ELOÍSA BALLIVIAN

Falklands o Malvinas, da igual

El lector y ex embajador ante la ONU Fernando Petrella dice el nombre es lo de menos: hay que destacar el logro diplomático y entender que la recuperación de las Islas es un proceso gradual.

(Sobre «Tiren abajo la AFIP»)

Estimado Hernanii y equipo:

Leo en este GADEV un comentario sobre la sustitución de la AFIP por la ARCA (sí, en ambos casos, es femenino porque se refiere a la Administración y a la Agencia) que finaliza con un “esperemos que por lo menos saquen el SIRCREB”.

Esta petición se ha transformado desde hace un tiempo en una consigna —en mi anterior carta sobre las inexistentes Sociedades Anónimas Deportivas algo digo respecto de estos atajos intelectuales— que, creo yo, no advierte el riesgo de que este sistema de coordinación sea derogado.

Vamos por partes.

El impuesto sobre los Ingresos Brutos, que es donde nace todo, es un típico producto de la potestad tributaria subnacional (provincias y CABA) establecida por el art. 75, inc. 2, de la Constitución Nacional y por el art. 9 de la Ley de Coparticipación Federal de Impuestos. O sea, digamos: las provincias pueden establecerlo y fijar las condiciones para su liquidación (sujeto contribuyente, base imponible, exenciones, alícuotas y, también —suenen fanfarrias—, responsables solidarios).

Aclaremos: no entra en esta discusión si el nivel de alícuotas es demasiado elevado. Son las que son.

Los códigos fiscales de cada una de las jurisdicciones establecen, dentro de los nunca bien ponderados responsables solidarios, a los agentes de recaudación, quienes son sujetos que de alguna forma se quedan con una parte de los pesos de la operación (reteniendo una parte de lo que deben pagar, sumando un cachito más a la factura si perciben, o si son bancos, debitando de la cuenta bancaria un importe cada vez que cada uno de nosotros recibe una acreditación). Estos regímenes son establecidos por cada una de las provincias sin mirar lo que hacen o no hacen las otras.

Para los que recuerdan el inicio de la película, era un descontrol total y el contribuyente quedaba a merced del cúmulo incoordinado de normativa provincial, y sucedía que muchas veces —y sólo hablando de la recaudación bancaria— le retenían en conjunto más de lo que hubiera tenido que pagar de impuesto, generando saldos a favor permanentes que eran muy difíciles de recuperar, por lo complicado del procedimiento y porque, en un país inflacionario, cuando lograba que se lo devuelvan, eran chauchas. Además, para seguir su giro comercial, debía reemplazar el dinero que quedaba a favor en las distintas agencias recaudatorias provinciales a través de fuentes de financiación externas (bancos, proveedores, impuestos, etc), todas con costo.

Para encauzar un poco el desbarajuste, la Comisión Arbitral del Convenio Multilateral (COMARB) estableció el archiconocido Sistema de Recaudación y Control de Acreditaciones Bancarias (SIRCREB) para coordinar y unificar cada uno de los regímenes establecidos por las provincias. Así, sólo se retiene una vez y, posteriormente, el producido se adjudica a cada jurisdicción según un mecanismo ya previsto.

Sólo Misiones y Tucumán no adhirieron al SIRCREB, con lo cual es posible ver algunos resúmenes de cuenta bancaria en los que, junto con la “retención SIRCREB”, aparecen las de esas provincias.

Y ahora volvemos a donde empezamos. ¿Hay que sacar el SIRCREB?

¡No, jamás, nunca! Por lo menos, mientras coexistan 24 regímenes de recaudación sobre acreditaciones bancarias descoordinados entre sí. Sería ideal que las 24 provincias (y, nuevamente, llamo provincia a la CABA que, justamente, no lo es, pero facilita mucho la explicación) hubieran adherido al sistema, pero 22 de 24 no es un mal número.

Y si por ventura quisieran abrir esta Caja de Pandora, ni el presidente ni el Congreso Nacional pueden hacerlo. Es algo que les incumbe únicamente a las provincias. Podrán patalear, gritar, insultar, mostrar fotos de mandriles o ese tipo de cosas, pero lo que no se puede hacer desde el Gobierno Nacional —por lo menos no mientras esté vigente el actual texto constitucional— es inmiscuirse en las potestades tributarias provinciales.

Un modesto consejo: tengan cuidado con lo que piden.

—Sebastián Vázquez

(Sobre «Tiren abajo la AFIP»)

¡Muy bueno, como siempre!

