Gracias a Dios es viernes

#71 | Trump hace ravioles, Milei hace ravioles

La solución de dos estados: Israel y USA. Netflix le suelta la mano a Karla Sofía Gascón.

“Yo hago ravioles, ella hace ravioles”: en Esperando la carroza, Elvira (China Zorrilla) se indigna porque la vecina no se cansa de copiarla. Donald Trump, en cambio, entiende que la imitación es una forma desvergonzada del halago, y sonríe desde la Oval Office al ver al presidente austral seguir sus pasos. Ya en Davos, Javier Milei dio pruebas de lealtad y trumpetizó su discurso, dejando de lado su conocida obsesión por la destrucción del Estado y el déficit cero para concentrarse en una nueva afición (esta vez importada y very republican): los peligros de la ideología de género.

Actuando en vida el refrán “¿lo entendés o querés que te haga un dibujo?”, la diputada libertaria Lilia Lemoine compartió en X una ilustración para educar a sus opositores: si la agenda LGTB+ te regala un lindísimo caballo de madera, fijate que adentro no haya pedófilos esperando penetrar en los hogares argentinos como hicieron los antiguos aqueos con los muros de Troya. Indignado frente a esta iniciativa pedagógica de Lemoine, el diputado socialista Esteban Paulón explotó en el micrófono de su banca: “No soy kirchnerista, soy maricón y me la banco”.

Mientras tanto, con la actitud imperturbable que tan bien le sienta, el vocero presidencial Manuel Adorni anunciaba la noticia: Argentina se retira de la OMS por “desacuerdos sobre el manejo de la pandemia y la influencia política de algunos países en la organización”. Más allá de Trump, el eco pandémico sigue siendo un rédito político que el gobierno no piensa desaprovechar (fue, a fin de cuentas, una de las causas que lo llevó al poder).

Algunos dicen que los 10 millones de dólares anuales que Argentina se ahorrará en la cuota de la OMS son monedas; otros, que el solo gesto vale oro. No es fácil encontrar dentro de la comunidad científica a profesionales que avalen la reciente decisión del Ejecutivo. Por suerte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) —más relevante en términos de asistencia técnica, formación de recursos humanos y provisión de vacunas y medicamentos esenciales— sigue en pie.

La jugada no parece responder a una cuestión presupuestaria, sino a una resignificación simbólica: con este acto abrupto, la OMS se convierte en el emblema de la gestión de la pandemia, en el recordatorio de las cuarentenas, del encierro y de la población que sigue exigiendo una CONADEP para sus muertos. La decisión de retirarse no es tanto una medida pragmática como teatral, una manera de marcar distancia con ese pasado, aunque eso signifique también reescribir el pasado propio.

Inimputable, audaz, demente, brillante, irresponsable y podríamos seguir adjetivando un buen rato más: es imposible sacarle del todo la ficha a Donald Trump, más en esta segunda presidencia en la que parece haber perdido los mínimos frenos inhibitorios que le quedaban. Su último y más formidable golpe de efecto consiste no en ponerse a fumar debajo del agua, sino en medio del polvorín de Medio Oriente, más explosivo que nunca a partir de los ataques de Hamas del 7O.

Damos por descontado que ya todos vimos lo mismo el martes: que Trump, en ocasión de una recepción a Benjamin Netanyahu, se puso a explicar sus planes inmediatos para resolver la cuestión palestina. Planes que prevén, por ejemplo, que Estados Unidos “tome el control de la Franja de Gaza“, le aplique un tratamiento de limpieza profunda de escombros y explosivos y la convierta en una nueva Riviera a orillas del Mediterráneo. Para los gazatíes, sugirió un destino alternativo en “un país árabe amigo” como Jordania o Egipto. “Un pedazo de tierra nueva, fresca y hermosa”.

Las reacciones inmediatas oscilaron entre la euforia y la histeria, porque en este intento aparente por salir del laberinto por arriba lo que se pone en juego es abrumador: la reubicación (forzosa o no) de un par de millones de palestinos, el destino de los actuales enclaves y las reacciones de los países vecinos, de Irán, Rusia, China y siguen las firmas.

