ELOÍSA BALLIVIAN

Un baño de humildad

Los lectores celebran la nota de Gustavo Noriega y dicen que los periodistas tienen que bajarse del pedestal.

(Sobre «No es magia», de Diego Papic)

Ernesto Tenembaum, por razones que escapan a mi entendimiento completo, me provoca una sensación de ambivalencia. Como un espejo en el que las imágenes se desdibujan, sus palabras son claras, articuladas, pero las ideas que se ocultan detrás de ellas parecen dispersas, inconexas. Es, si se quiere, un orador eficaz, pero la lógica interna de sus discursos, de su pensamiento, me resulta esquiva. Como bien ha señalado Diego Papic, Tenembaum se enfrenta a un fenómeno que no alcanza a comprender, y en su libro ha ensayado una crítica a Javier Milei que no puede sino ser vista como un esfuerzo sesgado, fruto quizá de una aversión visceral.

Este libro llegó a mis manos como los objetos que en los sueños nos acechan: sin que los busquemos, sin que los deseemos. Nunca hubiera tomado la iniciativa de leer, ni de escuchar, a Tenembaum, cuya voz y expresiones me resultan, más que incómodas, profundamente antipáticas. Sin embargo, al leer la crónica de Papic, me he sorprendido deseando haber sido yo quien la escribiera, como si él hubiera logrado articular lo que en mí sólo existía como una vaga intuición, aun incapaz de ser expresada.

–Jorge Lopez Airaghi

(Sobre «¡Chatazo (II)!», de Fernando Pedrosa, Julián Gadano y Marcelo Gioffré)

Interesante ida y vuelta entre los tres. Siento que, de haber sido el cuarto, habría opinado un poco como cada uno de ellos. Y también que, como cada uno de ellos, habría puesto –conscientemente o no– más de deseo que de análisis ascético. Al menos en cuanto a lo que refiere al futuro.

Sí, quisiera que a Milei le vaya bien en la transformación económica y nos deje algo parecido a un país occidental normal –sería un logro descomunal–, pero que políticamente derivemos en algo más clásicamenete liberal. Fortaleciendo instituciones y no personas. Es decir, que nos gobiernen con ideales que, uno cree, durante varias décadas representó el radicalismo, pero desde hace algunos lustros sólo representa el PRO.

El Ingeniero debería ser el arquitecto natural del proceso, pero a una habilidad política fenomenal –que a veces parece tener, y a veces…– debería adosarle una combinación de factores y tiempos que vuelven endiabladamente difícil lograrlo.

Milei no escrituró a los votantes a su nombre. Sólo representa un estado de ánimo de un tiempo histórico. Que en su momento será reemplazado por otro. Como siempre.

Patricia y Horacio, mal que nos pese, no resultaron ser los mejores herederos.

Quizás haya espacio y tiempo para que surja alguien que sintetice mejor aquel espíritu inicial de Cambiemos, porque parece difícil que Macri vaya a tener su segundo tiempo. Y que ese/esa alguien esté preparado cuando la sociedad baje un cambio y esté dispuesta a elegir de nuevo pollo o pasta.

Como sentenciara el célebre filósofo tucumano… yo tengo fe.

–Enzo Prestileo

(Sobre «La comunidad desorganizada», de Fernando Danza)

Están locos. El trabajo dignifica y hace crecer a las personas.

–Silvia Beatriz Tornimbeni

(Sobre «Un calendario de Boca mirando al Hudson», de Catalina Fisch Klein)

Igual apenas lloré con la nota de Catalina.

–Juan Seitún

(Sobre la entrevista a Andrés Malamud, de Hernán Iglesias Illa)

Bien Andrés con tus formas de explicar parte de la realidad. Pero es hora de ¡¡HAGAMOS ALGO, CARAJO!! No alcanzan los números ni en economía ni en sociología ni en política. Hacen falta verdaderos voceros y representantes para el mundo que hoy vivimos. Lo nuevo es difícil de contabilizar, porque todavía hay que crearlo.

