La marcha del miércoles dejó un herido grave (Pablo Grillo: oramos por su recuperación), una multitud de heridos emocionales y uno de los argumentos más sensacionales de la literatura de la protesta social: cómo nos van a dejar un patrullero vacío entre nosotros si saben cómo nos ponemos. El patrullero terminó volcado e incendiado, pero no porque los muchachos hayan ido al Congreso con ganas de pudrirla, sino porque las maquiavélicas autoridades nacionales se lo plantaron y ellos no se pudieron resistir.
El miércoles vimos ecos de diciembre de 2017, la tarde que entró en el canon como la de “las 14 toneladas de piedras”. Esta vez la policía contestó más fuerte, más áspera, más desprolija, pero sin balas de goma ni balas de verdad. Exageran los que denuncian una represión violenta o dictatorial: piden roja por un foul que quizás es de amarilla. Que lo decida el VAR.
La oposición seguirá contando la versión Blancanieves de la protesta (unos pobres viejitos y unos “hinchas de fútbol”) y los oficialistas dirán que eran militantes políticos con ganas de desestabilizar al Gobierno. Los dos tendrán algo de razón, pero los oficialistas tendrán un poco más. El objetivo de la manifestación era provocar a la policía y pechear al Gobierno. Parte de la política. No de la mejor versión de la política, pero son cosas que cada tanto pasan.
Fue agotador, en cambio, ver que todas nuestras conversaciones sigan yendo a la dictadura. Opositores dicen que el gobierno es una dictadura y el vice-vocero Javier Lanari dice que la marcha fue un intento de golpe de Estado. Nos calmemos, muchaches. La dictadura cumple el año que viene medio-fucking-siglo, a ver si vamos encontrando otros marcos de referencia.

Un diluvio de 290 milímetros en apenas 12 horas inundó Bahía Blanca el viernes pasado. El resultado: 16 muertos, más de 1.400 evacuados, varios desaparecidos y daños por 400.000 millones de pesos. Mientras tanto, la papa caliente de la culpa rebotaba entre Axel Kicillof y Javier Milei, según describió ayer nuestro editor general, Hernanii, en su newsletter.
Kicillof, con el olfato afilado para detectar oportunidades financieras, no perdió tiempo en extender la mano. “Se está hablando del crédito del FMI —dijo con aire de inocencia—, espero que una porción del crédito no sea utilizado para la especulación, para la timba, que una porción se use para cuestiones como esta, para la reconstrucción de la ciudad de Bahía”. Afortunadamente para el erario público, esa plata permanece a salvo de sus insaciables garras provinciales.
El Gobierno nacional contraatacó anunciando un fondo especial de 200.000 millones de pesos que administrará la Agencia Federal de Emergencias, dependiente del Ministerio de Seguridad. La reunión que suplicaba el gobernador con el presidente, por ahora, no se concretará.
No es que Milei haya esquivado Bahía Blanca por completo. Le tomó su tiempo —quizás por temor al escrache que sufrieron Patricia Bullrich y Luis Petri—, pero finalmente apareció de sorpresa el miércoles para la infaltable foto con los zapatos embarrados. Allá se reunió con el intendente K Federico Susbielles y se paseó por la zona del desastre con cara de circunstancia.
Kicillof, por su parte, no desaprovechó la oportunidad para entonar su gastada cantinela del “Estado presente”. En el mismo discurso en que mangueó la plata del FMI proclamó con fervor: “En todas las etapas, ya sea en esta de reactivación como en la posterior reconstrucción de la ciudad, es necesario un Estado presente; sin Estado no hay respuesta y sin obra pública no hay solución”.
En el comunicado donde anuncia el rescate financiero de 200.000 palos, el Gobierno le devolvió gentilmente el golpe, aclarando que esto “únicamente es posible gracias al equilibrio fiscal que este Gobierno ha defendido hasta las últimas consecuencias, y seguirá defendiendo”. Y para que no quedaran dudas sobre el cariño mutuo, agregó: “El Presidente de la Nación repudia la utilización política de parte del Gobernador Axel Kicillof, quien, en los albores de una inminente campaña electoral, ha decidido utilizar el dolor de los bonaerenses con fines políticos, situación que evidencia que la casta se encuentra dispuesta a todo con tal de aventajarse en una elección”.