Un par de detalles: ya vi en varios lados que el ahorro en la movida de la AFIP será de $ 6.500 millones por año. ¿Vale la pena tanto lío por 5 millones de dólares? ¿O hay algún error en las cifras?

Por otro lado, una cuestión técnica: el SIRCREB tiene que ver con Ingresos Brutos y el Convenio Multilateral, no depende de la AFIP. Sólo para aclarar, ¿vio?

¡Un abrazo y muchas gracias!

—Horacio Moavro

Gracias por la aclaración. Varios nos hicieron notar el error, y agregamos una nota al final del texto cuando lo subimos a la web.

—Redacción de Seúl

(Sobre «Tiren abajo la AFIP»)

Gracias, Seúl, por tanto aporte a la cultura, a la política, al razonamiento y a la sensatez.

Dos líneas sobre el tema del nombre de nuestras Islas Malvinas, que tanto escozor causó en sectores del Gobierno.

En mapas muy antiguos heredados de nuestros mayores que tenemos en casa, las Islas fueron bautizadas Sebald en el siglo XVII por el descubridor holandés y luego, siglos XVIII en adelante, Falklands/Maluines. Esa es la terminología de las Naciones Unidas que todos los países, nosotros incluso, aceptamos en los informes y documentos de la organizacion.

En lugar de destacar públicamente y ante las Naciones Unidas el importante arreglo para reanudar el proyecto humanitario después de negociaciones que requirieron la cooperación británica y de los isleños, hemos salido a buscar culpables por la palabra Falklands en un comunicado que se redactó con el vicepresidente de la Cruz Roja, funcionario internacional. Nos hemos inculpado de algo normal. Buscamos cabezas para cortar con palabras impropias y fuera de lugar. Otra vez, nos corren los “duros” y les hacemos el juego al opacar un significativo logro diplomático.

La recuperación de las Islas es un proceso gradual, educado y de estímulos que no son concesiones. Cuando adoptamos actitudes constructivas, nos acercamos a nuestro objetivo. Cuando hacemos lo opuesto, nos alejamos, confundimos a la contraparte y ponemos incómodos a los que nos apoyan. Ojalá estemos aprendiendo.

Gracias Seúl otra vez.

(Sobre la entrevista de Victoria Liendo a María Victoria Baratta)

Excelente nota. Felicito a la historiadora. Gran análisis de la persona, del contexto, su acción, resultados y legado.

Ojalá siga con éxitos en su especialidad. Nos hace falta.

—Fernando Petrella
Embajador ante las Naciones Unidas (1996-1999)

(Sobre «El liberalismo es globalista», por Fernando Iglesias)

En la nota de Iglesias veo que da por verdad que Vox apoya a Putin en la invasión a Ucrania. Como trato de informarme con veracidad, me gustaría que me dieran pruebas de ese apoyo. Porque yo no lo encuentro, pero sí en los aliados del Partido Socialista español.

—Norberto Oscar Guadagni

(Sobre «Cristina en el barro peronista», por Ignacio Labaqui)

La nota de Ignacio Labaqui no es para los lectores de Seúl.

Es un simple copy & paste de las notas publicadas la semana pasada en los medios gráficos.

Yo no leo Seúl para eso.

—Aldo Rizzi

Carta de un lector preocupado

Siempre es bueno que se sepa desde dónde uno escribe, así que me presento: soy votante del PRO, profundamente identificado con el macrismo en su paso por Boca, por la Ciudad, y por lo que creo con convicción fue la mejor presidencia desde el retorno de la democracia. Fui a la Plaza de Mayo espontánea de agosto del ’19. Estuve en las marchas del SÍ SE PUEDE. Salí a protestar el encierro de la cuarentena y me representaron Patricia, Brandoni e Iglesias en esa cruzada, mientras María Eugenia se quejaba de que Macri se había vacunado en el exterior, Lilita seguía petardeando al espacio político desde su ombligo y Morales le pedía autocrítica a Mauricio. Voté a Pato y después a Milei. En resumen, soy uno más de ese 30-33% duro que existió, calculo, hasta las elecciones de medio término de 2021.

Por eso ME PREOCUPO cuando leo algunos artículos en Seúl criticando el acercamiento del PRO al Gobierno, o a una funcionaria de CABA contestarle en Twitter a un partidario de Milei porque todavía le dura el enojo por los insultos recibidos en la red durante las PASO y por haber perdido la oportunidad de ser gobierno, o me decepciono con Fernández Díaz editorializando en La Nación (anulé mi suscripción) y escribiendo que parte de la pobreza publicada por el INDEC es de Milei, con una deshonestidad intelectual evidente.