Por ejemplo, ¿la mencionada provincia de Buenos Aires no merece repensarse desde la polis, el demos y el cratos, y no de lo que las cúpulas tramposas y las currocracias acostumbran? ¿Nuestros hijos y nietos nada van a recibir de la experiencia de sus mayores? ¿La scaloneta y los messis existen sólo en el fútbol? ¿”Movimiento” es una palabra gastada? ¿La gilada puede tomar conciencia y organizarse como nueva comunidad? ¿Hay miedo a la libertad y a la creatividad? ¿Acomodar un poco la economía y la seguridad no son buenos puntos de partida para apoyar? ¿Creativos y hacedores con currículum sumados a arrepentidos de la casta podrían organizar el nuevo juego complejo de otra política?

–Edmundo Lingo

Lamentablemente, Latinoamérica nunca ha estado más unida que ahora. Los escritores latinoamericanistas del boom estarían sorprendidos de que finalmente lo que nos une son los estilos de liderazgo y no tanto las relaciones comerciales o culturales.

Aparte de que me encantaría que Seúl se editara en versión de Costa Rica, pues me gustaría alguna vez escribir sobre el patriotismo que describe Hernán Iglesias Illa en su texto, pues Costa Rica entra a su año preelectoral en el 2025 con muchas oportunidades de empeorar.

Los felicito por el trabajo que hacen.

–Karina Salguero Moya

(Sobre «Un simpático desgraciado», de Leonardo D’Espósito; y «Resentimiento, guita y mala leche», de Eugenio Palopoli)

En el primero, se aclara perfectamente que la ficción es ficción, y concuerdo.

En el comentario de Relatos salvajes de hace unas semanas, se deja constancia de que la misma es kirchnerista, haciendo alusiones a cosas que ocurrieron antes de que Néstor asumiese (o sea, retroactivo). Porque no tratan de ponerse de acuerdo. Y si no, abiertamente digan: “Vamos a ir por todo contra Cristina, Máximo y todo lo que se le asemeje”. (Creo que el que comentó Relatos salvajes es el editor, ¿no?) Y así serán, o intentarán ser, tan totalitarios como aquellos.

Es interesante escuchar más de una voz. No lo es tanto ver que hay que defender con cualquier argumento todo.

Con cariño y para que haya variedad en las cartas de lectores. Creo que había dos de un señor Enzo.

–Marcelo Ladislao

(Sobre la entrevista a Jorge Bustamante, por Hernán Iglesias Illa)

Felicitaciones, Hernán. Extraordinaria entrevista. Te sigo desde que tu propagandista era Lucas Llach (de cuyo padre soy admirador y amigo).

Keep up the good job.

Abrazo.

–Carlos Chevallier Boutell

(Sobre la entrevista a Jorge Bustamante, por Hernán Iglesias Illa)

Los sigo hace un tiempo porque pertenezco al Movimiento Liberal Argentino. Valoro mucho lo que expresan como opinión. Vi y escuche una nota excelente a Jorge Bustamante, a quien conocí y frecuenté cuando trabajaba con Bernardo Neustadt y Mariano Grondona en Radio Mitre, Canal 9 y Canal 11.

Abrazo fuerte.

–Carlos Mollard

(Sobre «Un clóset, una boleta y un accidente», de Hernán Iglesias Illa)

Hola Hernán, ¿cómo estás?

Coincido en los tres temas.

Y agrego: en el caso de los programas nocturnos de TV, el vértigo nos lleva puestos. Cada noche, a partir de las 20 horas, ya sabemos más o menos lo que se verá en cada canal según la ideología o las preferencias políticas, y el poco tiempo que tendrá cada entrevistado, y la pérdida de tiempo efectiva de información y opinión en los célebres pases (lo mismo para los programas de radio).

Probablemente sea porque el tiempo de atención que presta el televidente sea muy breve con la cultura de la inmediatez (el huevo y la gallina: se mira poco porque los programas no “convencen”, o los programas no logran calidad porque “nadie” los mira).