Bueno, ahora que votamos diputados libertarios para terminar con los tibios socialistas y las lacras keynesianas que votaron la Ley de Alquileres y que les regalaban el quórum a los kirchneristas porque se iban de vacaciones a Disney, ahora sí que seguro se terminaron los curros de la casta política y la agenda del Congreso se puso al servicio de la eficiencia, el desarrollo y la desregulación. Vayamos a ver qué estuvieron haciendo nuestros diputados libertarios estos últimos días.
Nuestros diputados libertarios: …
En fin, no queremos pecar de sommeliers de legisladores ni de principistas exquisitos (sabemos que el Congreso tiene sus rebusques y que ahí cocodrilo que se duerme es billetera), pero bueno, lo que están haciendo los diputados libertarios son ni más ni menos que esas cosas que hace esa gente que tuvieron que meter de apuro en las boletas y que fueron a buscar no a los desarmaderos de la calle Warnes, sino seguramente de otros lugares más por allá, detrás de los ranchos de la ruta 3. O a los estudios de los canales de noticias, que vendría a ser algo parecido.
De lo que no nos quedan dudas es de que estes diputades libertaries tienen muy bien resuelta la cuestión de los géneros: los nenes con los nenes, las nenas con las nenas. Por eso, cuando el sobrino del prócer se dio cuenta de que los caídos en desgracia con la hermana Karina le podían armar un desbarajuste muy serio en la sesión, allá fue el chad Lisandro Almirón a apurarlo a Oscar Zago a los empujones y coscorrones. Mientras que las féminas Lilia Lemoine y María Celeste Ponce fueron a por las rebeldes Marcela Pagano y Rocío Bonacci, la que dice haber sido despojada de la presidencia de la Comisión de Juicio Político y la que se fue del bloque porque le cayó muy pesado Astiz, respectivamente. Hubo un intercambio de insultos y hasta voló un vaso de agua, que de ningún modo pudo apagar tanto fuego.
En fin, quienes gusten de los chismes políticos y de alcoba, acá pueden conocer todos los detalles de la enemistad entre las chicas, que es más complejo que un quítame allá esas pajas. Y puede ser que a Gru esta vez se le haya escapado la presa por poco y se haya enojado, pero ojo con este tipo de jugarretas. Porque sabemos de sobra que jugar con fuego y con el kirchnerismo es algo que termina saliendo mal.

Como en las mejores épocas de Telefé, cuando cada mes era anunciado con música especial y una voz en off presentaba los estrenos, los ya no tan jóvenes canales de streaming salieron a promocionar con entusiasmo su programación de marzo de 2025. Sobre Blender, en particular, se sintieron correr tibios rumores de fragilidad y caos que no lograron intrigar a nadie, y que la entrevista de Pedro Rosemblat a Lali en Gelatina terminó de desmentir. En un estudio nuevo (que para muchos es la prueba fehaciente de que el Gobierno de Kicillof financia influencers porteños con la de los bonaerenses mientras los bahienses pierden sus casas en una batalla contra el agua).
Si recapitulamos, sin embargo, los últimos hechos claves para el 80% de la generación millennial que consume en vivo esos canales de streaming y pagan probablemente entradas para escuchar cantar a Lali, la entrevista fue más una demostración de fuerza de la pareja argentina contra el ex hostigador que otra cosa. Acá los hechos, para quienes no suelan perder tiempo en insignificancias pero ahora tengan justo diez segundos de intriga: por un lado, el faux pas de Eial Moldavsky al contar en vivo que había penetrado a la cantante argentina y rechazado su invitación a viajar con ella a España; por otro, el lanzamiento de «Mejor que vos», la flamante canción que la diva opositora protagoniza con Miranda, y es bastante explícita en comparar al vulgar filósofo “hijo de” en detrimento del noble self-made streamer que “la quiere y lo hace siempre con ganas”.
Para sorpresa de Lali, o entretenimiento de la audiencia, Rosemblat dijo no haber interpretado la última creación de su novia en clave autobiográfica: “¿Ah sí? Me estoy enterando en este momento, Mariana. El Indio nos dijo ‘la música es para imaginar’”. “Yo no soy el Indio Solari”, replicó la estrella pop, “ésta es muy literal”. Nos alegramos del amor que se tienen el uno por el otro, pero no dejamos de encontrar inquietante que, si la canción está dedicada a Rosemblat, se dirija a Moldavsky, ese “vos” a quien le habla como si todavía fuera un interlocutor válido.
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