El Gobierno oficializó el miércoles que su candidato para la Corte Suprema de la Nación, el tribunal máximo que funciona con un lugar vacante desde la renuncia de la jueza Elena Highton, es el actual juez federal Ariel Lijo. No sirvió de mucho el anuncio de la postulación del abogado y académico Manuel García Mansilla para reemplazar al juez Juan Carlos Maqueda, quien se encuentra próximo a cumplir 75 años y se estima que decidiría jubilarse, porque las repercusiones políticas de la postulación de Lijo transformaron la cuestión en algo así como “Milei candidateó al punto de Comodoro Py y a otro más”.
Sobre las implicancias de alguien como Lijo en la Corte se despachó a gusto el bueno de Carlos Pagni, mirá si se la iba a perder, con tanto revoleo de causas famosas, sótanos judiciales y sotto governo. No se trata de que Pagni nos parezca una autoridad, pero los dos primeros párrafos de la nota son más que elocuentes. E incluso si optáramos por respirar hondo, mirar para otro lado y buscar algún indicador económico que pudiera sugerir acaso un principio de brotecito verde por ahí, enseguida nos acordamos de que el ministro de Justicia es quien es, dice cosas como ésta y la reacción natural pasa a ser “tranquilo, tranquilo, te doy todo, tomá el celular, no me hagas nada”.
Así las cosas, pasados sus 100 primeros días, al Gobierno se lo ve con muchas más ganas de negociar cargos y apoyos legislativos con sectores de perfume rancio, mientras que a la oposición “dialoguista”, “amiga”, “reformista” y que “quiere ayudar” sólo parecen lloverle insultos, memes y desaires de todo tipo. Da la impresión además de que del plan “motosierra y licuadora” sólo el segundo de sus términos parece aplicarse a conciencia: sobre el primero hay mucho anuncio y mucho ruido para llenar de títulos los canales de noticias, pero bastante poca sustancia.
En fin, tampoco es que nos sorprenda mucho que la casta no tenga nada de miedo y sabemos que nos van a putear, pero por las circunstancias en que está la Argentina creemos que Milei va a rumbear hacia una suerte de neomenemismo aliado al peronismo ortodoxo, aislando al cambiemismo en una suerte de grupo de los 8, porque no tiene mucho margen de maniobra (agree). Y casi se nos olvida que el procurador es Rodolfo Barra. Llamen a Dromi para las privatizaciones y cartón lleno.
La reciente detención de Germán Malkiewiez en Formosa por el “delito” de hacerle fuck you al gobernador Gildo Insfrán no sólo nos indigna sino que pone al desnudo cómo funcionan las instituciones democráticas en los feudos provinciales.
Germán, un emprendedor de 27 años, salió en moto a comprar una garrafa de gas, se encontró con la camioneta del señor Insfrán en un semáforo y decidió hacer lo que muchos formoseños querrían hacer en su lugar: expresar su descontento de manera no verbal, con el dedo medio levantado. Ese exabruto fue suficiente para ser perseguido, bajado a golpes de su moto, golpeado, amenazado y privado de su libertad.
Por suerte ya fue liberado. Pero nos preocupa el mensaje que las autoridades formoseñas pretendieron enviar con esta paliza aleccionadora y desproporcionada: que el gobernador es intocable y que cualquier expresión de disconformidad será castigada con todo el peso del Estado. Tranqui. Queremos suponer que, ante este accionar brutal y represivo ya se solidarizaron todos los que siempre denuncian dictadura cuando ven un policía en una esquina. Esperamos su delivery de repudios hacia el pobre Germán.
