(Sobre «Martín Guzmán se habló encima»)
¿Es barato tener que elegir entre comer o tomar un remedio? No sé, pregunto.
Y de Galperin, mejor ni hablar. Sería bueno que investiguen en defensa al consumidor cuántas denuncias tiene Mercado Pago. Lo descubrí cuando a mi hermana, por error de su tarjeta de débito, en un negocio con un posnet de MP le debitaron $71.000 en lugar de $7.100, el 30/10/2022. Hecha la anulación de la operación y después de un tiempo sin recibir la devolución del importe, concurrió a defensa del consumidor y, realizadas cinco audiencias, hace casi dos años sigue esperando la devolución de su dinero que, según MP y sin presentar un solo comprobante, dice que devolvió. En los extractos bancarios jamás apareció. La representante salía de una audiencia y se metía a otra, automáticamente.
Obviamente no creo nada en ese deñor, y menos después de tener que aguantar a los K diciendo que al final tenían razón.
Seguiré leyendo a Seúl, a pesar de Milei.
Saludos cordiales,
–Patricia Gómez
(Sobre «Cuarenta años en el banquillo», por Hernán Iglesias Illa)
Ahora entiendo por qué a CFK le gusta repetir la frase que se le atribuye a Abraham Lincoln: “se puede engañar a algunos todo el tiempo o a todos por algún tiempo”. Fiel practicante, ella y muchos de sus acólitos.
Creo que esta triste y detestable historia resume bastante bien el porqué de la actual decadencia del relato woke o progre (aunque, como bien dijo Sacheri, los que se quedaron con el sello de goma del progresismo son lo más sectario y anti-progresista que existe; en particular los “coreanocentristas”): los prejuicios –primero– y el laissez faire –después– los convirtieron, a esos pseudoprogresistas, en cómplices de una tribu de fanáticos que los terminó desbarrancando mal.
Lástima que no haya Oliver Stones o Ken Loachs que lleven con igual talento que aquellos estos guiones al cine. Todavía queda muuuucho camino para desmalezar la vida de tanta horrible corrección política.
Gracias por la valiente crónica, Hernán. No me extrañaría que te traiga algunos dolores de cabeza.
–Enzo Prestileo
(Sobre la entrevista a Francisco de Santibañes, por Fernando Santillán)
Excelente y muy clarificadora. La nota llega perfecto para este momento de Argentina, sobre todo para la juventud exóticamente mediática y con mucha falta de información. 👌
Cae perfecto. 💯
–José D. Garisto
(Sobre «Por qué las vacunas se volvieron polémicas», por Diego Peller)
Recomiendo la lectura de Desvaneciendo ilusiones. No lo escribieron las Big Pharma.
Saludos,
–Eduardo José Balloni
(Sobre «Cuarenta años en el banquillo», por Hernán Iglesias Illa)
Es inconcebible que escándalos judiciales como este y muchos otros (léase liberación transitoria de autores de delitos aberrantes que huyen o vuelven a delinquir) no tengan ninguna consecuencia para los jueces involucrados.
A Reynal le robaron 42 años de su vida mentirosos, cobardes e ineptos que seguirán con sus existencias deplorables sin la menor consecuencia. ¿Cuál es el costo de prevaricar, falsear, mentir? Ninguno. ¿Podemos asombrarnos que seres deleznables como estos pululen en nuestros juzgados?
Celebro que esta parodia infame haya terminado, fruto del estoicismo de Reynal y la perseverancia de Bustamante, pero deploro que sus autores responsables no respondan por sus actos.
–José Sánchez
La rigidez de la política
Este momento de la actualidad política argentina parece muy complejo de interpretar después de sufrir un enorme reseteo el año pasado. Ni oficialismo ni oposición parecen acomodarse a la nueva realidad, y a unos y a otros se los ve estáticos en sus posturas, inamovibles en una foto que no cambia con el paso de los meses.
Entre una oposición que no entiende a la opinión pública y un oficialismo que no termina de descifrar a la política, transcurren los meses sin cambios. Y la rigidez puede ser una cualidad positiva para el acero, pero no para una ciencia social como la política.
Y entonces, si ningún sector hace el esfuerzo como para poder sintonizar, ¿como puede evolucionar esta foto?
Los protagonistas no muestran signos de elasticidad alguna. Por el contrario: quedaron estáticos esperando a que la realidad sea la que se acomode a sus argumentos y les de la razón. Parecen cazadores que han apuntado su mira hacia un punto fijo y esperan inmóviles a que sea la presa la que se cruce para poder, entonces sí, disparar.
Mientras tanto, hacen sus apuestas desde la tribuna, como si por primera vez hubieran renunciado a estar en la cancha y ser protagonistas de cualquier transformación. Aunque transformar debería ser el objetivo máximo al que aspire la política, entendida como la herramienta para mejorar la vida de la gente.
–Pablo Lanik
(Sobre «Cuarenta años en el banquillo», por Hernán Iglesias Illa)
Muy buena la nota sobre Reynal y Saiegh.
Qué valiente y dedicado Jorge Eduardo Bustamante, que escribió ese libro para defender el honor y la memoria de Alex Reynal.
En 1989, cuando presidía el BCRA, fui acosado por Saiegh para que impulse su ridículo reclamo.
Abrazos,
–Javier González Fraga
La evidencia parece cada vez más irrefutable: Milei es el precio a pagar para tener una economía razonable.
¿Vale la pena pagarlo?
La respuesta es muy personal. Sí, como casi siempre.
Detesto la personalidad del presidente. Creo que arrastra traumas que la vuelven cruel, insensible y, en buena medida, patológica.
Si se lo toma en serio, es un personaje muy peligroso. ¿Cuál es el peligro? Que le vaya bien.
Sin embargo, pese a lo expresado, la respuesta a la primera pregunta es sí, vale la pena. Aunque, en mi opinión, con una condición: que nos deshagamos de él una vez que encauce la economía.
Por supuesto, no para retomar el nefasto populismo que nos llevó al infierno, sino para tomar el riesgo de depositar la política nuevamente en manos de sus profesionales, y rezar para que hayan aprendido la lección.
Sí, el riesgo es altísimo, y las probabilidades de que algo así suceda son ínfimas.
Si Milei encarrila al país y sigue gobernando, no veo manera alguna de que ese gobierno no derive en alguna suerte de dictadura.
Si nos deshacemos de él a tiempo y el resto de la política sigue igual que antes, habrá sido un brutal sacrificio inútil.
En una película con un guion convencional, habría final feliz.
En nuestra película, el guion lo escribirá la mayoría de nosotros.
–Enzo Prestileo
(Sobre «Cuarenta años en el banquillo», por Hernán Iglesias Illa)
Leí su artículo sobre Eduardo Saiegh. Él no puede responder porque se murió luchando contra los procesos judiciales iniciados por los delincuentes económicos del Proceso de Reorganización Nacional protegidos por el sistema.
Le recomiendo leer mis libros publicados en academia.edu, amazon.com y en eLibro.com, editorial para universidades. Yo leí el suyo cuando viví hace años en Nueva York.
Sobre Bustamante, comparto la opinión que de él tenia mi gran amigo Paul Leclerq. Decía: “Bustamante es un boludo”.
Atentamente,
–Luis Oddone
(Sobre «Las dos almas del radicalismo»)
¿Otro Triunfo de la voluntad de Leni Riefenstalh?
–José Luis Sanchis de Avella
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