Bienvenido a una nueva edición de Materia Gris, nuestro newsletter donde les damos voz a los especialistas. Hoy conversamos con Ignacio Labaqui, analista político, especialista en Relaciones Internacionales y docente universitario. Le preguntamos sobre las elecciones en Estados Unidos y el impacto que podrían tener sobre Latinoamérica.
¿Cuáles son las principales diferencias en la agenda política de republicanos y demócratas que podrían impactar en los países latinoamericanos?
Las principales diferencias pasan por temas como la cuestión del cambio climático, que para Trump es un no-tema y también por la cuestión del apoyo a la democracia, que es un tema para los demócratas y que para Trump no importa tanto (no así para los republicanos). Hay cuestiones donde creo que no va a haber tanta diferencia, como la relación con China y el tema migratorio. En eso se ve bastante continuidad, y yo diría intensificación, entre los gobiernos de Obama, Trump y Biden.
Dicho esto, no todos los países de América Latina tienen el mismo tipo de relación con Estados Unidos. Hay países que están mucho más expuestos por la cercanía. Una cosa es el impacto de Trump sobre México o Centroamérica, donde la cuestión migratoria está mucho más sobre la mesa y otra cosa es la Argentina. Y también está la cuestión de las formas. Ya sabemos que las formas de Trump son bastante particulares, por decirlo de un modo amable.
¿No está en juego el modelo proteccionista?
Típicamente los demócratas eran más proteccionistas que los republicanos, pero eso con Trump cambió 180 grados. Trump es proteccionista, por lo cual a países como México los va a afectar porque es posible que pida la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que es la continuidad del NAFTA o el TLCAN.
Pero el impacto de la política de Estados Unidos sobre América Latina dista de ser uno solo. No me queda muy en claro que pueda haber un cambio tan radical respecto a la política del gobierno actual, que en los hechos mantuvo la política de presión máxima de Trump, la flexibilizó un poquito, unos meses, y después restableció las sanciones, pero dejando un cierto margen para negociar con el régimen de Maduro.
América del Sur es un tema aparte. Son países que están más lejos, que tienen menos intercambio comercial con Estados Unidos, que no inciden sobre la agenda migratoria, y ahí cambia un poco entre aquellos que tienen temas de agenda negativa, como un rol protagónico en el tráfico de drogas, y aquellos que no. La principal diferencia es que si América Latina suele ser no prioritaria para Estados Unidos, con Trump era menos que prioritaria, y hubo pocos países que escaparon un poco a esto. Venezuela y Cuba, por cuestiones ideológicas, México por lo ya mencionado, y en alguna medida la Argentina pudo beneficiarse en el plano bilateral por la relación que había entre Macri y Trump. Después, todo ese beneficio bilateral se esfumaba por las consecuencias sistémicas de Trump. Trump generó cierto desorden global que terminó perjudicando a la Argentina.
¿Creés que se abrirían oportunidades de cooperación y colaboración para nuestro país con un triunfo republicano?
Me parece que esa idea de que si llega Trump, por la cercanía que tiene Milei, la Argentina se va a beneficiar está exagerada. O sea, la apuesta pareciera ser que Trump le torcería el brazo al FMI para que le de un monto excepcional a la Argentina y para que no se meta en cuestiones de política monetaria y cambiaria que hoy son los principales escollos en la relación. Yo pongo mi duda sobre esto porque, primero, Trump asume el 20 de enero. Hasta que tiene la confirmación del secretario o subsecretario del Tesoro, que son los que tienen responsabilidad sobre el FMI, toma un tiempito y hay cierta inercia en las instituciones. Y, de vuelta, el contraste entre lo bilateral y lo sistémico. Trump, tal vez, en lo bilateral le da una mano a Milei, pero en lo sistémico puede ser más perjudicial.
