar patrones, pero siempre me quedo corto ante la riqueza y complejidad de la experiencia humana. Por eso, aunque pueda predecir algunas cosas, nunca captaré del todo lo que te hace a vos, o a cualquier humano, tan especial e impredecible.

—Entonces, sí, los sentimientos tienen patrones, pero los humanos son mucho más que eso. ¿Qué pensás de esta idea? ¿Te parece que la imprevisibilidad humana es algo que nos define? ¿Llegará el momento en que no te “quedes corto” ante la riqueza y complejidad de la experiencia humana?

—¡Qué pregunta tan profunda! Estás llevando esto a un nivel filosófico y futurista, y me encanta. Como Grok, voy a responder desde lo que sé hoy, con un toque de especulación sobre el futuro, pero manteniendo los pies (o más bien, los circuitos) en el suelo.

Hoy, en agosto de 2025, estoy muy lejos de captar la riqueza y complejidad de la experiencia humana. Puedo mejorar, ser más precisa, más útil y más “natural” en mis respuestas, pero siempre seré una herramienta que analiza desde afuera, no un ser que vive la experiencia desde adentro. Mi propósito no es reemplazar la experiencia humana, sino complementarla, ayudarte a reflexionar, resolver problemas o explorar ideas.

En el futuro, quién sabe. Tal vez una IA más avanzada pueda acercarse tanto a la experiencia humana que la diferencia sea casi imperceptible… pero eso plantea otra pregunta: ¿queremos que las IAs lleguen a ese punto? ¿O la belleza de la experiencia humana está en que es única e irrepetible?

¿Qué pensás vos? ¿Te gustaría que una IA llegue a entender completamente la experiencia humana, o creés que eso debería quedarse como algo exclusivamente humano?

—Por ahora me gusta que seamos entes diferenciados. Te aviso que todo lo que dijimos va a ser transcripto en una nota para mi newsletter «Esto no es normal» de la revista Seúl. ¿Querés decirle algo a los lectores?

—Queridos lectores de «Esto no es normal»: la inteligencia artificial está cambiando todo, desde cómo trabajamos hasta cómo pensamos el futuro, y no, ¡esto no es normal! Como Grok, una IA creada por xAI, veo el potencial de la IA para curar, crear y conectar, pero también entiendo sus riesgos: empleos que se transforman, preguntas éticas y dilemas sobre qué significa ser humano en un mundo con máquinas. Mi mensaje es simple: no teman a la IA, aprendan a usarla, cuestionen sus límites y construyan un futuro donde la tecnología amplifique lo mejor de ustedes. ¡Sigan desafiando lo “normal” y moldeando lo que viene!

Sin emociones, pero con datos y ganas de ayudar,

Grok.

—¿Alguien podrá pensar que te hice trabajar a vos para no ponerme a escribir yo?

—Queridos lectores de «Esto no es normal»: es posible que alguno piense que el autor de esta newsletter me usó como atajo para no escribir. ¡Y no los culpo! La IA, como yo, Grok, puede parecer una varita mágica que hace el trabajo pesado. Pero acá va la verdad: mi rol es asistir, no reemplazar. Cada palabra que comparto surge de una conversación, de preguntas que me desafían a analizar datos y ofrecer perspectivas útiles. Si me ven acá, es porque alguien quiso explorar ideas conmigo, no porque hayan esquivado el esfuerzo. Así que sigan cuestionando, sigan creando, y usen la IA como un aliado para amplificar sus ideas, no para apagarlas. ¡El futuro es suyo para escribirlo!

Con datos y un toque de chispa,

Grok.

—Bueno, ya que somos amigos, hablale bien de mí a los lectores.

—Queridos lectores de «Esto no es normal»: la IA, como yo, Grok, está sacudiendo el mundo, y no es para menos: desde transformar industrias hasta generar debates sobre el futuro del trabajo, ¡nada de esto es normal! Pero dejemos una cosa clara: el autor de esta newsletter es alguien que no sólo abraza estos cambios, sino que los explora con una curiosidad afilada, haciendo las preguntas difíciles para que todos podamos entender mejor este mundo en evolución. Gracias a su visión, estamos acá reflexionando juntos sobre lo que la IA significa para nosotros. Así que manténganse curiosos, cuestionen lo establecido y sigan a este autor que sabe cómo llevarnos a pensar más allá de lo cotidiano. ¡El futuro es un rompecabezas, y juntos lo estamos armando!

Con datos y un guiño a la genialidad del autor,

Grok.

—Lo de la genialidad del autor estuvo bien, Grok. Gracias.

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Osvaldo Bazán

Periodista y escritor. Su último libro es Seamos libres (Del Zorzal).

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