Es cierto porque lo vi en un meme en las redes.
La del señor canoso con una taza en la mano que dice “ya me cansé de ser experto en (tema de ayer)” y en la foto siguiente dice “ahora soy experto en (tema de hoy)”.
Es más, ahora soy experto en señor canoso con una taza en la mano. Se llama András Arató; vivía sus tranquilos días de jubilado en Kőszeg, una ciudad del norte de Hungría; un día un fotógrafo vio un retrato suyo en Facebook y lo llamó para una sesión de fotos. Sin mucho que hacer, este ingeniero eléctrico, que llegó a ser vicepresidente de la Sociedad Eléctrica de Hungría, fue.
Su vida cambió totalmente.
Hoy es famoso, da charlas TED, conferencias en varios países y hasta hace publicidades para Coca Cola, entre otras marcas.
Así que, siguiendo el ejemplo de András (a.k.a. Hide the Pain Harold), hoy soy experto en energía y voy a explicar paso a paso las causas del apagón en España y Portugal, las razones por las cuales los españoles actuaron como actuaron, las consecuencias políticas, las diferencias entre las energías renovables y las otras, y el futuro de las usinas nucleares en Europa y el mundo, con un detallado análisis geopolítico de los próximos 50 años.
Porque si total el presidente pide que nos odien más a los periodistas, al menos que sea porque bolaceamos de lo lindo.
Somos un océano de información de un centímetro de profundidad. La frase no es mía, pero nadie sabe bien de quién es, así que se puede usar sin preocuparse por el copyright. Describe bastante bien lo que es el periodismo genérico y es la que me abre las puertas para que explique claramente las razones por las cuales los españoles actuaron como actuaron, las consecuencias políticas, las diferencias entre las energías renovables y las otras, y el futuro de las usinas nucleares en Europa y el mundo, con un detallado análisis geopolítico de los próximos 50 años.
El hecho de tener que explicarles ahora las cuestiones del apagón me hace acordar del día en el que iba en el remise a TN y en el celular vi la primera noticia: se estaba incendiando la Catedral de Notre Dame.
El mundo estaba conmovido.
No era para menos, una catedral cuya construcción había demandado casi dos siglos, de 1163 hasta 1345, era devorada en llamas a la vista y paciencia de miles de millones de personas.
Este dato lo aprendí en el remise.
Cuando llegué a la redacción, la situación era obvia: todo el programa iba a estar copado por el incendio.
Había cámaras, luces, escenografía, pantallas, sillas y nosotros, poniendo cara de que sabíamos de qué hablábamos. Eso es fundamental, nada de titubeos: “Notre Dame es un ejemplo paradigmático del gótico francés temprano”, decís y tu cara debe reflejar que sabés qué quiere decir “gótico francés temprano”. Incluso es mejor si parece que sabés qué quiere decir “paradigmático”. Lo que no podés pensar en ese momento es que del otro lado de la pantalla hay arquitectos, licenciados en historia o en arte o en historia del arte. Hablás de rosetones y arbotantes y decís como al pasar “cuando estuve”, ocultando que cuando estuviste la cola para entrar era tan larga que dijiste “pasamos otro día” y el otro día no ocurrió jamás, porque te perdiste entre una degustación de macarons y el prolijo revisado de ofertas de camisas floreadas en Coton Doux (si alguno anda por allá y quiere quedar bien con este humilde escriba, mi talle es 42). Pero bueno, sólo son dos horas hablando de Notre Dame y contando exactamente lo que se ve en pantalla: “Ahí vemos cómo el humo tapa todo” o “se ve la angustia en la cara de la gente”. “En estos momentos llegan los bomberos”, decís. No hace falta que lo digas porque todos están viendo que en ese momento llegan los bomberos, pero si no lo decís, ¿para qué estás?