Porque hoy está Peluca, pero podría haber sido Massa (con el 37,5% casi gana en primera vuelta), porque en el ’19 se unieron todos (ahora nos damos cuenta de que eran CASI TODOS), y nos pegaron un sopapo que sólo la resiliencia de Mauricio y tantos otros consiguió amortiguar. Porque en 2017 ganamos sólo por el gradualismo tan denostado y porque eran legislativas y la ancha banda peronista todavía subestimaba a OJOS DE CIELO. Y en 2015 fue todo una increíble casualidad, una sucesión de hechos inesperados capitalizados por el genio de Marquitos Peña. Y vino un dream team difícil de igualar: Dietrich, los Bullrich, Malcorra, Ibarra, Aranguren, Sturze en el Banco Central, etc., pero no alcanzó.

Y nos olvidamos rápido que todo fue por poco, por muy poco. Y que antes eran casi todos y ahora se van a unir hasta los republicanos-populistas (ese oxímoron político), que prefieren conservar esa pose/pátina de faro moral para juzgar a un peronismo fácil de criticar (mientras conservan LA SUYA) a que el país se recupere de verdad. Estuvieron 70 años sin disputar el poder en serio hasta que llegó el PRO a la vida política.

Recuerden que la mayoría de los votantes del partido queremos tres o cuatro cosas básicas en esta etapa: derrotar a la inflación, a la inseguridad y a las trabas que nos impiden comerciar, crecer y crear. Y que no vuelva el peronismo en ninguna de sus formas.

Mauricio entendió antes que nadie y con posterioridad a las elecciones generales, creo, que es un partido de tres tiempos. NO DE DOS.

El primero lo jugó él como protagonista, el segundo como la mejor oposición que requiere esta etapa del país y el tercero, posiblemente, cuando seamos una verdadera república y podamos volver a encontrarnos los que llenamos esa plaza de agosto y ser alternativa de nuevo.

Pero todo sigue siendo muy fino electoralmente. Pueden volver.

Por eso, cuidemos a Milei. Vamos por ocho años de este gobierno y en 2031 salimos a la cancha. O no. Quién sabe. En definitiva, no es lo más importante.

—Guillermo

(Sobre «El caos no tiene ingenieros», por Hernán Iglesias Illa)

Hernán:

Como siempre, ajustando el debate con una mirada inteligente y convincente.

Y acerca de formular opiniones, según lo que se interpreta del tema que se trate, hago un paralelo (y homenaje) a mi “filósofo” campero don José Larralde, en «Herencia pa’un hijo gaucho»: «… Y enantes de que enmudezcan las cuerdas de mi sentir, yo le quisiera decir, ansi, como a la pasada, las sumas de unas restadas, y los puntos de unas “i”. Y jamás se vaya a creer, que grito pa’estar de moda…»

Excelente rato de lectura actual, esclarecedora, “opinadora” y comprometida.

¡Gracias y abrazo!

—Daniel Stoessel

PD: La manera en que te evaluarán los lectores acerca de la nota y la calidad de esa “crítica”, dependerá de la formación de dicho lector. La mía, 6° grado de primaria entre 1960/66, me exime de lo sesudo y prima lo intuitivo y emocional. Es lo que hay, Hernán.

(Sobre «Fui a la India para que no tengan que ir ustedes», por Marcos Falcone)

¡Hola!

Qué triste lo que escribes sobre la India, Y ENCIMA LO PUBLICAS.

¡NO ENTENDISTE NADA!

Fui dos veces a la India y no veo la hora de volver. INDIA TE ATRAVIESA. ¡Qué lástima que no tuviste la suerte de vivenciarla un poco más! Nueva Delhi no es la India.

India es la alegría de su gente, su generosidad, su respeto, su espiritualidad, sus sabores, colores, etc. No tendría el tiempo para describirla.

En vez de ir al Taj Mahal, tendrías que haber ido a cualquier templo del interior de la India, observar y darte cuenta por dónde pasa la vida.

Todavía nos falta aprender tanto.

“Lo esencial es invisible a los ojos” —Saint-Exupéry

—Lorena Villen

(Sobre «Mi papá es menos golpista que el tuyo»)

Así es, GADEV. Luego de leer, arrancamos el viernes tarareando.

Sigue un repaso a los portales (espero no estresarme), luego llega Franco a las 11:30, sigue a la tarde y así.

Y el lunes, plato fuerte en el Islas Malvinas de All Boys. Mi querido sabalero intentará seguir en el reducido.

Abrazo grande,

—Daniel Stoessel

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