Lo cierto es que, más allá del espectáculo, Trump ha puesto sobre la mesa una cuestión de fondo que implica una verdadera novedad: la formación de un Estado palestino podría no ser necesaria para la estabilidad regional. Durante décadas, Washington sostuvo que la clave de la paz en Medio Oriente era la “solución de los dos estados”. Pero Trump, con su desdén por la diplomacia tradicional, considera que la verdadera causa del conflicto no es la falta de soberanía palestina, sino su “adicción a la victimización” y su incapacidad a lo largo de las décadas para autogobernarse y vivir en paz con sus vecinos.

Es decir que la victoria sí daría derechos y la derrota debería aparejar consecuencias. Y que apoyar la ejecución del acto terrorista más espantoso que se recuerde no debería salir gratis. Es más, debería ser suficiente para que el ciclo del reclamo eterno por la tierra arrebatada no se repita una vez más como si todo lo sucedido en el último año y pico hubiese sido un accidente natural.

Por supuesto, qué pasará de ahora en más, vaya uno a saber. En sus últimas declaraciones al respecto, Trump reafirmó buena parte de sus dichos, aunque sacó del escenario la eventual presencia de soldados americanos en Gaza. Seguiremos atentamente los acontecimientos.

Nuestro editor Diego Papic ya habló sobre affaire Karla Sofía Gascón en su newsletter del martes, pero algunas novedades merecen ser mencionadas. Hasta entonces, Netflix se había mantenido en silencio y Gascón había brindado una entrevista a CNN en Español “sin permiso” de la distribuidora. Ahora Netflix sigue sin dar declaraciones, pero la prensa informó que ha cortado lazos con la actriz y no cubrirá los gastos de traslado y alojamiento para la gira de promoción de la película.

Ayer fue la cena de los AFI Awards (los premios del American Film Institute), hoy se entregan los Critics Choice Awards (donde Emilia Pérez tiene diez nominaciones, incluyendo una para Gascón), mañana los Directors Guild of America Awards y los Producers Guild of America Awards y el domingo es el Festival Internacional de Cine de Santa Bárbara, en donde Gascón va a recibir el Virtuoso Award junto a su compañera de elenco Selena Gomez, un reconocimiento que se entrega a actores y actrices que han destacado especialmente durante el año anterior por actuaciones sobresalientes que los han puesto en el centro de la conversación cinematográfica nacional. Karla, aparentemente, estará ausente de todos lados.

Incluso el director Jacques Audiard tuvo palabras muy desagradables hacia la pobre Gascón. Deadline le preguntó si habló con ella y esto dijo:

No he hablado con ella, y no quiero hacerlo. Está en una actitud autodestructiva en la que no puedo interferir, y realmente no entiendo por qué continúa. ¿Por qué se está haciendo daño a sí misma? ¿Por qué? No lo entiendo, y lo que tampoco entiendo de esto es por qué está lastimando a personas que eran muy cercanas a ella. Estoy pensando en esto de cómo lastima a otros, de cómo está lastimando al equipo y a todas estas personas que trabajaron increíblemente duro en esta película. Estoy pensando en mí mismo, estoy pensando en Zoe [Saldaña] y Selena [Gomez]. Simplemente no entiendo por qué continúa haciéndonos daño. No me estoy poniendo en contacto con ella porque en este momento necesita espacio para reflexionar y hacerse responsable de sus actos. Realmente se está haciendo la víctima. Está hablando de sí misma como una víctima, lo cual es sorprendente. Es como si pensara que las palabras no hieren.

Queremos recordar, porque a veces se nos puede perder de vista, que todo el escándalo fue por unos tuits escritos hace varios años. El propio Audiard dijo, no hace varios años y no en unos tuits, sino hace cinco meses en una entrevista, que “el español es una lengua de países emergentes, es una lengua de países modestos, de pobres, de migrantes”. Se armó un pequeño escándalo cuando esta declaración resurgió, traducida del francés, en medios hispanoamericanos, y Audiard tuvo que salir a defenderse. Tuvo suerte de que los tuits de Gascón taparon su gaffé. Debería agradecerle en lugar de taparla con tierra.

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