Gracias a Dios es viernes

#56 | El fuego de un asado

El jefe de compras de Hezbolá, en la mira. La AFA, último bastión del peronismo. Colapinto es rápido en las pistas y en las redes.

¿Fue o no fue una celebración? ¿Es el rito del asado y de la sobremesa amistosa siempre una forma de festejo? Para la diputada Lilia Lemoine –que salió de la polémica comida en el quincho de Olivos con un temple particular, en eje, ya lejos del personaje desbocado que sólo confía en un elfo de Formosa– “no es momento de celebrar”. Sí, en cambio, de fidelizar el compromiso de quienes comparten una misma visión de país y están embarcados, mal que les pese, en hacer funcionar una estrategia que ya está en marcha. Alea jacta est, parecieran decirse el presidente y los funcionarios; ahora prendamos un fuego, tiremos carne a la parrilla y démonos fuerza para llegar.

Indignante o no, según quien lo mire, el asado tuvo el efecto, visto desde afuera, de una cohesión. Comparten la percepción de Lemoine (la de una reunión sin ningún espíritu exhibicionista) los demás miembros del asado, un equipo de servidores públicos unido quizá por el hecho de que cada uno haya tenido que pagar su propio cubierto: 20.000 pesos que, para muchos argentinos, fue considerado un desaire, un gesto cruel de ostentación y mal gusto frente a jubilados que no pueden comprarse sus remedios, y mucho menos consumir proteínas en forma de achuritas.

Manuel Adorni, con su clásico tono basado estilo Dwight Schrute de The Office, intentó comprender la acusación que su periodista preferido, Fabián Waldman, con quien suele dar sus mejores pasos de comedia, le dirigió: “¿Cuál es la falta de empatía?

Sobre los kirchneristas dolidos por la juntada de funcionarios en esta ocasión tan ruda (que lo es, no vamos a negarlo), destaquemos el don que les ofrece el presidente Milei al proveerles la oportunidad de explorar la inmensidad de su indignación, y llevar su capacidad de comparación a extremos imposibles, desde ignorar las obvias hasta traspasar los límites de la demencia: a ninguno se le ocurre recordar el agasajo a Juan Manzur en septiembre de 2019 con la nuestra, y a muchos igualar el asado en el quincho de Olivos con la mentada fiestita de cumpleaños de la querida Fabiola en uno de sus salones. ¿En qué se diferencian una reunión de la otra? En 150.000 muertos, replicó una cuenta en X.

La diputada Silvia Lospennato, por otra parte, tuvo el tino de explicar el detalle clave del veto: no era tanto contra el aumento de 18.000 para los jubilados, sino contra un proyecto que “nos salía 1,2% del PBI y pagaba todas las cajas provinciales en seis meses que el kirchnerismo nunca pagó”. “Mucha más plata para los gobernadores que para los jubilados”, como comentan en el set.

Si el gobierno de Milei fuese una canción, esta semana sería «A quién le importa» de Thalia. La bailan sobre todo frente a las narices de Martín Lousteau, que como bien observa la diputada Lemoine, “más bajo no puede caer”.

El martes Israel ejecutó una operación de inteligencia en el Líbano digna de una película al mejor estilo Munich, aunque probablemente nunca se produzca, ya que la relación de Hollywood con el pueblo judío parece haber cambiado. En una maniobra sorprendente, miles de pagers pertenecientes a miembros del grupo terrorista Hezbolá explotaron al mismo tiempo, matando al menos a doce personas y dejando más de 2.700 heridos.

Mientras los hospitales de Beirut colapsaban, el mundo entero se preguntaba cómo era posible que se detonaran dispositivos de comunicación a distancia, incluso para el Mossad. Con el paso de las horas, se revelaron detalles del asombroso plan. No eran pagers comunes y corrientes, sino que contenían baterías cargadas con pent, un explosivo similar a la nitroglicerina. Lo más sorprendente es que estos dispositivos habían sido vendidos a Hezbolá por los propios israelíes, quienes, bajo la fachada de una empresa húngara llamada B.A.C. Consulting, infiltraron su tecnología en las filas del enemigo. No quisiéramos estar en los zapatos del jefe de compras de Hezbolá en este momento.

El analista internacional Michael Doran resumió en un hilo de X la relevancia estratégica de esta operación. Fue la primera vez que se logró atacar tantos objetivos individuales al mismo tiempo, reduciendo casi a cero los daños colaterales y burlando la táctica terrorista de usar a los civiles como escudo humano. Además, que haya habido más heridos que muertos supone un desgaste mayor para Hezbolá, ya que consume más recursos. El golpe psicológico fue devastador y los dejó confundidos e incomunicados.

Sin embargo, por más que el golpe haya sido prácticamente quirúrgico, hubo civiles muertos, y las voces de siempre salieron a condenar a Israel. Desde la congresista Alexandria Ocasio-Cortez hasta el secretario general de la ONU, António Guterres, condenaron la operación. Parece que a Israel no se le permitiera librar una guerra como a los demás países. Hezbolá lanzó mucho más de mil misiles al norte de Israel en lo que va del año y si hubo “sólo” 27 muertos civiles es gracias a la Cúpula de Hierro y a la evacuación de 60.000 habitantes de las áreas afectadas.

