Si hay algo que hay que reconocerle a Jesucristo es que dejó su sucesión ordenada. Y no eligió precisamente al más leal de sus apóstoles edificar su Iglesia sobre él. Se ve que vio en San Pedro alguna virtud que no tenía el resto, que ha permitido que sin ruptura de continuidad la institución haya durado ya más de 20 siglos.
Pero el que le dio territorialidad al cristianismo no fue San Pedro sino San Pablo, que en menos de 70 años, yendo y viniendo a pata, logró imponer la cristiandad en parte de Europa, Asia Menor y Cercano Oriente. San Pablo tomó una posición ideológica muy arriesgada para incluir pueblos enteros dentro del cristianismo. A diferencia de San Pedro y de Santiago, no exigía que los nuevos cristianos tuvieran que ser antes judíos.
Con esta reforma, perdiendo un poco de identidad, San Pablo pudo incluir a los pueblos gentiles que habitaban Roma, Grecia y lo que hoy es Turquía. De esta forma, el cristianismo dejó de ser una religión de raza para transformarse en universal.
Bullish
En el 2001, mientras veía de primera mano caer las ventas de un producto esencial, le pregunté a un amigo que había creado y estaba al mando de los café Havanna cómo le iban las ventas de ese producto suntuario que era el alfajor. Me dijo que venían creciendo. Cuando le pregunté cómo podía ser que en plena crisis un producto lujoso pudiera venderse más que los años anteriores, Pablo me tiró una frase: “Satisfacción por menos de un peso”.
Por esos mismos días hubo una profusa aparición de cafés caros. Distintas cadenas se habían instalado ofreciendo cafés a precios y calidad muy superiores a los habituales. La explicación que me dieron fue que la gente que antes salía a comer a un restaurante, ahora, como no le alcanzaba, cenaba en la casa pero iba a tomar café al mejor lugar.
Ante caídas tan grandes de los ingresos reales, se modifica la canasta de consumo. La resignación al acceso de bienes de importancia aumenta el de bienes y servicios fútiles. Así fue que resignamos primero ser propietarios de una vivienda mientras aumentaba la venta de autos; luego nos conformamos con no tener auto, pero poder viajar; y ahora ya nos damos por satisfechos con ir al teatro y comer una pizza un sábado a la noche.
Movimiento Todos por la Patria
Siempre ha sido un misterio qué pensaban los del Movimiento Todos por la Patria que coparon el Regimiento de La Tablada en enero de 1989. Claudia Hilb ha intentado explicarlo, pero entre tantas dificultades en su investigación se ha encontrado con un pacto de silencio entre los integrantes de estos guerrilleros tardíos.
Yo creo que ese pacto de silencio no se debe, como la omertá de los mafiosos, a callar para no involucrar a otro miembro de la organización, sino, más bien, porque cuando salieron del microclima revolucionario que los llevó a cometer semejante gansada política se dieron cuenta de que si revelaban las verdaderas motivaciones iban a quedar como unos reverendos boludos delirantes.
Cornudo
Cuando fuimos de viaje de egresados a Bariloche, en una de esas tantas excursiones a las que te hacen ir los coordinadores, nos llevaron a una especie de casa alpina en la montaña en donde nos dieron un té. Las paredes estaban decoradas con reminiscencias alpinas llenas de cosas colgadas. Uno de mis compañeros se sentó en un taburete que justo estaba debajo de una cornamenta de ciervo. Uno, que no tenía ni la más mínima idea de la vida del muchacho éste, le dijo que era un cornudo, sólo por haberse sentado ahí. El muchacho empezó a pedir que no lo cargaran porque el problema que había tenido con su novia ya estaba solucionándose y que a él le dijeran eso lo ponía muy mal, etc. etc.
En ese momento nosotros, que no teníamos idea de lo que era su vida, nos enteramos del percance que había tenido con su novia. Lo de Altuna y el CONICET me hizo acordar.
Ermenegildo
Nos hemos enterado que ha desaparecido Cecilia Strzyzowski, esposa de César Sena, hijo del Milagro Sala del Chaco. La madre de Cecilia no sabe adonde ir a reclamar. Cuando al Clan Sena lo estaban indagando en una comisaría, entraron los piqueteros. Otro caso en el que los movimientos sociales se han transformado en fuerzas paraestatales. Todos hemos podido constatar, más aún en la pandemia, las atrocidades que pueden cometer gobiernos como los del formoseño Gildo Insfrán o como el del santiagueño Gerardo Zamora.
Ojalá, aunque es muy improbable, que en alguno de esos distritos ganen los candidatos de Juntos por el Cambio. Ahora, si gana alguno, pido que no se le exija que esas provincias tengan la productividad de Singapur, la transparencia Suiza, la administración pública de Finlandia. Con que se elimine a esas mafias y se respeten los derechos humanos, me parece más que suficiente.
Despecho
Nosotros estamos despechados porque en 2019 el electorado se fue con otro. ¡No sólo se fue con otro! ¡Se fue con Alberto Fernández, que a las claras era un impresentable! Pero como estamos despechados, ahora que aparentemente quiere volver, pretendemos ponerle condiciones para que nos apoye. ¡Que se humillen! ¡Que se arrepientan públicamente! ¡Que se flagelen! ¡Que se golpeen el pecho mientras vociferan: “No debí votar a Alberto Fernández, no debí votar a Alberto Fernández, no debí votar a Alberto Fernández”!
Pues no es así. Y no es que los que se equivocaron en 2019 perdieron ya su oportunidad de elegir y están interdictos para votar. ¡No señor! Siguen manteniendo ese derecho y estarán en el padrón en la próxima elección. Y, por lo tanto, si es que preferimos ganar las elecciones a ganar la discusión, debemos intentar volver a seducirlos para que esta vez nos elijan.
Nos vemos en dos semanas.
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