Buenos días, Hernán:
Sólo quería expresarte mis felicitaciones por el artículo “Progresismo y kirchnerismo, abrazados en la caída“. La exactitud de tus afirmaciones y esa habilidad para encontrar la palabra justa que define cada situación es admirable. No dejás nada librado al azar y describís con gran intuición cada idea.
Lo único que me hace ruido es esa complacencia con la existencia del peronismo. ¿Por qué alentar su supervivencia? ¿Es que sufrimos de abstinencia sin él? Es cierto que la mitad más uno era peronista, pero ya no; o, mejor dicho, ¿por qué debería ser así? Si el peronismo fue como el franquismo o como el nazismo, algo políticamente coyuntural que, tal vez, y digo tal vez, tuvo su razón de ser en un momento de nuestra historia y ya no la tiene (aunque los pensamientos que lo causaron perviven en el ser nacional).
Y como bien decís por ahí, ¿cuál es su doctrina? ¿Qué nos legó el peronismo sino el gremialismo fétido que nos está consumiendo, la idea de vivir en una incubadora, la muerte de la iniciativa propia, la pobreza y todo lo que conocemos? ¡Ni lo consideremos para el futuro! Si los peronistas lo quieren revivir que laburen ellos. Esos peronistas desorientados que vos comentás, que laburen, por primera vez en su vida.
Muchas gracias por Seúl. Ya me voy a suscribir en cualquier momento.
–Elinora
Hola Hernán:
Soberbio editorial.
Sólo agregar: bienvenido, maestro, lo estábamos esperando.
¡¡¡Abrazo!!!
–Daniel Stoessel
¡¡¡¡Excelente nota de Claudio Andrade!!!!👌🆗
–José D. Garisto
Es muy pobre la nota de Victoria Liendo repitiendo la metodología de los progres con Alberto. La podríamos llamar “Buscando el Milei moderado”. La derecha, y Milei lo es, es siempre antiderechos, y su comunicación esta llena de red flags. Evidentemente la autora “no la ve”. No hay liberales en este gobierno, sólo conservadores que simpatizan con genocidas.
–Ernesto Miró
Felicitaciones a Hernán Iglesias por la impecable descripción de los hechos a los que nos tiene acostumbrados la política argenta.
Saludos,
–Diana Berazategui
Teniendo ya, como tenés, una considerable experiencia de vida y, por tanto, de acontecer político argentino, me extraña que te declares derrotado en aquella percepción sobre el progresismo nac&pop, Hernán.
Por desgracia, creo que sigue vigente tu pronóstico electoral, incluso. Tendrán oferta, casi con seguridad aupados en algún rebrote del pankirchnerismo (a estas alturas, esa expresión se fagocitó con papas a lo que antes fue panperonismo), con apellido soviético o sin él (con, creo).
Mi conjetura parte de la respuesta a la pregunta: ¿qué hay enfrente de Milei?
Macri y el PRO no encontrarán espacio suficiente. La izquierda seguirá siendo lo que siempre fue. Los radicales están a punto de conseguir no representar absolutamente a nadie. ¿Qué queda?
Sí, esa es la respuesta. Quedan ellos. Juntarán los pedazos, como siempre. Buscarán un mascarón de proa nuevo (es decir, viejo), como siempre.
Esta vez no usarán las palabras “Juntos”, “Todos” o “Patria”, como han usado siempre.
Y si este gobierno fracasa, volverán… como siempre.
No importarán las Fabiolas, los Fernández, los Maduros, los Insaurraldes, ni los… ni las…
El populismo es una enfermedad incurable, aunque cada tanto nos internen en una clínica para desintoxicarnos.
Para no ser tan terminante, en todo caso, las salidas posibles al populismo son infinitamente más dolorosas que las que ofrece este estrafalario personaje que la bronca nos llevó a entronizar. La historia universal da fe de ello.
Dios, o aquello en lo que cada uno crea, se apiade de los futuros argentinos.
Amén.
–Enzo Prestileo
Buen día. Me llamo Javier Ramponi y soy de la ciudad de La Plata.
En mi cuenta de mail tengo guardado el primer news de Seúl que recibí, con fecha de julio del 2021. Probablemente comencé a leerlos antes pero, por una cuestión de espacio, borre los correos. En fin. Si considero que en esa fecha comencé a leer Seúl, hace poco más de tres años que no leo una nota tan sin sentido como “¿Estas ganando, hijo?“.