Ayer a la mañana la organización Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S., ¿aunque no debería ser H.H.I.J.O.S. ahora que aclaran que son “Hijos e Hijas”?) denunció algo gravísimo: dos personas entraron a la casa de una integrante de la organización, la ataron, la golpearon, abusaron sexualmente de ella y le dijeron: “No vinimos a robarte, vinimos a matarte. A nosotros nos pagan para esto”. Después se llevaron carpetas con información de la agrupación y pintaron en la pared la sigla VLLC (“Viva la libertad, carajo”, el grito de guerra del presidente Javier Milei). No revelaron el nombre de la víctima ni dijeron si se hizo la denuncia pertinente, pero responsabilizaron al Gobierno y exigieron el esclarecimiento del hecho.
Enseguida la maquinaria del repudio se puso en marcha. A los pocos minutos el bloque de diputados de Unión por la Patria se hizo eco de la denuncia y unas horas después lo hicieron la UCR, la CGT, artistas y demás. Los más cercanos al oficialismo recordaron la operación de la maestra que en 2018 denunció que había sido secuestrada y le habían tallado en el abdomen con un punzón las palabras “Ollas no”, una amenaza para que dejara de protestar contra el gobierno de María Eugenia Vidal haciendo ollas populares. A los pocos días se descubrió que había sido todo un invento.
Más elaborada fue la operación con Santiago Maldonado del año anterior, que no fue estrictamente un montaje (había, efectivamente, alguien desaparecido) pero en la que se plantaron testigos y se usaron todas las herramientas a disposición, incluyendo organizaciones de derechos humanos, para instalar una hipótesis que luego se comprobó falsa pero que todavía los más fanáticos siguen dando por buena.
Esto no quiere decir necesariamente que lo que denunció H.I.J.O.S. ayer sea mentira, por supuesto. Esperamos que la justicia actúe con premura para averiguarlo y que dé con los responsables, si los hubiere. Pero no se nos puede acusar de insensibles por dudar de su veracidad dados los antecedentes, las características del supuesto ataque y la ola de repudios, que construyó un clima como de resistencia a una dictadura militar a sólo dos días del 24 de marzo. En definitiva, lo mismo de siempre.
La que sí está desaparecida es la princesa Catalina de Gales, más conocida por todos como Kate Middleton, provocando suspicacias y teorías de lo más variopintas. La última vez que se la vio en público fue la Navidad del año pasado. En enero se sometió a una cirugía abdominal (que según la versión oficial estaba planeada y no tenía que ver con cáncer) y los rumores sobre su salud se intensificaron cuando su marido, el príncipe Guillermo, se ausentó de un acto oficial por el aniversario de la muerte de su padrino Constantino II de Grecia por “problemas personales”.
En uno de los casos más grandes de “no aclares que oscurece” que se recuerde, el Día de la Madre el Palacio de Kensington publicó una foto de Kate Middleton con sus tres hijos que fue distribuida por todas las agencias de noticias y que después tuvieron que retirar de circulación porque se reveló que había sido retocada digitalmente. Kate Middleton dijo que lo había hecho ella como pasatiempo y que los retoques habían sido menores, pero no se difundió la foto original. ¿Qué está pasando?
El lunes, unas imágenes borrosas de Kate Middleton fueron publicadas por TMZ: se la ve un poco más flaca pero sonriente, caminando junto a Guillermo en la tienda de la granja de Windsor. El breve video fue captado por Nelson Silva, un transeúnte que jura que los vio pasar de casualidad y que la princesa era la princesa y no una doble. Claro que las teorías conspirativas igual continuaron.
Desde que está muerta o se separó porque encontró a Guillermo con una amante hasta que le están inoculando el espíritu de Lilibeth, se ha escuchado de todo. Probablemente las Katespiracies se acaben en Pascuas, que es cuando se supone que Kate Middleton volverá a aparecer en público. Aunque ya sabemos que una vez que echaron a andar, difícil que se detengan.
Algunos ven en el pobre manejo de esta crisis la decadencia de la monarquía inglesa, que desde que murió Isabel II ya no es lo que era. Aunque también es cierto que la realeza siempre fue para nosotros los plebeyos una fuente de mitos, historias y misterios. Quizás la diferencia es que ahora sólo les queda eso. Deberían aprovecharlo.
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