En cuanto al veto sobre el gasto en jubilados, se les presenta a los opositores un relato muy fácil: “Les priva Milei a los jubilados de $13.000 por mes, menos que lo que costó el asado de Olivos por cabeza”. Pero se olvidan de multiplicar por los millones de jubilados. Además, algo de Perogrullo: si para pagar esta suma hay que volver a emitir y vuelve a acelerarse la inflación, entonces, ¿cuánto aumento más necesitarán los jubilados?

Cuando se consolidó en Argentina el proceso inflacionario, años ha, mi admirado José Larralde escribía la peripecia de un paisano: “Pa’ qué guardar patacones/ si el saco tiene un aujero/ yerba, tabaco y fideos/ la paga de un mes entero”.

Por otra parte, eso de “son apenas $13.000” me recuerda a cuando una familia no puede gastar en algo $100.000 anuales pero los quieren convencer diciéndoles que son, apenas, $270 por dia, apenas cinco caramelos.

¡¡¡Abrazo!!!

–Daniel Stoessel

(Sobre «El fuego de un asado»)

Redacción de Seúl,

Coincidencia plena en el enfoque de los temas.

El tipo de análisis de las cuestiones del momento, expresados tal como quisiéramos hacerlo quienes vemos la realidad sin anteojeras de ningún tipo.

Respecto al asado de Olivos, nuestro ferviente deseo es que se amalgame el Gobierno en esta cruzada que, forzosamente, deberá ser a todo o nada, perfecta y claramente planteada en la columna. Se deberá aclarar, explicar, convencer, para que el esfuerzo realizado vea un horizonte claro.

Nunca mejor que ahora, la frase alea iacta est.

¡¡¡Abrazo!!!

–Daniel Stoessel

(Sobre «El fuego de un asado»)

Estimados,

No hay un solo equipo que enfrenta el poder de la AFA. El otro es Talleres de Córdoba y es mucho más firme en su posición de enfrentamiento a la AFA.

Saludos,

–Marcelo Bertolino

(Sobre «El fuego de un asado»)

¡Buenas!

La referencia a Ásterix me hizo sonreir.

Gracias a Dios es viernes y existe su newsletter.

Buen fin de semana,

–Teresa Holmberg

(Sobre «El fuego de un asado»)

¡Muchas gracias por el envío!

1. Lousteau siempre puede caer un poco más bajo. Parecía imposible después del affaire con Juana Viale embarazada, pero se supera día a día.

2. El jefe de compras de Hezbollah probablemente no necesite usar zapatos nunca más.

¡Saludos!

–Horacio Moavro

(Sobre «El fuego de un asado»)

El comienzo del párrafo que consigna “Pese a todo, hay un club solitario que, sin enfrentarse abiertamente a la AFA…” alude, correctamente, a Estudiantes de La Plata. Pero, considerando que el tenor del comentario refiere al comportamiento mafioso del “Chiqui” Tapia y su pandilla, creo que hubiera sido mucho más atinado hacer referencia a que “Pese a todo, hay un club solitario que, enfrentándose abiertamente a la AFA…” (con los enormes riesgos –no sólo deportivos– que ello implica), y contar un poquito de la desigual pelea que Talleres de Córdoba y su presidente, Andrés Fassi, libran en solitario contra ese monstruo de la calle Viamonte.

Y si bien es cierto que “… los árbitros y el VAR parecen equivocarse seguido cuando juega el Pincha…”, los árbitros, el VAR y el tribunal de disciplina de la AFA(no) directamente le declararon la guerra a Talleres, que en los dos partidos siguientes al cuestionamiento a Tapia por parte de Fassi sufrieron una andanada brutal de cobros adversos, dentro y fuera de la cancha (incluyendo la insólita suspensión por… ¡4 fechas! de su DT por protestar).