El autor, creo entender, intenta solventar su sospecha de que un par de cuentas de X son de Caputo. Yo no sé si está queriendo destronar a un influencer que de juegos de video, animé, cómics o alguna otra actividad típica de adolescentes (quizá algunos tardíos) sabe más que él, o rivaliza con algún periodista especializado en temas nerds, con el que compite por el equivalente al Pulitzer que seguramente entrega la Comic-Con.
El hecho es que escribe para quienes están muy asentados en su singularidad. Escribir para un público amplio y comenzar suponiendo que, por alguna razón, que imagina pero no fundamenta, el público va a ponerse a dilucidar si, como él sugiere, un funcionario de gobierno opera un par de cuentas de X con unos seudónimos que son tan complicados de desentrañar (como creíble es la suposición del autor), es, a todas luces, una pérdida de tiempo.
Lo que hace el autor de la nota es lo mismo que suelen hacer los seudoprogresistas para acusar, con razones muy veladas y traídas de los pelos, a quien quieren desprestigiar, diciendo: “Fulano está vinculado al terrorismo de Estado, porque el apellido de la madre es el mismo que el del yerno del secretario de un médico forense que trabajaba en el Batallón de Comunicaciones con asiento en el país, y era amigo de un Teniente Coronel procesado por delitos de lesa humanidad”. O, sea…
Felizmente, toda regla tiene su excepción, de modo que el porvenir sigue siendo auspicioso.
Les dejo un saludo cordial, y ojalá no deba repetirme en comentar desagrado.
–Javier Ramponi
De casualidad llegué a vuestra página web.
He leído algunos de sus escritos y me asombra lo bien fundamentados que están.
Creo oportuno destacarlo.
–Patricia M. Romua
Hola, redacción de Seúl:
Estoy leyendo una frase de la exposición de Cristina Kirchner en este momento (“El fiscal Luciani contribuyó al clima de violencia política”) y recuerdo lo que pensé del tiempo transcurrido posterior al alegato del fiscal Luciani en aquel septiembre: Cristina tiró del mantel.
En los meses siguientes empezaron a pasar una serie de cosas que parecían fomentadas por el universo K. Para mi modo de ver, si un investigador, con tiempo y recursos, se dedicara a listar los eventos, tomando cinco o seis medios de todo el arco ideológico, se encontraría con estas confirmaciones. El peronismo K se empeñó en ir creando zozobra e incredulidad en la opinión pública a partir del demoledor alegato de Luciani.
Quería expresarles esta visión y compartirla. Respecto a estas líneas, aprovecho para evocar a mi admirado Don José Larralde: “De coplas que ayer canté/ se dijeron muchas cosas/ algunas alabanciosas/ otras llenas de ponzoña/ cada una tiene sus roñas/ pero el dueño las ve hermosas”.
¡¡¡Abrazo grande!!!
–Daniel Stoessel
Redacción de Seúl:
A pesar de que con el paso de los días el caso Alberto Fernández-Fabiola fue para peor, intentaba yo recordar una frase que, años ha, había leìdo por allí, pero no había caso, no la ubicaba.
Días después la recordé. Alrededor de 1973 fui comprando los libros de una colección estupenda de Salvat. Entre esos 100 ejemplares, uno de ellos me impactó: El desierto del amor o Talence bajo la tempestad, escrito en 1925 por François Mauriac. En el prólogo (los prólogos de esas ediciones eran tan valiosos como los libros mismos) Lorenzo Gomis expresa, refiriéndose a las pasiones y amores que se desatan en el drama de Mauriac: “Un hombre de Estado agobiado, en torno a la hora en que su amante le espera, detiene el mundo”.
La magia narrativa de Mauriac (escribía “a rachas febriles, con un cuaderno sobre sus rodillas”), la sordidez del caso Fernández. En ambos casos, literatura y realidad, “un hombre de Estado agobiado”.
¡¡Abrazo!!
–Daniel Stoessel
Hernán, ¡buen día!
Me gustó mucho este artículo y me sentí muy de acuerdo. Para mí es así como decís vos: sin Macri no hubiese habido Milei. Lamentablemente tuvimos cuatro años de Alberto, pero ahora parece que era necesario ese paso en falso (contrastado con los años de Cambiemos) para que queden bien contrastados los dos modelos.
Sin dudas, el estilo de este gobierno no es el mismo, y a mí en lo personal mucho no me gusta (sobre todo su cancherismo y la soberbia de algunos dirigentes) pero rescato el norte y espero que le vaya bien.
Abrazo para allá,
–Santiago Chemes
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