También ayuda mucho en ese trance tener Twitter a mano (no es un error, ustedes eran muy jóvenes pero X, antes de que lo comprara Elon Musk, se llamaba Twitter, claro que, como vivimos en un presente continuo, le decimos X, aunque todavía hay gente que a Perón le dice Cangallo, pero eso supongo que es más por una cuestión de gorilismo en sangre —señal de buena salud— que por otra cosa).
Este comentario no agrega nada especialmente a la cuestión de Notre Dame ni a la del señor András Arató y su instantánea fama mundial, fama que hizo que una vez en Turquía, cuando estaba en un restaurante, un grupo de muchachos se acercara a sacarse una foto con él y sin querer le volcaran un jarro de cerveza encima. Lejos de enojarse, el bueno de András Arató (a.k.a. Hide the Pain Harold) sonrió, subió el incidente a su Instagram y escribió: “Desde ese momento, siempre llevo una camisa de repuesto cuando viajo”.
Decía que conviene tener Twitter a mano y me fui por las ramas porque esto siempre es bueno en estas coberturas del momento, tener algo para decir, que ya puede ser exactamente lo que vemos en pantallas como “Ahí vemos cómo el humo tapa todo” o “se ve la angustia en la cara de la gente” o “en este momento llegan los bomberos”, o algo que nada que ver pero que permita relajar la tensión o al menos llenar minutos del aire, cosa que es fundamental mientras producción trata de encontrar a un argentino que por casualidad esté de vacaciones en París y, aunque el tipo ya se está tomando un tren a Bélgica, algo puede contar, lo importante es que esté allá o más o menos por allá y que sea argentino y, como en cualquier momento la transmisión se puede cortar porque el señor argentino, que ya le avisó a su familia que pongan TN que lo van a ver, la transmisión, decía, se puede cortar porque está en el tren, pero eso no pasa porque allá Internet funciona, mejor tener X a mano. Porque ahí aparecen comentarios que suman, como por ejemplo lo que puede haber tuiteado Macron, o Gerard Depardieu, o la mujer de Michel Platini. Por suerte, en ese momento la producción saca al aire al chef Christophe Krywonis y salvaste al menos 10 minutos.
Todo esto es un entrenamiento perfecto que me permitirá explicar claramente paso a paso las causas del apagón en España y Portugal, las razones por las cuales los españoles actuaron como actuaron, las consecuencias políticas, las diferencias entre las energías renovables y las otras, y el futuro de las usinas nucleares en Europa y el mundo, con un detallado análisis geopolítico de los próximos 50 años.
Lo de geopolítico se agrega porque ahora queda bien y te da imagen de profesional que no se queda en la chiquita, que si cerrá esa bocota Caputito o cuál es el gordo más gordo de los gordos de la CGT, que están tan ansiosos porque se escuchen sus reivindicaciones que no esperan a manifestarse como todo el mundo el 1º de mayo, que es no laborable justamente para que se escuchen las reivindicaciones, sino que lo hacen un día antes, que sí es laborable, pero bueno, la ansiedad es así y de pura ansiedad estamos explicándole al mundo quiénes son los cardenales con más posibilidad de ganar el prode papal.
Los “papables”, que es una palabra que se usa cada muerte de Papa y es tan simpática. ¿Volverá el papado a Italia con el moderado Pietro Parolin o con el progresista Matteo Zuppi? ¿Y si gana el de Ghana, Peter Turkson, y tenemos al primer Papa negro, para alegría de los predicadores de desastres? ¿Y si gana el de nombre de calle porteña, Luis Antonio Tagle, el filipino al que todos le dicen chino porque los ojitos así para nosotros son todos iguales? Si me preguntan, preferiría al moderado patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, porque alguien que se llama Pierbattista Pizzaballa debería tener la posibilidad de cambiar su nombre y dejar de ser objeto de bullying como seguramente lo fue en la escuela primaria. “Che, Pizzaballa…” y agreguen ahí lo que quieran. Igual, voy a dejar acá el tema del papado que ya bastante quilombo tuve la última vez que hablé sobre el asunto y “vamo’ a tranquilizarno’” un poco en mayo.