Creo que pecaron de exceso de porteñocentrismo esta vez, muchachos (sí, La Plata está incluída en el porteñismo), porque lo que digo, un periodista deportivo, o cualquier futbolero de ley, lo sabe.

Igual no aflojen, que son los mejor que apareció en las últimas tres décadas.

Abrazo,

–Enzo Prestileo

(Sobre «El valor de hablar sin miedo», de Andrés I. Gómez)

Hola, estimados amigos de Seúl.

Leí con atención su comentario sobre la valentía de algunos empresarios jóvenes que se animan a alzar la voz y decir lo que piensan, a diferencia de las camadas anteriores (de las que la UIA sería un claro exponente) que callaban y agachaban la cabeza frente al poder.

Esto es cierto, pero en mi opinión también lo es que las empresas de Migoya, Barbieri y Galperín son globales y digitales y están mucho más blindadas que las compañías “físicas” con activos en el país frente a eventuales represalias del poder. Sus estructuras de ingresos y costos son diferentes, no dependen crucialmente de sus negocios en la Argentina y pueden migrar fácilmente entre países.

Esto hace que el riesgo de represalias desde un gobierno autoritario hacia este tipo de negocios sea mucho menor, como lo demuestra el caso de Mercado Libre. Por el contrario, las regulaciones arbitrarias del Estado han hecho quebrar (o prosperar) a muchas compañías con fuertes activos en el país en el pasado.

Por lo tanto, yo sería más cuidadoso a la hora de juzgar y comparar situaciones y conductas que responden a contextos diferentes.

Un cordial saludo,

–Rodolfo Roballos

(Sobre «El valor de hablar sin miedo», de Andrés I. Gómez)

A raíz de los comentarios de ayer del Papa Francisco, la nota de Andrés cae en el momento justo.

Hay que tomar posición pública y explicarle con valentía a Su Santidad lo que pasa en Argentina y, sobre todo, que no saldremos adelante con las ideas de Grabois.

Excelente comentario. ¡Es por ahí!

¡¡¡Abrazo!!!

–Daniel Stoessel

(Sobre «El valor de hablar sin miedo», de Andrés I. Gómez)

Participación, transparencia y solidaridad. En estas tres palabras se define nuestro futuro. Las pronunciaba Binner, a mi juicio un político de los grandes. Hay miedo por abajo y por arriba.

La gilada ha sido reventada y la responsabilidad mayor fue de la política, que no responde con más democracia. Cúpulas tramposas y currocracias nos dominan y no somos libres. Todavía la política es otra forma de la guerra que nos destruye. El ruego es: ¡hagamos algo, carajo!

–Edmundo Lingo

(Sobre «Las redes somos todos», de Gustavo Noriega)

Me pareció excelente. Muchas personas, pero sobre todo muchos periodistas, necesitan “un baño de humildad”.

Tal vez su arrogancia se deba a su contacto permanente con la cámara, el micrófono o la publicación escrita, que los hace vivir un una realidad paralela, parcial, hecha a la medida de una ideología que ha sido superada por las personas comunes.

Estamos viviendo en Argentina un momento muy especial, que implica un compromiso honesto para recuperar los valores perdidos.

Felicitaciones a Noriega por su nota, muy esclarecedora.

–Ana Maria Serra

(Sobre «Bibi no se va», de Yaacov Lipszyc)

Me pareció saludable que hayan incluido un artículo que agregue contexto a la situación interna en Israel a través del debut de Yaacov Lipszyc. Desde la diáspora, las prioridades lamentablemente son otras y de eso no se habla, pero ya en mi viaje pasado, un mes antes del 7 de octubre, enojado por el intento de golpe judicial de Netanyahu, me fui a ver “qué onda” la marcha en contra suyo en Tel Aviv. Cuando le conté a mi tía que había quedado sorprendido de la cantidad de gente que vi, me dijo que eran de izquierda. Lo cual me pareció rarísimo, porque si bien no encontré mucha gente religiosa en la marcha (creo que no vi una sola kipáh en el mar de gente) ni árabe ni gente con “pinta de laburante”, tanta “gente de izquierda” me parecía raro.

