Espíritu de escalera

#7 | De mínimum a desiderátum

El mundo dividido entre buenos y malos.

Hola. Buen martes.

Cuando en El gato y el zorro Rolando Hanglin y Mario Mactas hacían de profesores de zoología, decían que los animales se clasificaban entre buenos y malos. La ballena era buena y el tiburón claramente era malo. “¿Y la gacela, Mario?”, preguntaba Hanglin. “¡La gacela es buena!”, exclamaba Mactas. “¿Y la víbora, Mario?” “¡La víbora es malísima, Lanny!”

Esta metodología que aplicaban en sorna estos genios es muy parecida a la que usan, pero en serio, los progres para las categorías políticas en la Argentina. Tanto presupuesto público en las facultades de Ciencias Sociales para que tiren por la borda los conocimientos aprendidos y terminen diciendo que Toto Caputo es malo y Axel Kicillof es bueno.

Esta autopercepción de los progres como buenos es muy peligrosa, porque ya no implica una pelea, por ejemplo, por una distribución más equitativa de la riqueza, lo cual siempre es muy atendible, sino simplemente una lucha de buenos contra malos. Esto no sólo conlleva a una guerra moral sino que lleva a atribuir todas las desgracias a los malos porque simplemente son malos. Como el Sigfrido de KAOS en El superagente 86.

Cuando la disputa pasa de ser política a moral, ya no se juzgan los resultados sino las intenciones, eliminando el análisis de los meros hechos. Un mismo hecho es juzgado de maneras diferentes según quién lo haga. Un aumento de tarifas hecho por el Gobierno de Macri es lisa y llanamente un tarifazo, en cambio si lo hace kirchnerismo “no es un aumento de tarifas, es una redistribución de subsidios”, como dijo una indignada Malena Massa ante la pregunta de una periodista. Lo que era endeudamiiiennnnto en la gestión anterior, ahora es financiamiento neto positivo. Y así podríamos poner veinte ejemplos más, en los que a la misma acción que era vituperada cuando la hacía el macrismo ahora se le cambia de nombre para que los que la hacen ahora puedan seguir sintiéndose buenos.

No sólo en el abuso de los eufemismos se observa esta categorización entre buenos y malos, sino en la necesidad de reescribir la historia. Y así arman silogismos del tipo: 1) Las buenas somos feministas; 2) Evita era buena => Evita era feminista. Y así podemos seguir, como en El amor después del amor, la biopic de Fito Páez, en la que aparece un Fito de 1987 con una remera con una guarda que dice Perón Perón Perón Perón Perón Perón, cuando en ese momento al genial cantautor rosarino ni se le ocurría pensar en política.

Años

Recuerdo como si fuera hoy el día en que Carlos Menem hizo traer los restos de Juan Manuel de Rosas para que sean enterrados en Palermo, donde fuera su residencia. Siempre me pareció inútilmente afrentoso que lo que había sido su quinta pasara a llamarse Parque 3 de Febrero en conmemoración de la derrota que sufrió en Caseros, y que a la avenida que la atravesaba le pusieran justo el nombre de Sarmiento.

Pero lo que recuerdo es que ese día vinieron a comer a casa los dos hermanos de mi padre, todos muy sarmientinos, que estaban escandalizados con la repatriación. A mí, que tenía 20 años pero estaba hiperpolitizado, me parecía un debate absolutamente vetusto.

El otro día leí en Télam que se haría en La Plata una caminata hacia la Casa Mariani-Teruggi, donde funcionó un centro operativo de la organización Montoneros. Convocaban a la caminata una serie de organizaciones, en cuyos nombres se repetía la palabra “memoria”. Ya sé que las cosas han cambiado y antes se los homenajeaba como víctimas del terrorismo de Estado y ahora por haber sido terroristas, pero me imagino qué viejo debe ser todo ese debate para los que ahora tienen 20 años.

Me hace acordar a lo siguiente: los ingleses habían dispuesto en la costa una guarnición militar cuya función era avistar barcos de una posible invasión napoleónica. Esa guarnición sobrevivió más de 70 años a la muerte de Napoleón, porque la burocracia militar inglesa no sabía qué hacer con ella pese a que desde Waterloo ya no tenía razón de ser. De esa guarnición vivían algunos soldados, unos proveedores y prestadores de servicio que no podían ser víctimas de la derrota de Napoleón. Porque el gran problema de las organizaciones es cuando perime el problema para el cuál fueron creadas.

De mínimum a desiderátum

Una integrante de la organización civil Padres Organizados me ha invitado muy gentilmente a que les formule una pregunta a los candidatos a Presidente de la Nación para el período 2023-2027 sobre qué política educativa proponen. Han pasado los días y no he respondido, pero no por falta de interés en el tema, sino porque me resulta muy dificultoso preguntar sobre algo, como la educación en la Argentina, que pienso que está toda mal. Sí, toda.

Sin lugar a dudas los colegios universitarios de la ciudad de Buenos Aires (el Nacional Buenos Aires, el Pellegrini, el ILSE) son de las instituciones que mejor educación secundaria imparten. (Que los alumnos del Buenos Aires piensen que porque muchos de sus ex alumnos tienen nombre de calle todos ellos también van a ser prohombres es otro capítulo que no viene ahora al caso). Para entrar a esos colegios se requiere rendir un examen de ingreso en el que se evalúa si en matemáticas saben bien las cuatro operaciones básicas, fracciones, regla de tres, proporcionalidad; en castellano, si son capaces de entender un texto y que tengan nociones básicas de geografía y de historia.

Muy parecido a lo que prescribía el artículo 6to de la Ley 1420 como mínimum de instrucción obligatoria. Es decir que han pasado casi 140 años para que lo que se consideraba un mínimum pasara a ser un desiderátum.

Santi Maratea

Supongamos que Santi Maratea, con su colecta, consigue reunir todos los fondos para que el Club Atlético Independiente pague sus deudas. ¿Qué haría la dirigencia de Independiente una vez que estuviera desendeudado?

Se evocará que Independiente es el Rey de Copas y que por lo tanto habrá que honrar esa tradición tan cara a los hinchas contratando jugadores de alta calidad, cuyos sueldos en el futuro no podrá pagar. Luego considerarán que es justo mejorarle el contrato al ídolo del club, Ricardo Bochini, para que tenga una vejez digna, como corresponde a alguien que le ha dado tantas satisfacciones a los hinchas. Todo esto salpimentado con fotos del presidente y de la Comisión Directiva con los viejos y nuevos ídolos del club. También empezarán a darle más entradas de favor a la barrabrava para que esté tranquila. Contratará un director técnico de renombre y un manager para que justifiquen los negocios que los dirigentes harán en cada compra y en cada venta de jugadores. Y todo esto se potenciará cuando se acerquen las elecciones para renovar autoridades.

Como en otros casos, el problema no es la deuda sino la pasión por gastar por arriba de las posibilidades tocando la fibra de un pasado glorioso que ya no volverá.

Nos vemos en quince días.

 

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Ergasto Riva

Licenciado en Administración. Doctorando en Cs. Económicas. Autor de 'La Moneda Virtual' (2012). En Twitter es @ergasto.

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