“Es el año 2029 de nuestra era y toda la Argentina peronista y corporativa ha sido derrotada y ocupada por las fuerzas increíblemente liberales-libertarias del emperador Xaverius. ¿Toda? ¡No! Un pequeño predio cercano a la localidad de Ezeiza, rodeado de barrios de emergencia fortificados, resiste ahora y siempre al invasor. Los ocupantes del predio, bárbaros y temibles guerreros, resultan imbatibles en el manejo de esferas de cuero. Y la vida no es fácil para quienes osen enfrentarlos en el verde césped”.

Así podría empezar la crónica de la siguiente reelección de Claudio “Chiqui” Tapia como presidente de la AFA una vez que finalice su inminente nuevo período, secundado esta vez por Juan Román Riquelme como vice. La entidad rectora del fútbol local es, a esta altura, la única institución peronista clásica con algún remanente de prestigio. Un prestigio que, desde luego, no se sustenta en nada que se parezca a una gestión razonable, sino en los éxitos de la multicampeona Scaloneta.

En efecto, luego de superar tiempos turbulentos y con serios déficits de autoridad, el Chiqui ha sabido consolidar su poder y hoy maneja a la AFA con el típico estilo paternalista, autoritario y corrupto de cualquier sindicato o asociación peronista típica. Y, no contento con todo lo logrado, es un secreto a voces que el próximo formato de campeonato para la Primera División elegido por la AFA será una síntesis de lo peor de todos los sistemas implementados desde la temporada 86-87 hasta hoy.

Pese a todo, hay un club solitario que, sin enfrentarse abiertamente a la AFA, parece abrazar los postulados reformistas que desde hace unos años impulsa Mauricio Macri (desde la presidencia del país antes, desde su más protocolar cargo en la FIFA ahora) y que ahora Javier Milei se propone implementar por la fuerza de la ley y de un modo mucho más abierto en su arremetida contra la AFA. Este club es Estudiantes de La Plata, cuyo presidente, Juan Sebastián Verón, está a punto de imponer un plan muy novedoso: la llegada de capitales privados de la mano del inversor Foster Gillett. La cifra en cuestión: hasta 120 millones de dólares crocantes. Nada mal.

Lo notable del caso es que Verón avanza con sus planes sin apartarse de las actuales normas de la AFA, esas mismas que, contradiciendo el contenido de la Ley Bases recientemente aprobada, impiden que los clubes cambien su forma jurídica de asociaciones civiles sin fines de lucro por la de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Al respecto, vale la pena recordar que la FIFA, ya desde los tiempos de su presidente João Havelange, inventó la trampa perfecta: cualquier federación nacional que sufra intervenciones del poder político queda sujeta a sanciones. Es decir que si un gobierno cualquiera, uno perfectamente democrático por caso (el argentino), quisiera forzar a una asociación privada (la AFA) el cumplimiento de las normas nacionales, la selección de ese país podría quedarse sin competencias internacionales. ¿Alguien se anima a dejar a la Scaloneta sin mundial?

Por eso es que la Bruja se mueve con pies de plomo y busca adaptar su proyecto a las formas actuales, sometiendo todas sus decisiones a la voluntad de la asamblea de socios. Y parece que va todo viento en popa. Desde luego, la respuesta de la AFA es a su estilo, y así sucede que los árbitros y el VAR parecen equivocarse seguido cuando juega el Pincha. O, por caso, resulta que Estudiantes fue excluido del Comité Ejecutivo de la AFA.

Así las cosas, ¿quién ganará? ¿El predio de irreductibles o las fuerzas conquistadoras? Veremos. Por lo pronto, nos pareció muy acertada la respuesta de Verón a la consulta de un socio preocupado por el destino del club en caso de que el ídolo calvo dejara de ser su presidente: “El club es de los socios, ¿no? Así que, si yo no llegara a estar, no sé… Voten bien”.

Franco Colapinto empieza hoy en Singapur su tercer fin de semana como piloto de Fórmula 1, pero ya es como si lo conociéramos de toda la vida. En parte porque se deja querer el changuito: en un mundo reglamentado y carísimo como el de la F1, donde cada error se paga con plata o despidos (o ambos), el pibe de Pilar va por ahí saludando, flirteando, haciéndose el simpático.

El mes pasado, los agoreros de siempre nos decían “no se ilusionen, el Williams es un auto de merda, si termina la carrera es un éxito”. Y sin embargo, acá estamos: primeros puntos en Fórmula 1 desde el gringo Reutemann en 1982, cuando la categoría era parte de los rituales domingueros de los hogares argentinos.

Reutemann era taciturno y circunspecto, un héroe silencioso y sin humor que arriesgaba su vida por nosotros. Colapinto se charla todo, quita dramatismo, juega el juego de las redes. Si Williams finalmente le consigue una butaca el año que viene y lo espera de vuelta más adelante, será por su trabajo pero también por los likes de los hinchas argentinos. Así que a no aflojar esos pulgares. ¿Quiere decir algo esta frescura de Colapinto sobre el cambio de ánimo en la Argentina? ¿Simboliza algo? Pregunta para otro día. Horacio Cabak cree que sí.

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