Hoy charlamos con el periodista Carlos Cristófalo, director de Motor1, un portal de noticias especializado en autos. Lo llamamos para hablar sobre los registros automotores, su relación con la política, por qué perjudican a la industria automotriz y la decisión reciente del Gobierno de cerrar el 40% de ellos, que le parece “un muy buen primer paso”.
¿Qué implica para la gente la decisión del Gobierno de reducir en un 40% la cantidad de registros automotores?
Es una buena noticia, una muy buena medida del Gobierno. Están cumpliendo lo que prometieron en la campaña. Igual esto es sólo el comienzo, un primer paso. La promesa era eliminar por completo todos los registros. Se van a cerrar el 40% de las oficinas que están intervenidas y sospechadas de corrupción, con titulares designados a dedo, ya sea como premio por su desempeño en las distintas campañas políticas o como premio consuelo para quienes no lograron obtener un cargo o para aquellos que renunciaron. Inventaron toda esta burocracia para cobrar caro y recaudar.
El patentamiento, por ejemplo, es siempre un 10% del valor del auto. En el caso del Fiat Cronos, el modelo más económico del mercado, son unos 2 millones de pesos. Los automóviles son uno de los objetos de recaudación más fáciles de mantener cautivos. Porque los dueños de autos saben que, si no pagan los distintos impuestos y trámites, les pueden incautar y secuestrar sus vehículos. Mucha gente usa el auto para trabajar y no quiere exponerse a ese riesgo. Entonces, la gente termina pagando sin preguntarse qué es lo que pagan. Es un “impuesto al boludo”.
¿Y qué implican otras medidas, como la eliminación del Certificado de Transferencia de Automotores (CETA), la pérdida del monopolio de la Casa de la Moneda en la impresión de patentes y la eliminación de la cédula azul?
La cédula azul era otro documento con fines recaudatorios. Era un verso que había que tramitar un documento especial para autorizar a otra persona a manejar tu auto. Nunca existió eso. Históricamente, cualquier persona que tuviera la cédula verde de un auto en su poder estaba autorizada a manejarlo. Si el auto es robado, alcanza con hacer la denuncia, porque si alguien aparece manejando ese vehículo, se lo tienen que incautar. Para identificar a los autos ya existe la cédula verde.
Después, con respecto al monopolio de las patentes de la Casa de la Moneda, esto todavía no fue reglamentado, pero la idea es que haya más competencia entre distintas empresas a la hora de imprimir patentes, cumpliendo con todas las condiciones de seguridad. Hoy la Casa de la Moneda tiene muchos atrasos en la impresión de patentes, están tardando mucho en entregarlas. Y, además, no están garantizando una buena calidad de impresión. En muchas patentes la pintura se salta con facilidad. Apuestan a que tengas que pagar por un duplicado.
Por último, en el caso de la CETA, el trámite es gratuito, pero, aunque no tenga costo, es un trámite redundante. Lo hace la AFIP para certificar el origen de los fondos al comprar un auto, pero esto no tiene sentido porque la compra de autos es una operación totalmente en blanco registrada a través de una transferencia bancaria. Era un trámite que no aportaba nada.
En el Congreso hay un proyecto de ley de la diputada Patricia Vásquez, del PRO, para eliminar los registros. ¿Qué te parece?
El proyecto de la diputada Vásquez busca digitalizar por completo los trámites, para que dejen de ser presenciales. Apunta a que se cierren todos los registros automotores y se centralicen todas las bases de datos para reducir los costos. La idea de Vásquez es que el costo de transferir un auto no supere los 20 dólares. Esto no es inventar nada, es algo que ya existe en todo el mundo, salvo en la Argentina. En otros países, vos cargás tus datos y los de tu auto en Internet, se imprime la patente y te la mandan a tu casa.
¿Qué otras medidas harían falta para facilitar la compra de autos?
Otra medida que se puede implementar, y que también está en el proyecto de Vásquez, es la personalización de la patente. Ahora, cada vez que cambiás el auto, tenés que pagar de nuevo por otra patente y empezar todo el proceso de patentamiento desde cero. Si cada conductor tuviera una única patente a lo largo de toda su vida, al igual que cada persona tiene su propio número de DNI, se simplificarían mucho las cosas. Así sería más fácil identificar a quien comete infracciones y multar a esa persona. Hoy esto funciona al revés: las personas cambian de patente cada vez que cambian su auto, porque el negocio es la impresión de patentes.
Hay algunos intereses de privados que están entongados en este negocio estatal. Al ser públicas, las patentes sólo las puede producir la Casa de la Moneda. Y ellos se las venden a la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), que después les vende esas mismas patentes a los registros automotores. ACARA es sólo un intermediario innecesario que no cumple ninguna función. La Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), la asociación de autopartistas y los dueños de las empresas de transporte apoyan estos cambios y piden que se simplifiquen los trámites del registro automotor, porque tienen un costo muy elevado. Es mucha plata.
De hecho, es una de las razones por las que no se reactiva el mercado automotor en Argentina. Hay que iniciar este camino para que los trámites sean más fáciles, más accesibles y menos costosos.
¿El registro automotor es sólo una “caja política” o cumple algún otro fin?
Los registros automotores históricamente fueron una caja de la política, cuyo único fin es recaudatorio. Ayudan a recaudar fondos para agrupaciones políticas, con plata que se les saca a los propietarios de autos, básicamente a cambio de ningún servicio. A pesar de todo el dinero que uno paga por el patentamiento, la transferencia y demás trámites, uno no recibe nada a cambio. En teoría, la patente se supone que se destina a obras para mejorar la red vial en distintas provincias y municipios. Pero eso no sucede, y además, también se supone que se pagan peajes para financiar esas mismas obras. La infraestructura vial está detonada, las calles, caminos y rutas te rompen el auto en lugar de protegerlo. Toda la recaudación que debería destinarse a mejorar la infraestructura se pierde en los vericuetos de la burocracia.
¿Cuál era la función original del registro automotor?
En sus orígenes buscaba darle transparencia al mercado automotor, para que cada auto tuviera su documento e identificación. El objetivo era que la policía pudiera saber con más facilidad si un auto era robado, si tenía denuncias o multas acumuladas. Es importante que los autos estén identificados y documentados. Pero el problema fue que descubrieron que era una fuente fácil de recaudación, y entonces se gravó a los autos de todas las maneras posibles, porque total el dueño del vehículo lo paga igual.
Las medidas del Gobierno son un buen primer paso para dejar de meterle la mano en el bolsillo a los propietarios de autos. Más vale que nadie puede festejar que haya gente que se quede sin trabajo. Mi mayor empatía y solidaridad para las familias de esas personas y espero que se reinserten lo más rápido posible. Pero, desde el punto de vista del consumidor, la tarea que desempeñaban no era justa ni honesta, porque no brindaban ningún servicio ni contraprestación.
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