ELOÍSA BALLIVIAN

De la República posible a la verdadera

Dudas sobre el republicanismo de Milei.

Un buen artículo. Bien escrito y fundamentado, aunque lleno de obviedades. Nada nuevo bajo el sol actual.

La política de hoy parece ser así de barata. Cabe la pregunta de si los votantes no somos fáciles también.

En cuanto a Trump, sus vocinglerías fanfarronas tampoco ayudan mucho.

La pregunta es: ¿cual de los dos es más riesgoso?

Respetuosamente,

–Víctor Daniel Zancada Rossi

Dos cosas omite la crítica habitual de El nervio óptico y son las que determinan su éxito, mas allá de la lectura ingenua de la oveja negra de familia oligárquica, de la guía de arte, de la invitación a los museos y de la siempre apetecible identificación de la narradora con la autora de carne y hueso. Estos puntos son los personajes secundarios que dan unidad a cada capítulo y los definen como cuento. Y el carácter simbólico del último.

Dos personajes del mismo origen social que han derivado en situaciones opuestas: la fe y la autodestrucción. Y ello en torno al cuadro del Greco. La narradora dice no saber “de qué va” la escena: Jesús en el monte de los Olivos en el comienzo de su agonía redentora de todos los personales del libro. Desde luego es inverosímil que la profesional ignore el tema del cuadro. De todos modos, ha incorporado el símbolo y ya no puede evitar que funcione como tal: es el sentido del dolor y la enfermedad que el relato autoficcional revela.

Frente a esos personajes y esa carga simbólica, Un puñado de flechas confirma el viejo dicho de “las segundas partes”. Ella misma pone de relieve en cuatro paginas epilogales la génesis editorial del libro. Es inocultable la falta de la coherencia perfecta de su primer libro, el esnobismo, el caracter de compilacion.

Creo que El nervio óptico quedará como una isla de gran literatura. No puedo pensarlo de su presunta continuación.

–Aníbal Baeza

Ok, Luz. Pero ya es demasiado.

Me irrita (por decirlo civilizadamente) mucho Milei. Después de querer convencerme bastante tiempo de que es una estrategia, buena o mala, pero coacheada, me rindo. El tipo arrastra traumas, insuperables a esta altura. Y cada vez se contiene menos. Estamos queriendo ver a un Chauncey Gardiner de rasgos menos calmos donde no hay más que una mezcla de Norman Bates con Hannibal Lecter –sin el genio criminal de este último–.

La racionalidad económica, después de tantas décadas de desvarío populista, seguro es más que bienvenida. Sin embargo, somos culpables de que su portador sea este desequilibrado, por no habernos animado a acelerar antes –se hizo con los dados echados en el último año y pico de gobierno– cuando tuvimos la oportunidad de hacerlo con gente racional al mando. Es cierto que se corría el riesgo de que no existiera el plafón social que hay hoy, con más del 40% de la sociedad que, en el quirófano y sin anestesia, muerde un pañuelo y le dice al médico que siga operando.
Pero no hacerlo nos costó este presente. Y este presente, me temo, con esta gente –y más que nada con este cirujano– nos devolverá al pasado. Porque cuando los que se hartaron y cambiaron la feta de salame por el salame entero (y que sea lo que Dios quiera) el año pasado se den cuenta de lo que hicieron, no van a bajar un cambio: van a bajar los brazos.

Y eso espera, haciendo de espejo y mirando el reloj de reojo, el petiso patilludo que tanto ayudó a cavar el pozo en el que estamos. Y yo miro esta película de terror imaginando el final, y no sé si correr fuera del cine, incendiarlo –si pudiera–, o, como finalmente opté, descargar escribiéndoles esto.

Sí, claro, hay todavía un posibilidad de que salga bien lo económico y que la sociedad le ponga freno, si ocurriera, a cualquier intento de desvarío dictatorial. Permítanme desconfiar.

Causa frustración ver que las ideas más sensatas sólo sirven para reconfortarnos un poco leyendo Seúl. No me alcanza.

Ojalá esté delirando.

Saludos, Luz,

–Enzo Prestileo

Hola Luz.

Excelente nota, actualísima y reflexiva.

Que llegue a la bitácora del Gobierno a tiempo. Si no leen Seúl, que se la hagan llegar.

Saludos,

–Daniel Stoessel

Concuerdo sobre el comentario del libro de Tenembaum, pero un caveat: se dice que Milei nunca, de manera explícita, suscribió comentarios sobre venta de niños o de órganos, pero sobre todo de crítica expresa a la democracia liberal. Yo me pregunto: alguien que fija la decadencia argentina en la transición de la alberdiana “República posible” a la “República verdadera” en 1916, ¿acaso no entiende que la ampliación de la participación política y el voto secreto trajeron la desgracia del atraso? Siguiendo a su maestro local Giacomini, que mete en el paquete de antecedentes hasta la Constitución. ¿Acaso Bertie Benegas, otro mentor, no dice que “necesitamos la República posible”? En esa República caben los jueces como Lijo que vienen a hacer todo posible. Adiós división de poderes.

Saludos. Siempre muy buenas notas que ayudan a pensar.

–Liliana de Riz

Hernán y redacción de Seúl:

En la diaria tarea de ver nuestra realidad, escuchando radio, viendo TV y leyendo un poco, se empieza a hablar del “juicio político al presidente”. Todo porque pareciera poder lograr la oposición una mayoría para efectuarlo.

Ahora bien: ¿un conjunto de legisladores podrían llevar adelante esto contra un presidente que fue votado por más del 50% del electorado? ¿Qué tendría que pasar, qué tremendidad debería cometer Milei para hacerlo posible?

Tengo la sensación de que, además de votaciones en contra en las Cámaras, se agita esto como una amenaza, por si cuela.

¡¡¡Abrazo!!!

–Daniel Stoessel

PD: Me encantaría una reflexión vuestra sobre este tema, ya que no son pocas las “plumas finas” –Guillermo Marconi dixit– que tiene vuestra redacción. ¿Cómo la ven?

Es un poco angustiante que con tanta ligereza se diga que al bloque de La Libertad Avanza lo integran “nacionalistas línea Falcon verde”. Hay demasiado horror detrás de esas palabras. Lamento mucho esa liviandad.

Saludos,

–Carlos Morán

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