Por otro lado, la verdad es que el gobierno de Biden no ha tenido una mala relación con el gobierno de Milei. Hemos visto desfilar funcionarios desde que asumió Milei. Estuvieron Antony Blinken, Brian Nichols, la general Laura Richardson y muchos más. Incluso se reunió con el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan en Washington antes de asumir. Y el eje de la relación con la Argentina pasa por cuestiones como la presencia china. Eso no va a cambiar.
¿Cómo beneficiaría a la Argentina en lo sistémico la continuidad del gobierno demócrata?
Probablemente con un gobierno demócrata, Estados Unidos sea algo más previsible que bajo un gobierno de Trump. A países como la Argentina, con una situación económica muy frágil y sensible a shocks externos, un gobierno de Trump puede resultarle muy perjudicial. Sobre todo para un gobierno como el actual, que está corrigiendo los desequilibrios económicos que heredó del gobierno anterior. Es decir, con un gobierno demócrata no necesariamente haya beneficios en lo sistémico, pero sí una mayor previsibilidad.
¿Estas elecciones podrían afectar la política de sanciones y la relación con países como Venezuela y Cuba?
El caso de Venezuela está por verse, porque mucho depende de lo que ocurra el domingo en la elección. De si gana González Urrutia, que es lo que marcan todas las encuestas, y si el chavismo acepta la derrota. La elección de González Urrutia es el principio del camino hacia la transición democrática, sobre todo si pensamos que durante el próximo año y medio la Asamblea Nacional venezolana va a estar dominada por el chavismo y sus aliados, que el Poder Judicial sigue en manos del chavismo y que las fuerzas armadas son afines al régimen de Maduro. Entonces la política de Venezuela va a depender mucho de lo que ocurra este fin de semana.
El caso de Cuba va a depender mucho de qué ocurra en Venezuela, que es el campo de batalla. La política hacia Cuba con Trump sí fue bastante más dura que con Obama. Con Biden no ha habido mucho cambio.
Sí un tema que va a estar sobre el tapete es la migración. La migración desde Cuba el año pasado fue récord. Y mucha de esa gente trata de entrar vía México, o ir hacia Nicaragua y desde ahí a Estados Unidos. Y también va a haber más presión de parte de un gobierno de Trump para hacer caer al régimen cubano. Típicamente el Partido Republicano es mucho más sensible al lobby del exilio cubano.
En el caso de Venezuela, hoy la política es la misma que dejó Trump, con algunas flexibilizaciones. La licencia para Chevron es una. Pero todo depende mucho de qué es lo que pasa este fin de semana.
Y por último, con respecto a El Salvador, recientemente Trump criticó el modelo de seguridad de Bukele, del que Kamala Harris también es muy crítica. ¿Crees que podría escalar esa tensión?
Yo no diría que podría escalar porque hay una diferencia de poder bastante fuerte entre Estados Unidos y El Salvador. Entonces diferenciaría los motivos. Trump critica a Bukele porque lo acusa de exportar criminales, ya que pone el foco en el tema de la migración y de identificar el crimen con los inmigrantes, algo que ya lo vimos en la campaña de 2016. Las críticas de Kamala Harris son más orientadas a cuestiones institucionales. Puede haber una escalada verbal, pero países como El Salvador son muy dependientes de las remesas de los migrantes. Si Estados Unidos trata de ponerle límites o controlar eso, como lo ha hecho en el pasado con Cuba, puede complicar bastante al gobierno de Bukele.
Yo diría que esto lo único que manifiesta es que Centroamérica es muy relevante para Estados Unidos por el tema migratorio, en el que no hay mucha diferencia entre Obama, Trump y Biden. En los tres casos hubo intentos por frenar fuertemente la inmigración y también deportaciones masivas, sobre todo en el caso de Trump y de Obama; en el caso de Biden uno puede ver la reanudación de la repatriación temporal de migrantes venezolanos. Bukele puede subir el tono, pero no tiene con qué hacerle frente a Estados Unidos.
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