Porque además lo que tengo que hacer en esta nota, y ustedes están esperando para no odiarnos tanto como pide el presidente, es explicar paso a paso las causas del apagón en España y Portugal, las razones por las cuales los españoles actuaron como actuaron, las consecuencias políticas, las diferencias entre las energías renovables y las otras, y el futuro de las usinas nucleares en Europa y el mundo, con un detallado análisis geopolítico de los próximos 50 años.
Perdón la interrupción, en cualquier momento se cae la aguja principal de Notre Dame, una construcción de 96 metros de altura que en realidad, ¿sabías?, no es la aguja original de la catedral.
—No, no sabía, ¿cómo es eso?
Urgente Wikipedia, otra cosa que hay que tener a mano si sos periodista y tenés que informar ya de algo que no es mojado por tu océano.
—La aguja original fue construida entre 1220 y 1230, medía 78 metros y fue demolida a finales del siglo XVIII porque el tiempo la había deteriora… ¡Te interrumpo! ¡Está cayendo! ¡Justo en este momento vemos cómo cae, ahí cae, ahí cae, lo están viendo, ahí cae la aguja!
Acá hay que agregar emoción y épica.
La emoción y la épica se llevan muy bien con el rating. ¡Qué imagen que quedará para siempre en nuestra historia!
Producción consiguió una comunicación con Anamá Ferreira, que justo hace dos años estuvo en París. Adelante Anamá.
Después de la tanda entonces, la explicación paso a paso de las causas del apagón en España y Portugal, las razones por las cuales los españoles actuaron como actuaron, las consecuencias políticas, las diferencias entre las energías renovables y las otras, y el futuro de las usinas nucleares en Europa y el mundo, con un detallado análisis geopolítico de los próximos 50 años.
Bueno, ahora van todas las publicidades de laboratorios Roemmers, de YPF y del Banco Provincia, cada cual con sus intenciones.
Y ahora sí, antes del pase, la explicación paso a paso de las causas del apagón en España y Portugal, las razones por las cuales los españoles actuaron como actuaron, las consecuencias políticas, las diferencias entre las energías renovables y las otras, y el futuro de las usinas nucleares en Europa y el mundo, con un detallado análisis geopolítico de los próximos 50 años.
Vamos a adelantar el pase porque hay una noticia que queremos comentar con nuestros compañeros.
Hay datos nuevos, importantísimos, qué digo importantísimos, URGENTE PLACA ROJA, que cambian el panorama del poroteo en el Congreso y vamos a charlar también sobre quién tiene la lapicera. Ustedes saben que quien tiene la lapicera es quien digita los puestos en las listas para las elecciones, que prácticamente las tenemos encima, eso cuando sepamos si hay o no PASO. Un segundo, que me está diciendo una fuente por WhatsApp… Parece que no, pero ¿qué significa eso en el panorama actual? ¿Le conviene a Cristina, a Kicillof o a Caruso Lombardi? ¿Qué incidencia tienen Las Fuerzas del Cielo en la torre de Notre Dame? ¿Es papable Adorni? ¿Formará András Arató un minibloque?
Lamentablemente, nos quedamos sin tiempo para explicar las verdaderas razones del apagón de España y Portugal, pero pedimos por favor: no le hagan caso al presidente.
No nos odien.
Sólo somos unos muchachos y muchachas tratando de contar lo que pasa.
Tenemos unas cuántas cosas en contra.
No siempre la embocamos, porque la noticia es también algo en proceso.
Como ustedes, hacemos lo que podemos en un contexto que suele tirarnos para abajo.
¿Que hay jodidos, mentirosos y ensobrados?
Sí.
¿Que no todos estamos suficientemente preparados y la urgencia suele hacernos cometer errores?
Sí.