En lo personal, fui a esa marcha en contra del tipo que pasó de concretar los Acuerdos de Abraham y estrechar los lazos con los Emiratos Árabes Unidos y Marruecos (creando una diagonal crítica para salir del estancamiento de alianzas y broncas geopolíticas que conectan las aspiraciones colonialistas de la República Islámica Iraní con “la causa” palestina) a tratar de hackear al poder judicial “de izquierda” (muy bien re-caracterizada por Lipszyc). Todo súper populista, como bien se explica en el artículo. Ahora bien, va un aporte crítico: hay que aclarar que Netanyahu, después de agotar cada alianza política del pasado, terminó habilitando el desembarco en el poder de tipos marginales, impresentables, exconvictos o burros como Smotrich o Ben Gvir. Sujetos que me permitieron escuchar por primera vez a votantes históricos de Netanyahu decir que ya basta.

Desde ya, a punto de cumplirse un año con más de 100 rehenes en los túneles de Hamás en Gaza (sin saber cuántos vivos o muertos) el trade-off de fondo que sigue sin blanquearse en voz alta es a cuántos rehenes del futuro equivalen los del presente, porque nadie tiene estómago para decirlo en estos términos, por eso se apela a los que murieron hasta acá combatiendo a Hamás para no negociar con terroristas, para que esas muertes no hayan sido en vano. Pero en el fondo no parece haber nadie en condiciones de decir abiertamente (más aún frente a los familiares de quienes reclaman un acuerdo) que el 7 de octubre puede volver a pasar si Hamás sobrevive, y que liberarles combatientes (o civiles que guardaban secuestrados o armamento en sus casas) a cambio de rehenes es una forma de contribuir directamente a que suceda.

Creo que en ese silencio mayoritario a favor de destruir a Hamás (y ahora, con la suerte echada, a Hezbollah) está la clave de lo que no es un apoyo directo a Netanyahu pero sí a su rumbo militar. Por supuesto, él lo sabe mejor que nadie; quienes lo detestan, también. Por eso le exigen acuerdos de liberación, que entre otras cosas entrega la llave del contrabando de armas desde Egipto o le piden planes para el día después de la guerra en Gaza. Pero ninguno exige planes para Israel después de la guerra, por las dudas que la respuesta siga siendo más Bibi.

–Ezequiel Baum

(Sobre «Las redes somos todos», de Gustavo Noriega)

Qué buena nota la de Noriega sobre las redes. Sentido común y sin grandilocuencia. Suelo pensar que tantos temas y posturas se deben simplemente al exceso de ego. Me pone contenta que el autor se refiere a eso con otras palabras, reclamando humildad.

–Sofia Zanelli

(Sobre «¿Para qué fingir?», de Diego Papic)

Está muy bien lo de Charly que decís, pero yo le daría un poco más de aire. El de La hija de la lágrima fue muy provocador para algunos oídos (contemporáneo a los vuelos de Verbitsky y el militar Tilingo: ya leyéndose a sí mismo como alguien que apenas traducía los diarios a una canción como en «Los dinosaurios»; «Rock and roll yo» y al señor al que le secuestraron el hijo del que no me acuerdo el nombre lo dejo para el que lo quiera analizar).

Camino a la autodestrucción pero nunca fetichizando su propio embrutecimiento, como se había hecho moda en los ’90 y fue hegemónico después. Sale Say No More. Sería bueno pensar contextos. En pleno auge de Los Piojos y esas cosas salieron críticas en los diarios que hablaban de música concreta (¿?). Sí, todo esto es muy complicado de escuchar, pero no creo que Filosofía… sea su último disco bueno. En todo caso, con esos parámetros, Piano Bar. La crítica es la crítica. Pero para mi Charly se acabó el día que Boudou festejaba percusionando su interprtación de «Los dinosaurios» en la Plaza de Mayo o algo así.

–Diego González Argüello

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