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En marzo, el Índice de Irascibilidad (IDI) cayó por tercer mes consecutivo, perdiendo cuatro puntos respecto a febrero y situándose en -10. El IDI se construye a partir de nueve variables que miden actitudes y opiniones sobre el estado de ánimo, la situación económica personal y nacional, y la gestión gubernamental, con el objetivo de entender el estado de la opinión pública y poder anticipar movimientos en el respaldo al Gobierno y frente al escenario electoral. Su escala oscila entre -100 y +100 puntos. El extremo negativo (-100) refleja el mayor nivel de crispación y el extremo positivo (+100), el máximo grado de conformidad.
El primer trimestre de 2025, por lo tanto, cierra con un deterioro en todas las variables de evaluación del Gobierno, lo que se traduce en un empeoramiento del humor social. Se resintieron los indicadores de desempeño de gestión y de estado de la opinión pública. Tanto la imagen del Ejecutivo como la personal del presidente Javier Milei cayeron por segundo mes consecutivo. Después de medio año, ambas presentan un balance negativo: son más los argentinos que tienen una opinión desfavorable que aquellos con una opinión positiva.
Uno de cada dos entrevistados cree que el Gobierno no sabe cómo resolver los problemas del país. Esta es la peor evaluación desde el inicio de la gestión en un área clave para el oficialismo, el know-how económico. También la mitad de los argentinos opina que el Gobierno no logrará sacar de la recesión económica al país durante 2025. En línea con esto, se siguen evidenciando restricciones en el nivel de vida de los argentinos que, lógicamente, tienen implicancias a medida que transcurre el tiempo. El 63% ha tenido que resignar consumos, y la mitad de los entrevistados declara que su ingreso familiar no le alcanza. Asimismo, el 56% no percibe que la inflación esté bajando, lo que coincide con las estimaciones del IPC de marzo elaboradas por consultoras privadas, que muestran un aumento respecto a febrero.
Por otro lado, parece haberse acabado el alcance de la “pesada herencia”. Este mes son más los argentinos que consideran que la responsabilidad de la situación económica recae más en Milei que en lo que hizo Sergio Massa (47% vs. 45%), una tendencia que se revierte por primera vez en toda la serie. El humor social de cara al futuro también se deteriora por segundo mes consecutivo. Las expectativas económicas para el próximo año, tanto a nivel país como personal, alcanzan un balance negativo: son más los argentinos que creen que en un año estarán peor que aquellos que creen que van a estar mejor.
Sin embargo, en marzo el IDI mejora entre los jóvenes, el único segmento sociodemográfico en el que el índice alcanza valores positivos (9 puntos), el segmento que, por otro lado, representa el núcleo de su electorado duro. Como en todas las mediciones de la serie, la irascibilidad es mayor entre mujeres que entre hombres. Es notable asimismo el enojo creciente entre los votantes mayores de 66 años, quienes son los que muestran el mayor índice de irascibilidad. Aunque los jóvenes tienen menos niveles de enojo que la media, la franja etaria de mayores de 66 años está completamente al margen, con un índice sorprendentemente alto, lo que refleja una frustración palpable con la situación actual.
Por nivel socioeconómico, el IDI performa mejor entre los de nivel alto, a pesar de haber caído varios puntos respecto a febrero, y en los de nivel medio, que este mes exhiben un repunte. Es entre los más pobres donde el descontento se incrementa.
Si miramos el humor en relación con el voto en el balotaje de 2023, la grieta se profundiza medición tras medición: los votantes de Massa se encuentran en el pico más alto de su crispación, mientras que los que votaron al presidente Milei no presentan oscilaciones.
En cuanto a las cuestiones que más preocupan a los argentinos, desde el verano se observan ciertos cambios en las prioridades de la gente. La inflación, que inicialmente dominó las preocupaciones de los argentinos al inicio del gobierno de Javier Milei, ha descendido del primer puesto al octavo. En su lugar, la inseguridad ha ganado terreno, pasando del 11% de menciones al 18%, mientras que los problemas económicos en general cayeron al 13%. La corrupción, el Gobierno y los políticos se mencionan con frecuencia, mientras que cuestiones como la educación, la justicia y la salud están más relegadas. El acceso a la vivienda, que históricamente fue una preocupación clave, ahora aparece en un lugar mucho más lejano en el ranking de prioridades, lo que refleja cómo las personas están enfocadas más en problemas inmediatos y cotidianos.
Para el segundo trimestre de 2025, y de cara a las elecciones legislativas, quedará por verse si la tendencia de deterioro del humor social se consolida o comienza a revertirse. En cualquier caso, el Gobierno conserva hoy un nivel de apoyo importante, y lo fundamental será el diseño de su oferta electoral y cuánto logra robustecer este respaldo en su núcleo duro de votantes.
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