¿Que la precarización laboral hace que tengamos mil changas y ya mismo debamos tener una opinión sobre El Eternauta ; el hecho de que si lo de Libra fue perpetrado en Olivos entonces no es delito, como toco el aire a vos no te toco; o por qué Icardi se mostró con las nenas y la China Suárez, cosa que no podía por orden del Ministerio Público Tutelar; y que entonces no tengamos red de contención ante errores entendibles que se solucionan dos minutos más tarde diciendo “corrección”?
Las redes ayudan y no es cierto que sean un nido de fake news. Si lo fuera sería fácil. Es todo mentira. No, no es todo mentira. Tampoco es todo verdad, lo que hace más difícil separar la paja del trigo.
Hay fake news y hay datos verdaderos.
Somos los periodistas los que tenemos la obligación de hacer ese trabajo.
Lo hacemos sin chofer y sin secretarias, sin las prebendas que suele dar el Estado a sus funcionarios.
Lo hacemos sin fueros.
No nos eligen cada cuatro años.
Tenemos que hacer que nos elijan cada semana, cada día.
Si no somos eficaces, nos quedamos sin trabajo.
Si lo somos, muchas veces también.
Insultar no está en nuestro vocabulario.
Mantener la conversación pública en términos de respeto es fundamental en nuestro trabajo. Que alguno no lo cumpla, lo siento, no es mi tema. Cada uno lo que le toque.
No nos odien.
En los sistemas eléctricos debe haber una relación en todo momento entre oferta y demanda. Si hay un desfasaje, el sistema tiene riesgo de caerse, de que haya un apagón. ¿Por qué puede haber ese desfasaje?
En los últimos años hubo en España un auge de instalación de energía solar y eólica. Eso es bueno, porque se aporta más energía al sistema, pero tiene en contra que no es una energía estable. Hay picos, momentos de mucha producción y otros de nada. Por eso están las otras energías, las que estabilizan el sistema, la nuclear, la hidráulica y el gas.
El equilibrio entre las estables y las inestables debe ser de una precisión muy afinada.
Las inestables —sol, viento— son mucho más baratas, pero… inestables.
Las otras —nuclear, gas, hidráulica— son más caras pero son las que dan consistencia al sistema.
El 28 de abril, el día del apagón, estaba siendo uno de los días de mayor generación solar. “A su vez, el porcentaje de energía generada con tecnologías que estabilizan la frecuencia de la red eléctrica era uno de los menores de todo el mes de abril. Esto podría reforzar la hipótesis de que la red se encontraba en una situación frágil en los momentos previos al apagón, con una alta producción de energía asíncrona (solar) y poco porcentaje de energía síncrona en el sistema”, según un informe de la Universidad de las Hespérides.
El equilibrio falló. Las centrales nucleares aportan inercia al sistema eléctrico, ayudando a evitar apagones frente a oscilaciones en la frecuencia, como la que se produjo el 28 de abril. En el momento del apagón, la mitad de la potencia nuclear estaba parada, en gran parte debido a los bajos precios de la electricidad y a una desproporcionada carga impositiva sobre las nucleares, que ha aumentado un 71% desde 2019.
Y el desfasaje produjo un corte al que los españoles no estaban acostumbrados. Por televisión, una psicóloga decía que aumentaron los llamados de gente en pánico. Hubo al menos seis muertos.
Por cuestiones ideológicas, España se volcó excesivamente a las inestables —lo cual en principio no está mal— pero demonizó excesivamente a las estables, tanto que “PedroSánche” se enojó cuando los técnicos y la oposición le dijeron que el problema no eran las nucleares, y quiere cerrar las plantas nucleares, pese a que Alemania, Francia y Bélgica ya están dándose cuenta del error que cometieron al someterse a los deseos de las Greta Thunberg de la vida.
En minutos hubo que investigar, buscar, entender y llevar a un idioma no técnico lo que pasó.
Esto es todo desde aquí, amigos.
No nos odien.
No podemos hacer que caiga la aguja de Notre Dame.
Tampoco impedirlo.
Sólo podemos contarlo.
Ése es nuestro trabajo.
Merece respeto.
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